El Pionero
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El debate revisionista sobre el sexismo en las obras artísticas está a la orden del día, y esta semana le ha tocado el turno a J. R. R. Tolkien, el creador de la saga de «El Señor de los Anillos», que ha sido objeto de debate encendido en Twitter después de que una columnista colombiana volviera a ver las películas dirigidas por Peter Jackson sobre este mundo de fantasía.
«Me dio por volver a ver las pelis del Señor de los Anillos y no pude con la sobredosis de testosterona. El 90% de los personajes son hombres blancos y las mujeres sólo aparecen cuando el héroe está en peligro para susurrarle en el oído: ¡tú puedes!», fue la primera crítica que María A. García de la Torre, columnista del diario «El Tiempo».
«El porcentaje de diálogos y de tiempo en escena que tienen hombres y mujeres evidencia la vergonzosa disparidad. Por no entrar siquiera en el tema racial, que es muchísimo peor. Ni un solo afroamericano ni mestizo ni nada en un planeta mutiétnico», continuaba la «ocasional» colaboradora de «The New York Times».
La mecha prendió en seguida y las replicas irónicas y en tono educado no se hicieron esperar y le respondieron recordándole que Arwen o Galadriel son personajes femeninos que tienen papeles importantes, o inquiriéndole desde su opinión sobre las películas en las que salen únicamente mujeres o cuestionándole que no olvide que Tolkien publicó esta saga épica hace casi 70 años.
Precisamente, uno de los comentarios que le hacen a García de la Torre dice: «"El Señor de los Anillos" es una obra escrita a mediados del siglo XX, por un inglés ultraconservador que pensaba que los nazis eran menos peligrosos que los soviéticos». Y a partir de este mansaje, el debate también vuelve a los términos del barro habituales entre quienes eran peores si los nazis o los soviéticos, y qué pensaba Tolkien de estas ideologías.
Es por ello que conviene recordar, como hace una usuaria de esta red social también, la famosa respuesta de Tolkien a una editorial alemana. Y es que para publicar «El Hobbit» en esta lengua, la editorial Rütten & Loening, entre otro tipo de papeleo, le pidió que se validara como «ario». A lo que Tolkien planteó por carta: «Lo siento, pero no me queda claro lo que ustedes quieren decir con ario. No soy de ascendencia aria: significa indo-iraní; y hasta lo que yo sé, ninguno de mis antepasados habló hindustani, persa, cíngaro ni ningún dialecto relacionado. Pero si debo entender que lo que ustedes quieren saber es si soy de origen judío, sólo puedo responder que desgraciadamente no parece que tenga antepasados de ese talentoso pueblo».
Y sigue: «Mi tatarabuelo vino de Alemania a Inglaterra en el siglo XVIII. Por lo tanto, la mayor parte de mi ascendencia es puramente inglesa, y soy un súbdito inglés, lo cual debería bastar. Me he acostumbrado, sin embargo, a considerar mi apellido alemán con orgullo, y lo continué haciendo durante el período de esa guerra lamentable (se refiere a la I Guerra Mundial), en la que serví en el Ejército inglés. Sin embargo, no puedo abstenerme de comentar que si solicitudes irrelevantes e impertinentes de este tipo van a convertirse en la norma en cuestiones de literatura, entonces no está lejos el tiempo en el que un apellido alemán ya no sea fuente de orgullo»
Este debate parece ya recurrente pues hace un año, a raíz de la carta que escribió Viggo Mortensen en «El País» criticando el uso de Vox de su personaje Aragorn en una imagen satírica. El actor calificaba de «ridículo» que se utilizara a Aragorn porque es «un estadista políglota que aboga por el conocimiento y la inclusión de las diversas razas, costumbres y lenguas de la Tierra Media, para legitimar a un grupo político antiinmigrante, antifeminista e islamófobo»
Poco después, los usuarios de Twitter volvieron a la controversia anteriormente mentada con miles de tuits acerca de las tendencias políticas del autor de la famosa trilogía de la Tierra Media, J.R.R. Tolkien, quien tenía férreas convicciones católicas.
Acusan a Tolkien de machista y supremacista por su saga de «El Señor de los Anillos»
«Me dio por volver a ver las pelis del Señor de los Anillos y no pude con la sobredosis de testosterona. El 90% de los personajes son hombres blancos y las mujeres sólo aparecen cuando el héroe está en peligro para susurrarle en el oído: ¡tú puedes!», fue la primera crítica que María A. García de la Torre, columnista del diario «El Tiempo».
«El porcentaje de diálogos y de tiempo en escena que tienen hombres y mujeres evidencia la vergonzosa disparidad. Por no entrar siquiera en el tema racial, que es muchísimo peor. Ni un solo afroamericano ni mestizo ni nada en un planeta mutiétnico», continuaba la «ocasional» colaboradora de «The New York Times».
La mecha prendió en seguida y las replicas irónicas y en tono educado no se hicieron esperar y le respondieron recordándole que Arwen o Galadriel son personajes femeninos que tienen papeles importantes, o inquiriéndole desde su opinión sobre las películas en las que salen únicamente mujeres o cuestionándole que no olvide que Tolkien publicó esta saga épica hace casi 70 años.
Precisamente, uno de los comentarios que le hacen a García de la Torre dice: «"El Señor de los Anillos" es una obra escrita a mediados del siglo XX, por un inglés ultraconservador que pensaba que los nazis eran menos peligrosos que los soviéticos». Y a partir de este mansaje, el debate también vuelve a los términos del barro habituales entre quienes eran peores si los nazis o los soviéticos, y qué pensaba Tolkien de estas ideologías.
Es por ello que conviene recordar, como hace una usuaria de esta red social también, la famosa respuesta de Tolkien a una editorial alemana. Y es que para publicar «El Hobbit» en esta lengua, la editorial Rütten & Loening, entre otro tipo de papeleo, le pidió que se validara como «ario». A lo que Tolkien planteó por carta: «Lo siento, pero no me queda claro lo que ustedes quieren decir con ario. No soy de ascendencia aria: significa indo-iraní; y hasta lo que yo sé, ninguno de mis antepasados habló hindustani, persa, cíngaro ni ningún dialecto relacionado. Pero si debo entender que lo que ustedes quieren saber es si soy de origen judío, sólo puedo responder que desgraciadamente no parece que tenga antepasados de ese talentoso pueblo».
Y sigue: «Mi tatarabuelo vino de Alemania a Inglaterra en el siglo XVIII. Por lo tanto, la mayor parte de mi ascendencia es puramente inglesa, y soy un súbdito inglés, lo cual debería bastar. Me he acostumbrado, sin embargo, a considerar mi apellido alemán con orgullo, y lo continué haciendo durante el período de esa guerra lamentable (se refiere a la I Guerra Mundial), en la que serví en el Ejército inglés. Sin embargo, no puedo abstenerme de comentar que si solicitudes irrelevantes e impertinentes de este tipo van a convertirse en la norma en cuestiones de literatura, entonces no está lejos el tiempo en el que un apellido alemán ya no sea fuente de orgullo»
Este debate parece ya recurrente pues hace un año, a raíz de la carta que escribió Viggo Mortensen en «El País» criticando el uso de Vox de su personaje Aragorn en una imagen satírica. El actor calificaba de «ridículo» que se utilizara a Aragorn porque es «un estadista políglota que aboga por el conocimiento y la inclusión de las diversas razas, costumbres y lenguas de la Tierra Media, para legitimar a un grupo político antiinmigrante, antifeminista e islamófobo»
Poco después, los usuarios de Twitter volvieron a la controversia anteriormente mentada con miles de tuits acerca de las tendencias políticas del autor de la famosa trilogía de la Tierra Media, J.R.R. Tolkien, quien tenía férreas convicciones católicas.
Acusan a Tolkien de machista y supremacista por su saga de «El Señor de los Anillos»