M. Priede
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P. Mientras tú hacías todo esto (años 2016, 2017) había varias campañas diciendo que las mujeres lo tenían mucho más difícil para publicar. Se hablaba de que, en términos generales, publican muchos más hombres que mujeres.
R. No es ningún secreto que hoy ser autora te beneficia, que los autores lo tenemos más crudo. Esto lo tengo hablado yo, ahora que he conocido a más gente del ramo, con agentes y con editoras y con una autora multipremiada que publica en un sello de primer orden y que es muy amiga mía. Todo el mundo lo sabe, nadie va a decirlo en voz alta. Y entiendo que es comprensible y hasta cierto punto justo que se les dé más cancha a ellas, puesto que hay más lectoras que lectores, y esto es lo que se lleva ahora, y tal y tal. No tengo ninguna queja al respecto, como tampoco la tengo, por ejemplo, en que siga de moda la novela de color, que personalmente es un género que aborrezco. Son corrientes contra las que no tiene el menor sentido luchar. Lo que no me parece de recibo es que este panorama venga encima acompañado de victimismo por parte de ciertos sectores del feminismo. Ahí ya no, no jodamos.
P. Según los parámetros identitarios, tú eres un señoro mayor, por lo que debieran ser todo privilegios. Más bien parece que sois una minoría marginada, al menos en el mundillo literario.
R. Créeme que me siento sucio con solo acercarme a estas pamplinas entre hombres y mujeres de las que todo el mundo habla como si no hubiera otro tema. Mi única razón para salir del armario es, insisto, advertir a los señoros fracasadetes como yo de que cómo seguir enviando manuscritos con su firma equivale a tirarlos a la papelera. De hecho, propongo que nos hagamos pasar todos por chavalillas hasta que no haya un solo manuscrito con rúbrica masculina en ninguna editorial de España. Que se evalúe a partir de ahí. ¿No sería esa la vía más directa a la tan cacareada igualdad?
[Y además algo que yo creo que también es grave y que no se le presta atención: la gente ya atiende más al autor, y si le cae bien o mal, que a lo que escribe. No es capaz de separar autor, obra, personajes. O molas o no molas. Puede que el apellido del alias, Mola, Carmen Mola, lleve más ironía de lo que parece
Buena entrevista de Juan Soto Ivars]
La otra Carmen Mola: "Tuve que hacerme pasar por mujer para que me publicaran"
Cansado de enviar manuscritos y que no le hicieran caso, Sergi Puertas cambió su nombre y su foto por el de una chica joven y tuvo respuesta inmediata
El escritor Sergi Puertas.
Por
Juan Soto Ivars
19/10/2021 - 12:11 Actualizado: 19/10/2021 - 12:53
Al concederse el Premio Planeta y conocerse la identidad de Carmen Mola (resultaron ser tres hombres), una mayoría de lectores abrieron los ojos con asombro, un pequeño pero ruidoso grupo enfureció por la supuesta usurpación del territorio a las mujeres y un tercer grupo se carcajeó a gusto con la astracanada. Sin embargo, unos pocos empezamos a reírnos fuerte, muy fuerte, y no podíamos parar, solo que por motivos diferentes a los del tercer grupo. Resulta que conocíamos una historia similar. Incluso más fuerte.
Una historia que no teníamos permiso para contar, con amenaza de denuncias, hasta hoy, momento en que su protagonista se anima a compartirla con los lectores de El Confidencial. Es la historia de cómo un tal Sergi Puertas, tras muchos años de encontrarse con el silencio como toda respuesta de las editoriales cuando enviaba sus novelas, inventó a su propia Carmen Mola y obtuvo un éxito instantáneo. Acabó publicado un libro de cuentos en Impedimenta, una de las mejores editoriales de este país. Esta es la historia tras las bambalinas de 'Estabulario', un libro que no hubiera visto la luz si, como explica su autor, no se hubiera hecho pasar por mujer.
'Estabulario', de Sergi Puertas.
PREGUNTA. A ti lo de Carmen Mola te habrá hecho más gracia que al resto de escritores.
RESPUESTA. Me ha parecido simpático que saliera a la luz, aunque no tanto que los autores nos vengan ahora con que se escondían tras un nombre, y no tras una mujer. Casi todos los profesionales del mundillo con los que he conversado al respecto certifican 'off the record' lo que es un secreto a voces: que hoy día se da preferencia a las autoras.
P. Tu caso vendría a probarlo. Recapitulemos un poco. ¿Quién era Sergi Puertas antes de tener una idea para mover un libro de cuentos de forma, digamos, "tras*exual"?
R. Un señor que rondaba ya los 50 y que, a lo largo de los últimos 10 años, llevaba tres novelas enviadas a multitud de editoriales sin que nadie le respondiera jamás. Para entonces tenía ya bastante obra publicada, pero luego ya me fueron contando que, si no has tenido éxito, eso juega en tu contra. Es bien sabido que los libros de cuentos tienen poca aceptación en el mundo editorial, así que cuando terminé el mío me planteé colgar el PDF en algún lado y a tomar viento. Entonces llegó esta idea de vete a saber dónde y me dije: de perdidos al río, vamos a probar.
"Casi todos los profesionales del mundillo certifican 'off the record' lo que es un secreto a voces: que hoy día se da preferencia a las autoras"
P. Es decir, habías publicado un montón de libros, sin éxito, y de pronto llegó el invierno: ¿demasiado desconocido para publicar tan mayor?
R. La editora de un grupo tocho vino a decirme que hoy día en el ramo cuentan con una aplicación en la que teclean tu nombre y ven inmediatamente cuánto has vendido. Si las cifras no te acompañan, muy probablemente ni siquiera se molesten en echar un vistazo a tu manuscrito. De hecho, Enrique Redel, mi editor en Impedimenta, me pidió explícitamente que no figuraran en la solapa de 'Estabulario' ni mis cuatro novelas publicadas ni mis demás libros. Me pareció y me sigue pareciendo bien, pero ese viene a ser el panorama.
P. ¿Cuál fue esa idea?
R. Dejar de ser Sergi Puertas. Me miré desde el otro lado del cable y no me gustó lo que vi. Vi a un señor fracasado y entrado en años que cada tanto manda una novela nueva, una interferencia en tu buzón, un adhesivo que no te quitas ni con rasqueta. Por demencial que pueda sonar, empecé a tener la impresión de que lo más disuasorio de mis manuscritos era que los firmaba yo.
Sergi Puertas.
P. ¿Cómo era intentarlo con esos tres libros inéditos hasta que tuviste la gran idea? ¿Qué es lo que hacías para intentar publicar?
R. Todas las editoriales con las que había ido publicando habían quebrado, y por aquel entonces no conocía a absolutamente a nadie del ramo, así que lo único que tenía era un listado de nombres y direcciones de 'email' que había ido recopilando año a año desde los directorios de internet. Personalizaba un mínimo los mensajes y chutaba mi manuscrito casi indiscriminadamente, en la más pura línea 'spam'. El silencio era tan absoluto que no me parecía ni medio normal. ¿Tan malo es lo que mando? ¿En serio?
P. Así que probaste a mandar textos no como Sergi Puertas, autor fracasado de casi 50 años, sino como... otra persona.
R. Me imaginé mi propia reacción como lector frente al libro que acababa de terminar, que era muy 'punk', muy oscuro, muy despiadado. ¿Y si lo hubiera escrito una chavalilla? Ganaba, ya lo creo que ganaba. Pretender otra cosa es no entender cómo funcionamos las personas, cómo funcionan nuestras percepciones, cómo funciona el mundo.
P. Así que te pusiste a la tarea. ¿Cómo fue crear a la escritora que te sacó de las alcantarillas?
R. Muy poco maquiavélico y bastante chapucero. Me limité a rescatar de internet una foto 'random' de una chiquilla de 25 años y a crear una cuenta de Facebook y otra de Gmail, todo en el mismo día. Al rato ya estaba tirando de mi directorio de contactos y chutando mi manuscrito indiscriminadamente como siempre he hecho. Es un trámite doloroso, así que siempre lo despacho de un tirón. Para mi sorpresa, el silencio había tocado a su fin. Empecé a recibir respuestas muy pero que muy receptivas casi en tiempo real.
"Me limité a rescatar de internet una foto 'random' de una chiquilla de 25 años y a crear una cuenta de Facebook y otra de Gmail, todo en el mismo día"
P. Bueno, hora de destaparse: ¿quién es la chica que envió 'Estabulario' y logró que Sergi Puertas, ignorado habitualmente, lo petara?
R. No es ningún secreto que hoy ser autora te beneficia, que los autores lo tenemos más crudo. Esto lo tengo hablado yo, ahora que he conocido a más gente del ramo, con agentes y con editoras y con una autora multipremiada que publica en un sello de primer orden y que es muy amiga mía. Todo el mundo lo sabe, nadie va a decirlo en voz alta. Y entiendo que es comprensible y hasta cierto punto justo que se les dé más cancha a ellas, puesto que hay más lectoras que lectores, y esto es lo que se lleva ahora, y tal y tal. No tengo ninguna queja al respecto, como tampoco la tengo, por ejemplo, en que siga de moda la novela de color, que personalmente es un género que aborrezco. Son corrientes contra las que no tiene el menor sentido luchar. Lo que no me parece de recibo es que este panorama venga encima acompañado de victimismo por parte de ciertos sectores del feminismo. Ahí ya no, no jodamos.
P. Según los parámetros identitarios, tú eres un señoro mayor, por lo que debieran ser todo privilegios. Más bien parece que sois una minoría marginada, al menos en el mundillo literario.
R. Créeme que me siento sucio con solo acercarme a estas pamplinas entre hombres y mujeres de las que todo el mundo habla como si no hubiera otro tema. Mi única razón para salir del armario es, insisto, advertir a los señoros fracasadetes como yo de que cómo seguir enviando manuscritos con su firma equivale a tirarlos a la papelera. De hecho, propongo que nos hagamos pasar todos por chavalillas hasta que no haya un solo manuscrito con rúbrica masculina en ninguna editorial de España. Que se evalúe a partir de ahí. ¿No sería esa la vía más directa a la tan cacareada igualdad?
[Y además algo que yo creo que también es grave y que no se le presta atención: la gente ya atiende más al autor, y si le cae bien o mal, que a lo que escribe. No es capaz de separar autor, obra, personajes. O molas o no molas. Puede que el apellido del alias, Mola, Carmen Mola, lleve más ironía de lo que parece
Buena entrevista de Juan Soto Ivars]
La otra Carmen Mola: "Tuve que hacerme pasar por mujer para que me publicaran"
Cansado de enviar manuscritos y que no le hicieran caso, Sergi Puertas cambió su nombre y su foto por el de una chica joven y tuvo respuesta inmediata
Por
Juan Soto Ivars
19/10/2021 - 12:11 Actualizado: 19/10/2021 - 12:53
Al concederse el Premio Planeta y conocerse la identidad de Carmen Mola (resultaron ser tres hombres), una mayoría de lectores abrieron los ojos con asombro, un pequeño pero ruidoso grupo enfureció por la supuesta usurpación del territorio a las mujeres y un tercer grupo se carcajeó a gusto con la astracanada. Sin embargo, unos pocos empezamos a reírnos fuerte, muy fuerte, y no podíamos parar, solo que por motivos diferentes a los del tercer grupo. Resulta que conocíamos una historia similar. Incluso más fuerte.
Una historia que no teníamos permiso para contar, con amenaza de denuncias, hasta hoy, momento en que su protagonista se anima a compartirla con los lectores de El Confidencial. Es la historia de cómo un tal Sergi Puertas, tras muchos años de encontrarse con el silencio como toda respuesta de las editoriales cuando enviaba sus novelas, inventó a su propia Carmen Mola y obtuvo un éxito instantáneo. Acabó publicado un libro de cuentos en Impedimenta, una de las mejores editoriales de este país. Esta es la historia tras las bambalinas de 'Estabulario', un libro que no hubiera visto la luz si, como explica su autor, no se hubiera hecho pasar por mujer.
'Estabulario', de Sergi Puertas.
PREGUNTA. A ti lo de Carmen Mola te habrá hecho más gracia que al resto de escritores.
RESPUESTA. Me ha parecido simpático que saliera a la luz, aunque no tanto que los autores nos vengan ahora con que se escondían tras un nombre, y no tras una mujer. Casi todos los profesionales del mundillo con los que he conversado al respecto certifican 'off the record' lo que es un secreto a voces: que hoy día se da preferencia a las autoras.
P. Tu caso vendría a probarlo. Recapitulemos un poco. ¿Quién era Sergi Puertas antes de tener una idea para mover un libro de cuentos de forma, digamos, "tras*exual"?
R. Un señor que rondaba ya los 50 y que, a lo largo de los últimos 10 años, llevaba tres novelas enviadas a multitud de editoriales sin que nadie le respondiera jamás. Para entonces tenía ya bastante obra publicada, pero luego ya me fueron contando que, si no has tenido éxito, eso juega en tu contra. Es bien sabido que los libros de cuentos tienen poca aceptación en el mundo editorial, así que cuando terminé el mío me planteé colgar el PDF en algún lado y a tomar viento. Entonces llegó esta idea de vete a saber dónde y me dije: de perdidos al río, vamos a probar.
"Casi todos los profesionales del mundillo certifican 'off the record' lo que es un secreto a voces: que hoy día se da preferencia a las autoras"
P. Es decir, habías publicado un montón de libros, sin éxito, y de pronto llegó el invierno: ¿demasiado desconocido para publicar tan mayor?
R. La editora de un grupo tocho vino a decirme que hoy día en el ramo cuentan con una aplicación en la que teclean tu nombre y ven inmediatamente cuánto has vendido. Si las cifras no te acompañan, muy probablemente ni siquiera se molesten en echar un vistazo a tu manuscrito. De hecho, Enrique Redel, mi editor en Impedimenta, me pidió explícitamente que no figuraran en la solapa de 'Estabulario' ni mis cuatro novelas publicadas ni mis demás libros. Me pareció y me sigue pareciendo bien, pero ese viene a ser el panorama.
P. ¿Cuál fue esa idea?
R. Dejar de ser Sergi Puertas. Me miré desde el otro lado del cable y no me gustó lo que vi. Vi a un señor fracasado y entrado en años que cada tanto manda una novela nueva, una interferencia en tu buzón, un adhesivo que no te quitas ni con rasqueta. Por demencial que pueda sonar, empecé a tener la impresión de que lo más disuasorio de mis manuscritos era que los firmaba yo.
Sergi Puertas.
P. ¿Cómo era intentarlo con esos tres libros inéditos hasta que tuviste la gran idea? ¿Qué es lo que hacías para intentar publicar?
R. Todas las editoriales con las que había ido publicando habían quebrado, y por aquel entonces no conocía a absolutamente a nadie del ramo, así que lo único que tenía era un listado de nombres y direcciones de 'email' que había ido recopilando año a año desde los directorios de internet. Personalizaba un mínimo los mensajes y chutaba mi manuscrito casi indiscriminadamente, en la más pura línea 'spam'. El silencio era tan absoluto que no me parecía ni medio normal. ¿Tan malo es lo que mando? ¿En serio?
P. Así que probaste a mandar textos no como Sergi Puertas, autor fracasado de casi 50 años, sino como... otra persona.
R. Me imaginé mi propia reacción como lector frente al libro que acababa de terminar, que era muy 'punk', muy oscuro, muy despiadado. ¿Y si lo hubiera escrito una chavalilla? Ganaba, ya lo creo que ganaba. Pretender otra cosa es no entender cómo funcionamos las personas, cómo funcionan nuestras percepciones, cómo funciona el mundo.
P. Así que te pusiste a la tarea. ¿Cómo fue crear a la escritora que te sacó de las alcantarillas?
R. Muy poco maquiavélico y bastante chapucero. Me limité a rescatar de internet una foto 'random' de una chiquilla de 25 años y a crear una cuenta de Facebook y otra de Gmail, todo en el mismo día. Al rato ya estaba tirando de mi directorio de contactos y chutando mi manuscrito indiscriminadamente como siempre he hecho. Es un trámite doloroso, así que siempre lo despacho de un tirón. Para mi sorpresa, el silencio había tocado a su fin. Empecé a recibir respuestas muy pero que muy receptivas casi en tiempo real.
"Me limité a rescatar de internet una foto 'random' de una chiquilla de 25 años y a crear una cuenta de Facebook y otra de Gmail, todo en el mismo día"
P. Bueno, hora de destaparse: ¿quién es la chica que envió 'Estabulario' y logró que Sergi Puertas, ignorado habitualmente, lo petara?