Al principio, no hablaba solo. Los diálogos eran en mi cabeza. Una vez acostumbrado a esa forma de discurso mental, sí empecé a imitar voces y hablar en voz alta. Para entonces, estaba muy metido en esto.
No, por supuesto, no le he contado a nadie. Es una esfera de mi vida separada por completo de las cosas "prácticas" o cotidianas.
No creo tener esquizofrenia. Distingo perfectamente la realidad de la fantasía. Solo que prefiero lo segundo.
Cada día de la semana puedo tener según mi estado de ánimo, distinta vida y personalidad. ¿Me despierto de bajón? Cojo la cortina de mi cuarto y la estiro levemente (sí, como si fuera una campana para llamar al servicio) y dejo que mis criados se hagan cargo de todo. Hacen pocos comentarios si ven que estoy de malas (están, algunos, a mi servicio desde que era niño, me conocen). Me preparan la ropa, airean mi cuarto, hacen café.
¿Me despierto de buen humor? Hoy tengo que investigar un caso particularmente duro, quizá un defraudador de impuestos que atropelló a un niño mientras huía de unos compañeros. Quizá tenga que subir hoy al despacho del alcalde a patearle un poco el ojo ciego para que suelte prenda sobre un concejal que ha estado metiendo la mano en el fondo de pensiones de la policía (es todo fantasía, nada que ver con la vida real).
¿Me despierto empalmado? Pues estoy planteando comprarme una de esas sex dolls para escenificar a una de las pilinguillas del narco, que por ahora están escenificadas por un almohadón y un fleshlight.