Hans_Asperger
Pagafanteando a Jevitronka
Se disculpo @solidariogarcia por alegrarse de la fin de un hostelero?
Obviamente, esa rata NO se disculpó...
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Se disculpo @solidariogarcia por alegrarse de la fin de un hostelero?
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Parece que tarda un poco la ilegalización, será que se necesita un par de sellos para el proceso.Vox y su inmediata ilegalización
Diario16 - Diario de actualidad con absoluta independencia y compromiso con la información. Vox y su inmediata ilegalizacióndiario16.com
Vox no puede seguir ni un minuto más en la escena política española. El partido de la ultraderecha ha venido a llenar la democracia de su discurso de repruebo, de sus provocaciones, de su antipolítica, de su xenofobia, su machismo, su homofobia y a convertirse en cómplice necesario de la violencia por, en primer lugar, callar ante las amenazas de fin recibidas por sus rivales políticos (para ellos son enemigos que dicen que hay que exterminar) y, en segundo término, por generar un escenario de crispación social basada en el repruebo más absoluto a quienes no piensan como ellos.
Toda la polémica que surgió ayer vino causada por la puesta en duda por parte de Rocío Monasterio de las amenazas de fin recibidas por el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias Turrión, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. La falta de condena rotunda e inequívoca de unos hechos muy graves por parte de Vox provocó la reacción de Iglesias, quien amenazó en TVE con no debatir si no había una condena expresa, algo que no ocurrió y, en consecuencia, el líder y candidato de Unidas Podemos abandonó el espacio. Fue un acto de condena que fue acompañado una hora después por el anuncio del candidato socialista, Ángel Gabilondo, y de la candidata de Más Madrid, Mónica García de que también abandonaban el debate.
A pesar del bochorno que supondría para cualquier partido democrático que sus rivales políticos se nieguen a contrastar programas, ideas y propuestas, Rocío Monasterio decidió actuar tal y como lo hacían las mujeres de la Sección Femenina de Falange cuando las tropas fascistas entraban en las ciudades tomadas: con la provocación, el desafío y la amenaza.
Rocío Monasterio llegó al plató donde se iba a celebrar el debate con la intención de que la expulsaran del mismo y por eso sacó la versión más maximalista del perfil del fascismo. Vox hoy, al no condenar expresamente las amenazas de fin, lo que ha hecho es legitimarlas porque el silencio es cómplice y, en un tema tan grave, no se puede permitir escudarse en una condena global o en el eufemismo de «todas las violencias» porque todas las violencias son poco apreciables y dar a unas o a otras un carácter legítimo en base a quien las aplica o quien las recibe no es otra cosa que el elemento fundamental sobre el que sustenta cualquier tipo de autoritarismo. Eso, en democracia no se puede permitir.
Vox ha planteado una campaña electoral basada en la provocación y en la exaltación del repruebo. Acudir a Vallecas o a otros barrios obreros no es más que provocar la violencia que se generó. Exaltar los mensajes racistas y xenófobos no es más que la provocación para que la violencia se aplique contra los migrantes, sobre todo cuando se utiliza la mentira como elemento aglutinador del mensaje. Criminalizar a la inmi gración es la antesala para preparar una nueva noche de los cristales rotos. Eso no es democracia y existen elementos legales suficientes como para ilegalizar a Vox de manera definitiva.
El sistema democrático se basa, entre otras cosas, en el respeto de las leyes y en su aplicación. España cuenta con las herramientas suficientes para hacerlo, tal y como hemos publicado en Diario16, algo que, además, está avalado por sentencias de tribunales internacionales. En consecuencia, ¿se le va a permitir a la extrema derecha que vaya minando el régimen de libertades y derechos que, aunque incompleto, es el que toda la ciudadanía decidió darse tras la fin del dictador? Evidentemente, no debería ser así.
Por esa razón, los políticos de todos los partidos democráticos están en la obligación de actuar de manera urgente porque, si lo siguen aplazando, será tarde. Basta ya de jueguecitos, basta ya de blanquear a los fascistas por los intereses particulares que tenga cada cual. ¡Basta ya! Si a los fascistas se les abre el campo de acción, al final se quedan con todo, sólo hay que mirar la historia y saber lo que pasó cuando las democracias permitieron el crecimiento de estos grupos de fanáticos.
El fascismo, tanto el del siglo XX como el del XXI, es como un parásito, como la sanguijuela que va absorbiendo la sangre de la democracia y se alimenta de determinadas debilidades que puedan surgir en tiempos, sobre todo, de crisis económica y social.
Vox está aprovechando las consecuencias de las políticas fascistas del PP que debilitaron la protección social del Estado del Bienestar y el tejido productivo. España es uno de los pocos países de la Eurozona que ha recibido la crisis provocada de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo sin haberse recuperado de las consecuencias de la de 2008. Por eso el caldo de cultivo era propicio para el crecimiento de la extrema derecha.
Los fascistas han estado aplicando desde diciembre de 2019 la estrategia de aplicar el miedo y la provocación a las clases populares que son víctimas de las políticas fascistas. Pretenden, evidentemente, dar a entender que este sistema no funciona y que, por tanto, hay que cambiarlo por otro. De ahí que lo pongan todo en duda para, a través de un discurso basado en el populismo y la antipolítica, generar el espacio propicio para que las masas decidan utilizar el procedimiento democrático del voto para darles el poder a quienes les endulzan los oídos con las palabras que quieren oír.
No hay más que recordar cómo, tanto Hitler como Mussolini o José Antonio Primo de Rivera atacaban al capitalismo en sus discursos. El fundador de Falange, por ejemplo, afirmó que «el capitalismo, tan desdeñoso, tan refractario a una posible socialización de sus ganancias, en cuanto vienen las cosas mal es el primero en solicitar una socialización de las pérdidas».
Por esa razón, lo sucedido ayer debe ser el punto de inflexión para los demócratas, tanto de izquierdas como de derechas. En una situación como la actual no se puede ser fistro y hay que dar el paso de ilegalizar a Vox, sin perder ni un minuto. Porque lo de ayer va a ir a más y la democracia española, por estar incompleta, tiene demasiadas debilidades que, evidentemente, serán aprovechadas por los fascistas.