Por un lado está la catástrofe ambiental mas importante de la historia. Dicen de aquel suceso que fue una representación a pequeña escala de lo que sería el apocalipsis. Por otro lado están la repercusión política que supuso un accidente de esa magnitud en plena guerra fría, sin duda fue el golpe más duro para el cada vez más diezmado nacionalismo soviético.
Un momento histórico del que cada vez que se lee y se ven documentales, se pueden extraer más y más conclusiones y es que, además de ser la tragedia ambiental más grave hasta la fecha, posiblemente es el detonante de los eventos políticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX.
Es curioso como en un primer momento se trató de restar importancia a lo sucedido, los técnicos especialistas miembros, por supuesto, del partido comunista en vez de analizar lo sucedido trataron de relatar una versión que no dejase en mal lugar a la URSS, minimizaron al máximo los hechos, muchos de ellos, se convencieron a sí mimos y pensaban que no era más que un susto, estaban convencidos de ello.
Surgen en este momento dos figuras fundamentales:
Valeri Alekséyevich Legásov: Químico y miembro de la Academia de las Ciencias de la URSS. Según recibe esa información, en vez de esconder la cabeza y mirar para otro lado tratando para no generar problemas a sus superiores, es consciente de las dimensiones trágicas del suceso, y se atreve a dar su versión. Es el primero en afirmar que ha explotado el reactor número cuatro con absoluta rotundidad. Rápidamente se convierte en foco de todo tipo de reacciones violentas contra él, porque los políticos están escuchando la noticia que no quieren escuchar.
Borís Yevdokímovich Shcherbina: Este es un político, y para mi es la figura que más me gusta de todas las que participaron en la gestión de este desastre. Un miembro del Politburó, que se le encomienda la misión de vigilar de cerca lo que ha sucedido en Chernobyl, evidentemente, con la clara intención de encubrir en la medida de lo posible lo sucedido, de impedir que nada trascienda y que todo quede tapado y no afecte al gobierno. Shcherbina se traslada al lugar de los hechos y, muy pronto, se da cuenta de la magnitud de lo que tiene entre manos. Shcherbina se deja asesorar, algo que es muy importante, y permite que los técnicos puedan realizar su labor. La figura de Shcherbina es clave porque es el que debe de enfrentarse con los miembros del gobierno y del Partido Comunista, es el que frena todas las presiones, que fueron muchísmas, provenientes de las altas esferas.
Al final Legásov fue castigado relegándolo al olvido y al abandono más absoluto, finalmente se suicidó ahorcándose en 1988, probablemente no hubiese vivido mucho más por los efectos que la radiación causó en su cuerpo
Shcherbina falleció en 1990. Posiblemente su fin también tuvo que ver con la radiación recibida durante la gestión de la catástrofe.
Años después, Gorbachov reconoció que el final de la URSS fue el día del accidente de la central nuclear de Chernobyl.
Un momento histórico del que cada vez que se lee y se ven documentales, se pueden extraer más y más conclusiones y es que, además de ser la tragedia ambiental más grave hasta la fecha, posiblemente es el detonante de los eventos políticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX.
Es curioso como en un primer momento se trató de restar importancia a lo sucedido, los técnicos especialistas miembros, por supuesto, del partido comunista en vez de analizar lo sucedido trataron de relatar una versión que no dejase en mal lugar a la URSS, minimizaron al máximo los hechos, muchos de ellos, se convencieron a sí mimos y pensaban que no era más que un susto, estaban convencidos de ello.
Surgen en este momento dos figuras fundamentales:
Valeri Alekséyevich Legásov: Químico y miembro de la Academia de las Ciencias de la URSS. Según recibe esa información, en vez de esconder la cabeza y mirar para otro lado tratando para no generar problemas a sus superiores, es consciente de las dimensiones trágicas del suceso, y se atreve a dar su versión. Es el primero en afirmar que ha explotado el reactor número cuatro con absoluta rotundidad. Rápidamente se convierte en foco de todo tipo de reacciones violentas contra él, porque los políticos están escuchando la noticia que no quieren escuchar.
Borís Yevdokímovich Shcherbina: Este es un político, y para mi es la figura que más me gusta de todas las que participaron en la gestión de este desastre. Un miembro del Politburó, que se le encomienda la misión de vigilar de cerca lo que ha sucedido en Chernobyl, evidentemente, con la clara intención de encubrir en la medida de lo posible lo sucedido, de impedir que nada trascienda y que todo quede tapado y no afecte al gobierno. Shcherbina se traslada al lugar de los hechos y, muy pronto, se da cuenta de la magnitud de lo que tiene entre manos. Shcherbina se deja asesorar, algo que es muy importante, y permite que los técnicos puedan realizar su labor. La figura de Shcherbina es clave porque es el que debe de enfrentarse con los miembros del gobierno y del Partido Comunista, es el que frena todas las presiones, que fueron muchísmas, provenientes de las altas esferas.
Al final Legásov fue castigado relegándolo al olvido y al abandono más absoluto, finalmente se suicidó ahorcándose en 1988, probablemente no hubiese vivido mucho más por los efectos que la radiación causó en su cuerpo
Shcherbina falleció en 1990. Posiblemente su fin también tuvo que ver con la radiación recibida durante la gestión de la catástrofe.
Años después, Gorbachov reconoció que el final de la URSS fue el día del accidente de la central nuclear de Chernobyl.
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