No hay simbolismo ninguno. Cuando comulgamos comemos la carne de Cristo. Tal y como Él lo dijo. Por eso se escandalizaron muchos y por eso les preguntó a sus discípulos si también se iban a marchar. Incluso estando en gracia ,la única forma en la que podemos acercarnos a Él de esa forma tan íntima, somos indignos. No hay un derecho a recibir a Cristo. No hay un derecho a sentirse más iglesia y más comunidad ni todas esas bobadas. El único que tiene derechos es Él. Y, sin embargo, se nos entrega completamente inerme. Lo digo así, pero yo tampoco soy consciente plenamente de lo que hago cada vez que me arrodillo y lo tomo. Si lo fuera estaría en éxtasis porque entro en comunión con Cristo.
Esta mañana tenía que hacer algo peor que enojoso, comparecer como testigo, estaba malita. Qué rolllazo y qué coraje. Ajjj. Al final se ha suspendido. El caso es que tenía previsto como aliciente para la salida del mal trago el acercarme a una capilla donde está expuesto el Santísimo en un convento de esclavas. Se me había puesto un dolor de cabeza, de mandíbulas, de todo, insoportable. Serían los nervios. Además, al salir de la Audiencia he estado tomando un bocadillín y un zumo con mi compañero, también citado. Así que al llegar a la capilla ya tenía ganas de ir al aseo. Por culpa del zumo. El caso es que no ha sido el momento de placidez que yo esperaba. He rezado el Rosario pero no con suficiente atención, sólo le he dicho que ahí estaba, que me mirara en la condición un tanto penosilla que llevaba.
Quiero decir que tengo un conocimiento cierto, por la fe, de ante Quién estoy, me comunico con Él por eso, me expongo ante Él, que se deja exponer. Pero no siendo una santa mística (ni una santa seca ni una santa de ninguna clase), y faltándome una infinidad de todo para acercarme a una sombra de tal cosa, sólo alcanzo a eso. Y a defender quién es y la adoración, veneración, no sólo con el corazón sino con los gestos y las actitudes, que Dios merece, incluso aunque sólo nos parezca una oblea en su custodia.
Por qué decidió instituir el Sacramento, pues por algo sería más allá de hacernos sentir reconfortados. Antes creo que se comulgaba poco, incluso aunque estuvieran en gracia. Eran más conscientes de la gravedad del asunto. El temor de Dios. Ahora lo hacemos en cada misa, la de precepto o diariamente. Muchos sin duda sin creer más que es lo que les han enseñado durante décadas, con la misa nueva, alejándola de la visión del Sacrificio por el cual se entrega, porque es una forma de sentirse en comunión con todos, con los otros hermanos. Y no, para eso no hace falta comer el Cuerpo del Señor.
No sé si se operará algo en este cuerpo nuestro creado a imagen y semejanza de Él, para cuando llegue el momento de nuestra resurrección. O si quiere Él sentirse acogido personalmente por cada uno de nosotros. Debe de tener un objeto muy importante, y trascendente, sobrenatural.
Lo malo es que nuestro sistema digestivo es el que es.. Cada vez le digo que haga lo que sea para alcanzar lugares algo más nobles, el corazón o el cerebro. Y luego le pido que se quede algo más de tiempo del que dicen que permanece, hasta que pueda dar un beso a alguien que quiero, para que Él se lo dé también conmigo si aún permanece en mí.
Y, sin embargo, en algún momento ya después de abandonar la iglesia, de rezar el Salve Regina, pasados esos minutos, aunque seguro que se ha quedado algo más tiempo porque es tan manso y yo se lo he pedido, al final cualquier cosilla hace que sea yo la que falle, que me distraiga de que está conmigo y zas, se me olvide completamente. Soy yo la que me olvido aunque fui yo quien Le pedí que aguantará un poco más en mí.
Así que hablo mucho pero siempre me distraigo, me despisto y cualquier cosilla la paso por delante de mi Señor. Por eso en la oración a la Virgen de San Luis María Grignon, al entregarnos a Ella para llegar al Hijo, le pedimos a la progenitora que su contemplación sublime detenga las distracciones de nuestra fantasía vagabunda. Bueno, incluso que las supla, en mi caso.
Esta mañana tenía que hacer algo peor que enojoso, comparecer como testigo, estaba malita. Qué rolllazo y qué coraje. Ajjj. Al final se ha suspendido. El caso es que tenía previsto como aliciente para la salida del mal trago el acercarme a una capilla donde está expuesto el Santísimo en un convento de esclavas. Se me había puesto un dolor de cabeza, de mandíbulas, de todo, insoportable. Serían los nervios. Además, al salir de la Audiencia he estado tomando un bocadillín y un zumo con mi compañero, también citado. Así que al llegar a la capilla ya tenía ganas de ir al aseo. Por culpa del zumo. El caso es que no ha sido el momento de placidez que yo esperaba. He rezado el Rosario pero no con suficiente atención, sólo le he dicho que ahí estaba, que me mirara en la condición un tanto penosilla que llevaba.
Quiero decir que tengo un conocimiento cierto, por la fe, de ante Quién estoy, me comunico con Él por eso, me expongo ante Él, que se deja exponer. Pero no siendo una santa mística (ni una santa seca ni una santa de ninguna clase), y faltándome una infinidad de todo para acercarme a una sombra de tal cosa, sólo alcanzo a eso. Y a defender quién es y la adoración, veneración, no sólo con el corazón sino con los gestos y las actitudes, que Dios merece, incluso aunque sólo nos parezca una oblea en su custodia.
Por qué decidió instituir el Sacramento, pues por algo sería más allá de hacernos sentir reconfortados. Antes creo que se comulgaba poco, incluso aunque estuvieran en gracia. Eran más conscientes de la gravedad del asunto. El temor de Dios. Ahora lo hacemos en cada misa, la de precepto o diariamente. Muchos sin duda sin creer más que es lo que les han enseñado durante décadas, con la misa nueva, alejándola de la visión del Sacrificio por el cual se entrega, porque es una forma de sentirse en comunión con todos, con los otros hermanos. Y no, para eso no hace falta comer el Cuerpo del Señor.
No sé si se operará algo en este cuerpo nuestro creado a imagen y semejanza de Él, para cuando llegue el momento de nuestra resurrección. O si quiere Él sentirse acogido personalmente por cada uno de nosotros. Debe de tener un objeto muy importante, y trascendente, sobrenatural.
Lo malo es que nuestro sistema digestivo es el que es.. Cada vez le digo que haga lo que sea para alcanzar lugares algo más nobles, el corazón o el cerebro. Y luego le pido que se quede algo más de tiempo del que dicen que permanece, hasta que pueda dar un beso a alguien que quiero, para que Él se lo dé también conmigo si aún permanece en mí.
Y, sin embargo, en algún momento ya después de abandonar la iglesia, de rezar el Salve Regina, pasados esos minutos, aunque seguro que se ha quedado algo más tiempo porque es tan manso y yo se lo he pedido, al final cualquier cosilla hace que sea yo la que falle, que me distraiga de que está conmigo y zas, se me olvide completamente. Soy yo la que me olvido aunque fui yo quien Le pedí que aguantará un poco más en mí.
Así que hablo mucho pero siempre me distraigo, me despisto y cualquier cosilla la paso por delante de mi Señor. Por eso en la oración a la Virgen de San Luis María Grignon, al entregarnos a Ella para llegar al Hijo, le pedimos a la progenitora que su contemplación sublime detenga las distracciones de nuestra fantasía vagabunda. Bueno, incluso que las supla, en mi caso.
