Antonio Blackgooines
Si te pones la 33ª dosis ayudas a Ucoñia
La verdadera partida de este asunto ocurrió en un día en el 485 A.C. la cual esta narrativa tratará en su sexto capítulo. En ese día, la pequeña tribu Palestina de Judah (antes repudiada por los Israelitas) desarrolló un credo racial, cuyo efecto disociador en los asuntos humanos subsecuentes, puede haber excedido los explosivos o las epidemias. Éste fue el día en el cual la teoría de la raza de los amos fue fijada en "La Ley."
En ese momento, Judah era una pequeña tribu entre los pueblos súbditos del rey Persa, y lo que hoy es conocido como "Occidente" ni siquiera podía imaginarse. Ahora, la era cristiana tiene casi dos mil años y la "Civilización Occidental" que se desarrolló de ella, está amenazada con la desintegración.
El credo nacido en Judah hace 2,500 años, en la opinión del autor, ha provocado principalmente esto. El proceso, de la causa original hasta el presente efecto, puede remontarse claramente porque el período es, en lo principal, uno de historia comprobable.
El credo que una secta fanática produjo ese día, ha mostrado un gran poder sobre las mentes de los hombres, a lo largo de estos veinticinco siglos; dado su logro destructivo. Por qué tuvo que nacer en ese momento particular, o alguna vez, es algo que nadie puede explicar.
Esto está entre los más grandes misterios de nuestro mundo, a menos que la teoría que cada acción produce una reacción igual y opuesta sea válida en el área del pensamiento religioso; para que el impulso, que en ese momento remoto propusieron muchos hombres buscando un Dios universal de amor, provocara esta feroz contra-idea de una deidad exclusiva y vengativa.
El Judah-ismo era retrógrado incluso en el 458 AC, cuando los hombres en el mundo conocido estaban comenzando a sacar sus ojos de los ídolos y dioses tribales, y buscar a un Dios de todos los hombres, un Dios de justicia y de amistad.
Confucio y Buda ya habían apuntado en esa dirección y la idea de único-Dios era conocida entre los pueblos vecinos de Judah. Hoy a menudo se hace la afirmación que los hombres religiosos, cristianos, fiel a la religión del amores, u otros, deben tener respeto por el Judaísmo, cualquiera sean sus errores, sobre una base indiscutible: fue la primera religión universal, por lo que en cierto sentido, todas las religiones universales descienden de él. A cada niño judío se le enseña esto.
En la verdad, la idea de un Dios único, de todos los hombres, fue conocida largo tiempo antes que la tribu de Judah siquiera tomara forma, y el Judaísmo fue sobre todo, el rechazo de esta idea. El Libro de los Muertos egipcio (cuyos manuscritos fueron encontrados en las tumbas de los Reyes de 2.600 años AC, más de dos mil años antes que la "Ley" Judaica fuese completada) contiene el pasaje: "Tu eres el único, el Dios del mismo principio del tiempo, el heredero de la inmortalidad,
formado por ti mismo y nacido de ti mismo; tu creaste la tierra y el hombre". Recíprocamente, las Escrituras producidas en Judah por los Levitas preguntaban, "¿Quién es como tú, O, Señor, entre los Dioses?” (Exodus).
La secta que se anexó y dominó la tribu de Judah tomó este creciente concepto de un-Dios de todos-los-pueblos y lo incluyó en sus Escrituras sólo para destruirlo, y diseñar el credo basado en su rechazo. Es negado sutilmente, pero con desdén, y como el credo está basado en la teoría de la Raza-Amos, esta negación es necesaria e inevitable. Una Raza-Amos, si debe haber alguna, debería en sí misma ser Dios.
El credo, al cual se le dio fuerza de ley cotidiana en Judah en el 458 AC, era entonces y lo es todavía, única en el mundo. Descansaba en la aserción, atribuida a la deidad tribal (Jehová), que "los Israelitas" (de hecho, los Judahítas) eran su "pueblo elegido" los cuales, si ellos seguían todos sus "estatutos y juicios", serían puestos sobre todos los otros pueblos y se establecerían en una "tierra prometida".
Fuera de esta teoría, tanto si fue por la providencia o imprevista necesidad, crecieron las teorías pendientes de "cautividad" y "destrucción". Si Jehová fuese adorado, tal como lo ordenó, en un cierto lugar, en una tierra especificada, todos sus adoradores tenían que vivir allí.
Obviamente todos ellos no podrían vivir allí, pero si ellos vivieran en otra parte, si por fuerza mayor o por propia decisión, automáticamente se tras*formaban en "cautivos" de "extraños" a quienes ellos tenían que "sacar de raíz" automáticamente, "derribarlos" y "destruirlos". Dado este básico principio del credo, daba lo mismo si los "aprehensores" eran conquistadores o anfitriones amistosos; su suerte ordenada era su destrucción o la esclavitud.
Antes de que ellos fueran destruidos o esclavizados, durante un tiempo fueron los "captores" de los Judahítas, no en su propio derecho, sino porque los Judahítas, habían fallado en la "observancia", y era el castigo merecido.
De esta manera, Jehová se reveló como el único-Dios de todos-los-pueblos: aunque él "reconocía" sólo al "pueblo escogido", y emplearía a los paganos para castigarles por sus "tras*gresiones", antes de administrar la destrucción preordenada de estos irreligiosos.
Los Judahítas tenían esta herencia impuesta sobre ellos. Ni siquiera eran suyas, ya que el "pacto", de acuerdo a estas Escrituras, había sido hecho entre Jehová y "los hijos de Israel", y en el 458 AC los israelitas, despreciando a los Judahitas non- Israelitas, ya habían sido largo tiempo atrás absorbidos por otra humanidad, tomando con ellos la visión de un Dios universal, de amor por todos los hombres.
Los Israelitas, según toda la evidencia, nunca conocieron este credo racial que llegó a ser conocido a través de los siglos como la religión judía, o Judaísmo. Se mantuvo, durante todo el tiempo, como el producto de Judah de los Levitas.
Lo que pasó antes del 458 AC es mayormente doctrina, leyenda y mitología, distinto del período a seguir, donde están los eventos principales por los cuales son conocidos. Antes del 458 AC por ejemplo, existían fundamentalmente, sólo "tradiciones orales"; el período documental comienza en los dos siglos que llevan al 458 AC, cuando Judah fue repudiada por los Israelitas.
En esta fase, cuando la tradición verbal se tras*formó en la Escritura, ocurrió la perversión. Las palabras que sobreviven de los primeros israelitas muestran que su tradición era de amplia amistad con los vecinos bajo un mismo Dios universal. Esto fue cambiado en lo
contrario, por los sacerdotes itinerantes, que segregaron a los Judahítas y establecieron el culto de Jehová como el dios del racismo, del repruebo y la venganza.
En ese momento, Judah era una pequeña tribu entre los pueblos súbditos del rey Persa, y lo que hoy es conocido como "Occidente" ni siquiera podía imaginarse. Ahora, la era cristiana tiene casi dos mil años y la "Civilización Occidental" que se desarrolló de ella, está amenazada con la desintegración.
El credo nacido en Judah hace 2,500 años, en la opinión del autor, ha provocado principalmente esto. El proceso, de la causa original hasta el presente efecto, puede remontarse claramente porque el período es, en lo principal, uno de historia comprobable.
El credo que una secta fanática produjo ese día, ha mostrado un gran poder sobre las mentes de los hombres, a lo largo de estos veinticinco siglos; dado su logro destructivo. Por qué tuvo que nacer en ese momento particular, o alguna vez, es algo que nadie puede explicar.
Esto está entre los más grandes misterios de nuestro mundo, a menos que la teoría que cada acción produce una reacción igual y opuesta sea válida en el área del pensamiento religioso; para que el impulso, que en ese momento remoto propusieron muchos hombres buscando un Dios universal de amor, provocara esta feroz contra-idea de una deidad exclusiva y vengativa.
El Judah-ismo era retrógrado incluso en el 458 AC, cuando los hombres en el mundo conocido estaban comenzando a sacar sus ojos de los ídolos y dioses tribales, y buscar a un Dios de todos los hombres, un Dios de justicia y de amistad.
Confucio y Buda ya habían apuntado en esa dirección y la idea de único-Dios era conocida entre los pueblos vecinos de Judah. Hoy a menudo se hace la afirmación que los hombres religiosos, cristianos, fiel a la religión del amores, u otros, deben tener respeto por el Judaísmo, cualquiera sean sus errores, sobre una base indiscutible: fue la primera religión universal, por lo que en cierto sentido, todas las religiones universales descienden de él. A cada niño judío se le enseña esto.
En la verdad, la idea de un Dios único, de todos los hombres, fue conocida largo tiempo antes que la tribu de Judah siquiera tomara forma, y el Judaísmo fue sobre todo, el rechazo de esta idea. El Libro de los Muertos egipcio (cuyos manuscritos fueron encontrados en las tumbas de los Reyes de 2.600 años AC, más de dos mil años antes que la "Ley" Judaica fuese completada) contiene el pasaje: "Tu eres el único, el Dios del mismo principio del tiempo, el heredero de la inmortalidad,
formado por ti mismo y nacido de ti mismo; tu creaste la tierra y el hombre". Recíprocamente, las Escrituras producidas en Judah por los Levitas preguntaban, "¿Quién es como tú, O, Señor, entre los Dioses?” (Exodus).
La secta que se anexó y dominó la tribu de Judah tomó este creciente concepto de un-Dios de todos-los-pueblos y lo incluyó en sus Escrituras sólo para destruirlo, y diseñar el credo basado en su rechazo. Es negado sutilmente, pero con desdén, y como el credo está basado en la teoría de la Raza-Amos, esta negación es necesaria e inevitable. Una Raza-Amos, si debe haber alguna, debería en sí misma ser Dios.
El credo, al cual se le dio fuerza de ley cotidiana en Judah en el 458 AC, era entonces y lo es todavía, única en el mundo. Descansaba en la aserción, atribuida a la deidad tribal (Jehová), que "los Israelitas" (de hecho, los Judahítas) eran su "pueblo elegido" los cuales, si ellos seguían todos sus "estatutos y juicios", serían puestos sobre todos los otros pueblos y se establecerían en una "tierra prometida".
Fuera de esta teoría, tanto si fue por la providencia o imprevista necesidad, crecieron las teorías pendientes de "cautividad" y "destrucción". Si Jehová fuese adorado, tal como lo ordenó, en un cierto lugar, en una tierra especificada, todos sus adoradores tenían que vivir allí.
Obviamente todos ellos no podrían vivir allí, pero si ellos vivieran en otra parte, si por fuerza mayor o por propia decisión, automáticamente se tras*formaban en "cautivos" de "extraños" a quienes ellos tenían que "sacar de raíz" automáticamente, "derribarlos" y "destruirlos". Dado este básico principio del credo, daba lo mismo si los "aprehensores" eran conquistadores o anfitriones amistosos; su suerte ordenada era su destrucción o la esclavitud.
Antes de que ellos fueran destruidos o esclavizados, durante un tiempo fueron los "captores" de los Judahítas, no en su propio derecho, sino porque los Judahítas, habían fallado en la "observancia", y era el castigo merecido.
De esta manera, Jehová se reveló como el único-Dios de todos-los-pueblos: aunque él "reconocía" sólo al "pueblo escogido", y emplearía a los paganos para castigarles por sus "tras*gresiones", antes de administrar la destrucción preordenada de estos irreligiosos.
Los Judahítas tenían esta herencia impuesta sobre ellos. Ni siquiera eran suyas, ya que el "pacto", de acuerdo a estas Escrituras, había sido hecho entre Jehová y "los hijos de Israel", y en el 458 AC los israelitas, despreciando a los Judahitas non- Israelitas, ya habían sido largo tiempo atrás absorbidos por otra humanidad, tomando con ellos la visión de un Dios universal, de amor por todos los hombres.
Los Israelitas, según toda la evidencia, nunca conocieron este credo racial que llegó a ser conocido a través de los siglos como la religión judía, o Judaísmo. Se mantuvo, durante todo el tiempo, como el producto de Judah de los Levitas.
Lo que pasó antes del 458 AC es mayormente doctrina, leyenda y mitología, distinto del período a seguir, donde están los eventos principales por los cuales son conocidos. Antes del 458 AC por ejemplo, existían fundamentalmente, sólo "tradiciones orales"; el período documental comienza en los dos siglos que llevan al 458 AC, cuando Judah fue repudiada por los Israelitas.
En esta fase, cuando la tradición verbal se tras*formó en la Escritura, ocurrió la perversión. Las palabras que sobreviven de los primeros israelitas muestran que su tradición era de amplia amistad con los vecinos bajo un mismo Dios universal. Esto fue cambiado en lo
contrario, por los sacerdotes itinerantes, que segregaron a los Judahítas y establecieron el culto de Jehová como el dios del racismo, del repruebo y la venganza.