rafabogado
Será en Octubre
ACTUALIZACIÓN:
Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.
EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.
Desde Lourdes (en castellano y en vivo):
+
Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):
+
Salve
---
¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.
¿Cómo rezar el rosario? Guía visual, paso por paso
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Promesas del Rosario (apariciones marianas):
Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.
Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
---
Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
A continuación, el Evangelio de hoy miércoles y las lecturas:
“ Se admiraba de su falta de fe ”
Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 12,4-7.11-15:
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».
Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.
Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor.
Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios, y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.
Salmo de hoy
Salmo Sal 102,1-2.13-14.17-18a La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza.
La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,1-6
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
---
Bonus: Añado audio de los dominicos con el Evangelio anterior + comentario, así como los comentarios del padre Pedro Brassesco en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. María Ferrández Palencia, OP, de la Congregación Romana de Santo Domingo.
Reflexión del Evangelio de hoy
Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor
Los destinatarios de la carta a los Hebreos, son cristianos de una comunidad que ha conocido persecuciones y hasta el martirio de algunos de sus miembros; por ello su objetivo es exhortar a esta comunidad a fortalecer, profundizar y perseverar en la fe, rente a la tentación de alejamiento de Dios, sobre todo a causa de las dificultades y el sufrimiento que vive.
En el texto de la liturgia de hoy se invita a los creyentes a acoger el sufrimiento que se deriva de las persecuciones y de la lucha contra el mal como prueba que hay que soportar en el presente pero que luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Se trata, pues, de dar un sentido al sufrimiento que el autor de Hebreos encuentra en Dios Padre y en su pedagogía amorosa hacia aquellos que son sus hijos. De alguna forma, se nos quiere expresar que aquellas situaciones de mayor dificultad que atravesamos son siempre oportunidad de crecer y madurar. Detrás de la idea del Dios que nos corrige, como un padre corrige a sus hijos porque los ama, está la visión de que lo que nos acontece es siempre espacio donde Él nos manifiesta su amor y nos acompaña hacia la plenitud. Este acompañamiento implica a veces experiencias de cruz, de dolor que pueden ser experiencias pascuales de paso de la fin y del dolor hacia la Vida, si las vivimos con la mirada fija en Cristo y confiando en que Dios está en ellas caminando con nosotros, alentando y sosteniendo nuestra marcha.
Sólo esta fe en el Dios que se revela en Cristo nos hace fuertes interiormente y a la vez nos da la paz que cura y salva, frente al resentimiento y la desesperanza que van matando poco a poco la vida.
Se admiraba de su falta de fe
A lo largo del Evangelio de Marcos encontramos frecuentemente reacciones de asombro y de admiración ante la figura de Jesús; sus palabras y acciones admiraban y desconcertaban a aquellos que entraban en contacto con Él. Detrás de este asombro subyacía, como subyace para nosotros, la pregunta sobre la identidad de Jesús que de forma especial aparece como un eje tras*versal en el Evangelio de Marcos. Una pregunta que queda siempre como en suspenso hasta el capítulo octavo, como dejando trabajar en cada uno el misterio de aquel hombre que provocaba, a la vez, atracción en algunos y rechazo en otros.
En el texto del Evangelio los que se preguntan sobre Jesús son los más cercanos, los de su tierra. Son precisamente ellos, que creen conocer bien a Jesús y tal vez por eso, quienes se sienten incapaces de descubrir en ese rostro tan cotidiano, en el hijo de una mujer del pueblo, al Dios que viene a su encuentro. Se podría decir que tienen una imagen definida y previa de quién es Jesús y no pueden abrirse a una verdad más profunda sobre Él.
A nosotros nos pasa un poco parecido. Tenemos imágenes demasiado fijas sobre las realidades y personas que tenemos delante. Con frecuencia hemos decidido lo que pueden dar de sí, lo que podemos esperar de ellas; son demasiado “normales”, demasiado “normales” para nosotros y nos cuesta descubrir que Dios está ahí, presente, vivo. Que es precisamente a través de lo pequeño desde donde actúa y manifiesta su amor tras*formante.
La falta de fe de aquellos que hombres y mujeres que escuchan a Jesús admirados es muchas veces la nuestra. Nos acostumbramos a oír hablar sobre Jesús, nos fascina su mensaje y su vida pero nos cuesta reconocerlo en la persona que acaba de llamar a nuestra puerta, en ese trabajo que repetimos todos los días, en ese acontecimiento sorpresivo que rompe nuestros planes.
Continúa el Evangelio diciendo que Jesús allí no pudo hacer ningún milagro. Y es que si no tenemos fe en Él, en los otros y en nosotros mismos ¿Cómo serán posibles los milagros? Recuerdo que alguien, a quien se le había encargado muy joven una fuerte responsabilidad, me contaba un día lo difícil que había sido para él hablar a un auditorio de personas que se consideraban a sí mismas como muy eruditas. Me decía, recordando sus caras: “Se notaba que no esperaban nada de mí.” Y efectivamente cuando no creemos en la otra persona, ni esperamos en ella, es difícil que podamos abrirnos para recibir el regalo de vida que lleva para nosotros. Y no hay milagro sino es a través de un tú que sale a nuestro encuentro y que acogemos.
A la luz del Evangelio de este día, pidamos al Señor que nos permita mirar la realidad de cada día con ojos de fe. Preguntémonos cuales son nuestras dificultades para hacerlo y hagámonos conscientes de que no hay espacios vacíos en nuestra jornada en los que Dios no nos hable y nos acompañe. En todo Él está presente.
Fuente: Se admiraba de su falta de fe
---
Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.
EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.
Desde Lourdes (en castellano y en vivo):
+
Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):
+
Salve
---
¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.
¿Cómo rezar el rosario? Guía visual, paso por paso
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Promesas del Rosario (apariciones marianas):
Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.
Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
Beneficios de la Palabra
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.» (Salmo 119:97)
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.» (Salmo 119:97)
A continuación, el Evangelio de hoy miércoles y las lecturas:
“ Se admiraba de su falta de fe ”
Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 12,4-7.11-15:
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».
Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.
Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor.
Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios, y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.
Salmo de hoy
Salmo Sal 102,1-2.13-14.17-18a La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza.
La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,1-6
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
---
Bonus: Añado audio de los dominicos con el Evangelio anterior + comentario, así como los comentarios del padre Pedro Brassesco en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. María Ferrández Palencia, OP, de la Congregación Romana de Santo Domingo.
Reflexión del Evangelio de hoy
Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor
Los destinatarios de la carta a los Hebreos, son cristianos de una comunidad que ha conocido persecuciones y hasta el martirio de algunos de sus miembros; por ello su objetivo es exhortar a esta comunidad a fortalecer, profundizar y perseverar en la fe, rente a la tentación de alejamiento de Dios, sobre todo a causa de las dificultades y el sufrimiento que vive.
En el texto de la liturgia de hoy se invita a los creyentes a acoger el sufrimiento que se deriva de las persecuciones y de la lucha contra el mal como prueba que hay que soportar en el presente pero que luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.
Se trata, pues, de dar un sentido al sufrimiento que el autor de Hebreos encuentra en Dios Padre y en su pedagogía amorosa hacia aquellos que son sus hijos. De alguna forma, se nos quiere expresar que aquellas situaciones de mayor dificultad que atravesamos son siempre oportunidad de crecer y madurar. Detrás de la idea del Dios que nos corrige, como un padre corrige a sus hijos porque los ama, está la visión de que lo que nos acontece es siempre espacio donde Él nos manifiesta su amor y nos acompaña hacia la plenitud. Este acompañamiento implica a veces experiencias de cruz, de dolor que pueden ser experiencias pascuales de paso de la fin y del dolor hacia la Vida, si las vivimos con la mirada fija en Cristo y confiando en que Dios está en ellas caminando con nosotros, alentando y sosteniendo nuestra marcha.
Sólo esta fe en el Dios que se revela en Cristo nos hace fuertes interiormente y a la vez nos da la paz que cura y salva, frente al resentimiento y la desesperanza que van matando poco a poco la vida.
Se admiraba de su falta de fe
A lo largo del Evangelio de Marcos encontramos frecuentemente reacciones de asombro y de admiración ante la figura de Jesús; sus palabras y acciones admiraban y desconcertaban a aquellos que entraban en contacto con Él. Detrás de este asombro subyacía, como subyace para nosotros, la pregunta sobre la identidad de Jesús que de forma especial aparece como un eje tras*versal en el Evangelio de Marcos. Una pregunta que queda siempre como en suspenso hasta el capítulo octavo, como dejando trabajar en cada uno el misterio de aquel hombre que provocaba, a la vez, atracción en algunos y rechazo en otros.
En el texto del Evangelio los que se preguntan sobre Jesús son los más cercanos, los de su tierra. Son precisamente ellos, que creen conocer bien a Jesús y tal vez por eso, quienes se sienten incapaces de descubrir en ese rostro tan cotidiano, en el hijo de una mujer del pueblo, al Dios que viene a su encuentro. Se podría decir que tienen una imagen definida y previa de quién es Jesús y no pueden abrirse a una verdad más profunda sobre Él.
A nosotros nos pasa un poco parecido. Tenemos imágenes demasiado fijas sobre las realidades y personas que tenemos delante. Con frecuencia hemos decidido lo que pueden dar de sí, lo que podemos esperar de ellas; son demasiado “normales”, demasiado “normales” para nosotros y nos cuesta descubrir que Dios está ahí, presente, vivo. Que es precisamente a través de lo pequeño desde donde actúa y manifiesta su amor tras*formante.
La falta de fe de aquellos que hombres y mujeres que escuchan a Jesús admirados es muchas veces la nuestra. Nos acostumbramos a oír hablar sobre Jesús, nos fascina su mensaje y su vida pero nos cuesta reconocerlo en la persona que acaba de llamar a nuestra puerta, en ese trabajo que repetimos todos los días, en ese acontecimiento sorpresivo que rompe nuestros planes.
Continúa el Evangelio diciendo que Jesús allí no pudo hacer ningún milagro. Y es que si no tenemos fe en Él, en los otros y en nosotros mismos ¿Cómo serán posibles los milagros? Recuerdo que alguien, a quien se le había encargado muy joven una fuerte responsabilidad, me contaba un día lo difícil que había sido para él hablar a un auditorio de personas que se consideraban a sí mismas como muy eruditas. Me decía, recordando sus caras: “Se notaba que no esperaban nada de mí.” Y efectivamente cuando no creemos en la otra persona, ni esperamos en ella, es difícil que podamos abrirnos para recibir el regalo de vida que lleva para nosotros. Y no hay milagro sino es a través de un tú que sale a nuestro encuentro y que acogemos.
A la luz del Evangelio de este día, pidamos al Señor que nos permita mirar la realidad de cada día con ojos de fe. Preguntémonos cuales son nuestras dificultades para hacerlo y hagámonos conscientes de que no hay espacios vacíos en nuestra jornada en los que Dios no nos hable y nos acompañe. En todo Él está presente.
Fuente: Se admiraba de su falta de fe
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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
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