rafabogado
Será en Octubre
Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
A continuación, el Evangelio de hoy sábado y las lecturas:
“ También ellos fueron a anunciarlo ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 13-21
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».
Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.
Salmo de hoy
Sal 117, 1 y 14-15. 16-18. 19-21 R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
«La diestra del Señor es poderosa.
La diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la fin.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 9-15
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
---
Bonus: Añado audio de los dominicos con el Evangelio anterior + comentario, así como los comentarios grabados del padre Pedro Brassesco en Ivoox. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P., del Convento de Santo Tomás (Sevilla).
Reflexión del Evangelio de hoy
No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído
Las lecturas en este sábado de Octava de Pascua nos van a introducir en una serie de contrastes que nos llevan a comprender mejor lo que celebramos. El fenómeno de la resurrección tiene la capacidad de tras*formar toda realidad: «Notando que eran hombres sin letras ni instrucción», dieron testimonio y así pudieron ser signo del resucitado: «Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5,16).
Pares de contrarios que nos hablan de actitudes, intereses particulares, la forma de actuar que tiene el corazón humano cuando su centro no es Dios. Hay unos testigos oculares que nos hablan del triunfo de la vida, la resurrección, frente al miedo que alberga el esconderse en el Cenáculo. Bien por las actitudes del Sanedrín, la ambición de poder, la fiebre desmedida por el control, endurecer la ley para poder manipular a la masa, el prestigio. A quién no le gusta ostentar el poder económico, el primer puesto de honor y que por la calle reconozcan su status y te hagan la venia. O el miedo del discipulado que se siente vulnerable. Cómo alzar la voz en medio de lobos. Cómo ser coherentes y que eso nos acarre dificultades en la misión y perder la propia vida.
¿Se puede poner freno a que brote la vida? La semilla dentro de la tierra está dispuesta a buscar la luz, como el rayo que despunta al alba. El Sanedrín trata de frenar eso, que Jesús el Nazareno ha resucitado. Y que sus discípulos en su nombre están obrando el milagro de curar a un lisiado. Siguen los pares de contrarios en la lectura de los Hechos de los Apóstoles: No hay salvación fuera de Cristo. En su nombre os mostramos la Salvación. ¿Roca o arena es vuestro cimiento? ¿Seguís al Mesías Hijo del Dios vivo? ¿O va creciendo en vosotros el ídolo del becerro que se alimenta de hierba? ¿Estáis vacíos por dentro? ¿Ciegos en vuestros intereses mezquinos? O ¿Queréis llenaros de la fuerza del Espíritu Santo que resucita a los muertos?
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana
«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (Is 43,18). Comienza el primer día de la semana y con ella, toda la carga de agenda que nos devora. María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, haciendo sus cálculos sobre vendas, aromas, perfumes, que nos hablan de mortajas y de llanto ante la fin. Los once encerrados. Se habían asegurado muy bien de poner todo tipo de cerrojos y maderos para atrincherarse en el Cenáculo. El miedo es así, ahora solo queda llorar ante el fracaso y la derrota de una historia que ha acabado con la fin del Maestro. No hay lugar para la sorpresa y la vida, en medio de unos ojos cansados por la rutina. Demasiado concentrados en hacer lo correcto, sin embargo, el plan de Dios está brotando.
La oscuridad que se cierne sobre la noche de nuestra vida hace que no se note que despunta el rayo de la esperanza y la vida. En el encuentro que el Resucitado tiene con María Magdalena, trata de despertar el centro de su corazón. Ella, que muy de mañana va concentrada en los pasos que hay que seguir a la hora de amortajar al Mesías. María: ¿No te estás dando cuenta de que en la belleza de esta mañana algo está brotando? ¿No recuerdas que soy un Dios de vivos? ¿No recuerdas la Palabra de Dios que habla de Resurrección y Vida? Y, así, cae en la cuenta. Se le abren los ojos. ¡Maestro! Estás Vivo. Y nosotras agobiadas en la rutina de lo yerto.
Jesús, mira con ternura a María Magdalena y la envía a sus discípulos, que también necesitan hacer todo un proceso interior. Se han encerrado en sí mismos. Ya no recuerdan esos años en los que han ido presenciando el mensaje revolucionario del Maestro. Ahora solo ven las sombras del miedo que los acecha, no hay ilusión en su horizonte. La fe en la figura del Nazareno, ha sido sometida a un duro golpe. Ahora ha anidado en el corazón la duda y la incertidumbre. Ahora el corazón tiene los mismos cerrojos que la puerta del Cenáculo. En la ventana que con Jesús permanecía abierta para que entrara la brisa de la primavera, ahora la cierra un pesado madero. No hay posibilidad de que entre ese rayo de esperanza, que grita con fuerza María Magdalena desde el exterior: ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Cuando el corazón ya no se conmueve ante las noticias. Cuando el corazón solo dialoga con el fracaso, la esperanza se pierde. Sin embargo, en esa mañana, que está brotando la vida, siguen llegando emisarios, testigos oculares, con voces de buena nueva: ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Parece ser que ese grito tampoco hace romper la fuerza de los cerrojos del miedo. Va a tener que ser la presencia del mismo Cristo vivo y resucitado, la que entre en medio de la habitación. La fuerza de la presencia resucitada es la que tras*forma todas sus vidas. fin, miedo, dolor, vulnerabilidad, excusas, en presencia resucitada. Ahora sí, ya sois luz: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Fuente: También ellos fueron a anunciarlo
---
Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
Beneficios de la Palabra
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.» (Salmo 119:97).
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.» (Salmo 119:97).
A continuación, el Evangelio de hoy sábado y las lecturas:
“ También ellos fueron a anunciarlo ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 13-21
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».
Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.
Salmo de hoy
Sal 117, 1 y 14-15. 16-18. 19-21 R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
«La diestra del Señor es poderosa.
La diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la fin.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 9-15
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
---
Bonus: Añado audio de los dominicos con el Evangelio anterior + comentario, así como los comentarios grabados del padre Pedro Brassesco en Ivoox. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P., del Convento de Santo Tomás (Sevilla).
Reflexión del Evangelio de hoy
No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído
Las lecturas en este sábado de Octava de Pascua nos van a introducir en una serie de contrastes que nos llevan a comprender mejor lo que celebramos. El fenómeno de la resurrección tiene la capacidad de tras*formar toda realidad: «Notando que eran hombres sin letras ni instrucción», dieron testimonio y así pudieron ser signo del resucitado: «Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5,16).
Pares de contrarios que nos hablan de actitudes, intereses particulares, la forma de actuar que tiene el corazón humano cuando su centro no es Dios. Hay unos testigos oculares que nos hablan del triunfo de la vida, la resurrección, frente al miedo que alberga el esconderse en el Cenáculo. Bien por las actitudes del Sanedrín, la ambición de poder, la fiebre desmedida por el control, endurecer la ley para poder manipular a la masa, el prestigio. A quién no le gusta ostentar el poder económico, el primer puesto de honor y que por la calle reconozcan su status y te hagan la venia. O el miedo del discipulado que se siente vulnerable. Cómo alzar la voz en medio de lobos. Cómo ser coherentes y que eso nos acarre dificultades en la misión y perder la propia vida.
¿Se puede poner freno a que brote la vida? La semilla dentro de la tierra está dispuesta a buscar la luz, como el rayo que despunta al alba. El Sanedrín trata de frenar eso, que Jesús el Nazareno ha resucitado. Y que sus discípulos en su nombre están obrando el milagro de curar a un lisiado. Siguen los pares de contrarios en la lectura de los Hechos de los Apóstoles: No hay salvación fuera de Cristo. En su nombre os mostramos la Salvación. ¿Roca o arena es vuestro cimiento? ¿Seguís al Mesías Hijo del Dios vivo? ¿O va creciendo en vosotros el ídolo del becerro que se alimenta de hierba? ¿Estáis vacíos por dentro? ¿Ciegos en vuestros intereses mezquinos? O ¿Queréis llenaros de la fuerza del Espíritu Santo que resucita a los muertos?
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana
«No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (Is 43,18). Comienza el primer día de la semana y con ella, toda la carga de agenda que nos devora. María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, haciendo sus cálculos sobre vendas, aromas, perfumes, que nos hablan de mortajas y de llanto ante la fin. Los once encerrados. Se habían asegurado muy bien de poner todo tipo de cerrojos y maderos para atrincherarse en el Cenáculo. El miedo es así, ahora solo queda llorar ante el fracaso y la derrota de una historia que ha acabado con la fin del Maestro. No hay lugar para la sorpresa y la vida, en medio de unos ojos cansados por la rutina. Demasiado concentrados en hacer lo correcto, sin embargo, el plan de Dios está brotando.
La oscuridad que se cierne sobre la noche de nuestra vida hace que no se note que despunta el rayo de la esperanza y la vida. En el encuentro que el Resucitado tiene con María Magdalena, trata de despertar el centro de su corazón. Ella, que muy de mañana va concentrada en los pasos que hay que seguir a la hora de amortajar al Mesías. María: ¿No te estás dando cuenta de que en la belleza de esta mañana algo está brotando? ¿No recuerdas que soy un Dios de vivos? ¿No recuerdas la Palabra de Dios que habla de Resurrección y Vida? Y, así, cae en la cuenta. Se le abren los ojos. ¡Maestro! Estás Vivo. Y nosotras agobiadas en la rutina de lo yerto.
Jesús, mira con ternura a María Magdalena y la envía a sus discípulos, que también necesitan hacer todo un proceso interior. Se han encerrado en sí mismos. Ya no recuerdan esos años en los que han ido presenciando el mensaje revolucionario del Maestro. Ahora solo ven las sombras del miedo que los acecha, no hay ilusión en su horizonte. La fe en la figura del Nazareno, ha sido sometida a un duro golpe. Ahora ha anidado en el corazón la duda y la incertidumbre. Ahora el corazón tiene los mismos cerrojos que la puerta del Cenáculo. En la ventana que con Jesús permanecía abierta para que entrara la brisa de la primavera, ahora la cierra un pesado madero. No hay posibilidad de que entre ese rayo de esperanza, que grita con fuerza María Magdalena desde el exterior: ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Cuando el corazón ya no se conmueve ante las noticias. Cuando el corazón solo dialoga con el fracaso, la esperanza se pierde. Sin embargo, en esa mañana, que está brotando la vida, siguen llegando emisarios, testigos oculares, con voces de buena nueva: ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! Parece ser que ese grito tampoco hace romper la fuerza de los cerrojos del miedo. Va a tener que ser la presencia del mismo Cristo vivo y resucitado, la que entre en medio de la habitación. La fuerza de la presencia resucitada es la que tras*forma todas sus vidas. fin, miedo, dolor, vulnerabilidad, excusas, en presencia resucitada. Ahora sí, ya sois luz: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Fuente: También ellos fueron a anunciarlo
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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)