Después de semanas de amenazas y de lanzar sin éxito ultimátum tras ultimátum, el presidente interino de Ucrania reconoció algo de lo que nadie dudaba sobre el terreno, que «las fuerzas de seguridad no son capaces de controlar la situación en las regiones de Donetsk y Luhansk». El avance prorruso es imparable y por ello las autoridades de Kiev han decidido pasar del ataque a la defensa y fijan su nuevo objetivo en «impedir que el terrorismo se extienda» a las regiones vecinas, para lo que piensa crear «milicias populares» que frenen la expansión rusófona al este del país. Una expansión cuyos protagonistas quieren consolidar con un referéndum de autodeterminación el próximo 11 de mayo. Según los servicios secretos ucranianos, los prorrusos planean acciones de sabotaje en otras seis regiones surorientales, Járkov, Odessa, Dniepropetrovsk, Zaporozhie, Jersón y Nikoláyevsk, en los primeros días de mayo.
Turchinov se sinceró en un encuentro con los presidentes de administraciones regionales que se produjo al mismo tiempo que llegaban las noticias sobre la toma de una nueva ciudad por parte de los paramilitares prorrusos, autoerigidos en los defensores por la fuerza del fervor separatista. Siguiendo el mismo modus operandi empleado en la otra docena de puntos que tienen bajo control, uniformados fuertemente armados irrumpieron a primera hora de la mañana en el ayuntamiento y comisaría de Gorlovka e izaron la bandera de la República Popular de Donetsk (RPD). Esta ciudad de 300.000 habitantes se encuentra al norte de Donetsk y, como es habitual desde el estallido de la crisis, las fuerzas de seguridad no ofrecieron resistencia.
Una escena similar se vivió en Pervomaisk, ciudad de la vecina provincia de Luhansk en la que desde el martes los milicianos ocupan la sede de la gobernación y cuartel general de la Policía en la capital homónima. El alzamiento anti Kiev se ha consolidado en Donetsk y Lugansk, pero sus impulsores quieren expandirlo también a Jarkov, la tercera gran provincia de la cuenca minera del Donbás.
A falta de menos de dos semanas para la consulta una encuesta realizada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev arroja datos reveladores sobre la forma de pensar de la mayoría de la población en el este. En la provincia de Donetsk el 74 por ciento considera a Turchinov un «líder ilegítimo» y el 70 por ciento piensa que la revuelta de la plaza del Maidán fue «un golpe de estado».
Manifestacion suspendida
«Nos sentimos abandonados por Kiev, indefensos», confesaba a este medio un activista proucraniano de Donetsk. Por la tarde tenían previsto realizar una manifestación a favor de la unidad nacional en un parque de la capital, pero tras el ataque sufrido el lunes en una marcha similar, decidieron suspender la convocatoria «porque la Policía no nos garantiza la seguridad». Los agentes del orden se dedican a dirigir el tráfico y algunas voces del cuerpo ya han adelantado de forma no oficial que no piensan intervenir en el conflicto porque no quieren que les pase como en la plaza de la Independencia (Maidán). En Kiev cumplieron las órdenes del Gobierno de Víctor Yanukovich, abrieron fuego contra los manifestantes y varios agentes han sido condenados por asesinato y los responsables interinos han decidido eliminar a los Berkut (fuerzas especiales) por su papel en el asalto final a la plaza, que dejó un centenar de muertos.
Turchinov alerta una y otra vez del riesgo real de una oleada turística militar rusa, pero Moscú niega que cualquier tipo de plan y añade que ha retirado a las tropas desplegadas en la frontera tras los choques armados en Slaviansk la semana pasada, bastión rebelde donde siguen las negociaciones para la liberación de los observadores militares internacionales retenidos desde el viernes. Los rebeldes también se han dado cuenta de que no necesitan fuerzas rusas de apoyo ya que no tienen rival a quien enfrentarse y admiten disponer de «suficientes personas y armas para defender nuestros intereses», recalcó el copresidente del Gobierno de la república, Denis Pushilin.
El presidente interino de Ucrania ha denunciado en repetidas ocasiones «la traición criminal de las fuerzas del orden» en el este, algo a lo que ha contribuido la precaria situación de una Policía y un Ejército donde se cobran sueldos perversoss y carecen de equipos de garantías. Algo que esperan que cambie en la nueva RPD apadrinada por Rusia en la que habrá referéndum el 11 de mayo, pero no elecciones presidenciales el 25 porque los insurgentes han llamado al boicot del proceso y aquí son ellos quienes mandan.
