El mayor negocio lo hacen desgraciadamente los mismos curas y obispos, al "alquilar" el templo para bodas paganas a cambio de dinero. Sobre todo las catedrales y las iglesias más históricas. Eso para mí es prespitación, sobre todo porque es evidente que los novios no han recibido una mínima formación cristiana, ni lo son en el día a día.
Los novios se van allí, con coros, con flores, con cámaras, con cochazos. Y en el foco están ellos, que se están haciendo su película egoista y sus álbumes. Mucho circo y mucha pompa para total acabar divorciados a los dos años.
En el templo no debe haber coros flamencos ni estridencias.
El templo no se alquila.
El cura no tiene derecho a profanar el templo a cambio de dinero.
El templo es casa de oración, y el que quiera fiesta que la haga fuera.