rafabogado
Será en Octubre
Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
A continuación, el Evangelio de hoy martes y las lecturas:
“ Mujer, ¿por qué lloras? ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Salmo de hoy
Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 R/. La misericordia del Señor llena la tierra
La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la fin
y reanimarlos en tiempo de hambre.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 11-18
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
---
Bonus: Añado audio de los dominicos con el Evangelio anterior + comentario, así como los comentarios grabados del padre Pedro Brassesco en Ivoox. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. Mariví Sánchez Urrutia, de la Congregación de Dominicas de La Anunciata.
Reflexión del Evangelio de hoy
¿Qué tenemos que hacer?
La primera lectura relata el discurso de Pedro inmediatamente después de recibir el Espíritu Santo, según el texto. El, que ha experimentado en su vida la fuerza de la Resurrección realizará la misión encomendada por Jesús: Id y haced discípulos míos.
Escuchando a Pedro hablar a una multitud congregada para la fiesta de pentecostés, y recordando su pasado inmediato, despierta en nosotros sentimientos de gratitud y admiración, y también confianza en la fuerza tras*formadora de la Gracia.
Hoy la liturgia nos presenta a Pedro y María Magdalena, dos personas a las que el encuentro con Cristo ha tras*formado radicalmente su vida.
Este proceso maravilloso de tras*formación ha continuado a lo largo de la historia de la Iglesia, de ayer y de hoy, Cristo sigue vivo haciéndose presente en cada persona que es capaz de reconocerle y vivir en comunión con El.
Pedro expone con vehemencia el núcleo del mensaje cristiano, “… el mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios constituido Señor y Mesías”
Como respuesta a las palabras de Pedro surge un cuestionamiento interior en forma de pregunta: y nosotros ¿qué tenemos que hacer? Ante la proclamación de la Palabra, ¿Y yo qué tengo que hacer?
Y nos señala un camino, un comienzo “arrepentíos” es decir, cambiar la mente y el corazón, dejaros tras*formar por su Gracia. Y esto no sólo es programa de cuaresma sino de todo tiempo litúrgico.
¡Cristo vive!
Cristo ha resucitado, es la proclamación más importante repetida en estos días, y en toda la historia del cristianismo. Los evangelistas, con algunas pequeñas variantes derivados de los distintos contextos culturales y comunidades a las que se dirigen, ponen por escrito lo que vivieron u oyeron a través de los relatos que se iban sucediendo en las comunidades de los creyentes.
Ni Juan, ni los otros evangelistas escriben una crónica de lo sucedido al tercer día de la fin de Jesús. Expresan lo que ha significado para ellos, su encuentro con Jesús después de su fin. La tras*formación que experimentaron en sus vidas, no sin antes recorrer un camino no exento de dificultades y sufrimiento: miedo, fracaso, desorientación, búsqueda. Todos, al leer el texto de hoy, sabemos el contexto en el que se han desarrollado los últimos días vividos por Jesús. Tenemos la representación mental de las negaciones, abandonos y también la fidelidad de las mujeres al pie de la cruz.
Hoy la Palabra, nos vuelve a hablar de fidelidad, de perseverancia, de amor. María Magdalena busca a Jesús, busca su cadáver “cuando todavía estaba oscuro” dice Juan al comienzo del capítulo. Quizá sea un dato geográfico, pero es sin duda, un dato existencial. Ha perdido, se ha roto con la fin, la vinculación afectiva, y quizá también contemple la posibilidad de perderse para siempre aquel proyecto de vida plena, de un mundo diferente, donde cuentan los pobres, enfermos, las mujeres, donde el perdón, el servicio, el amor son las actitudes que se reivindican, diríamos hoy, para participar de ese reino que El viene a inaugurar.
Es posible que María Magdalena contemplara todo eso en la oscuridad y cercanía de un sepulcro vacío.
Los versículos anteriores relatan que una vez que avisa a Pedro y a Juan que el sepulcro donde está enterrado Jesús está vacío, éstos vuelven a casa, pero ella, María, permanece allí con un dolor grande en su corazón todavía envuelto en las tinieblas de la noche.
Una vez más, no huye espantada, sino que permanece ¿esperando el amanecer? Pero no permanece inactiva, busca “se inclinó para mirar dentro del sepulcro”
Mujer, ¿por qué lloras? Ante momentos de oscuridad, de aparente fracaso, que importante es no perder la capacidad de dialogar, entrar en relación, y también de dialogar con nosotras mismas, ¿por qué?
El encuentro
Y en el marco precioso de un amor envuelto en lágrimas, de búsqueda perseverante, de diálogo sincero, Alguien se acerca a su vida ¿por qué lloras?, se abre al diálogo con el desconocido. ¡María!
Y amaneció en su corazón, ¡regazoni! se encontró con el amado de su alma, “Él está vivo” y ha hablado con Él, ha contado María Magdalena a los discípulos.
Descubre al Jesús de la fe, no me toques …experimentó en su vida el encuentro con Jesús resucitado, que le confía una misión: Ve a mis hermanos y diles (…). Fue entonces María para comunicar la Buena Nueva a los discípulos ¡el Señor vive!
“De este modo se convierte en evangelista, es decir, en mensajera que anuncia la buena nueva de la resurrección del Señor; o como decían Rabano Mauro y Santo Tomás de Aquino, en "apóstola de los apóstoles", porque anunció a los apóstoles aquello que, a su vez, ellos anunciarán a todo el mundo. Con razón el Doctor Angélico utiliza este término aplicándolo a María Magdalena: es un testigo de Cristo resucitado y anuncia el mensaje de la resurrección del Señor, al igual que los otros apóstoles” (del Boletín diario de 29.10.2021 de la Santa Sede)
Esta semana de pascua es un buen momento para recorrer nuestro propio camino de fe, Él está pronto a manifestarse en nuestra vida, hortelano, compañero de camino, anfitrión, reforzando la fe de un gran grupo, de un descreído Tomás. En la medida que apaguemos otras voces, escucharemos la suya, la llamada personal a cada uno de nosotros, ¡María o…! Ve y diles a mis hermanos. Eres tú el que has de hacerme presente en nuestro mundo necesitado de vida y de esperanza de resurrección.
Haz, Señor que florezca la vida en medio de tanta fin como rodea nuestro mundo y que yo colabore contigo en esta misión.
Fuente: Mujer, ¿por qué lloras?
---
Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
Beneficios de la Palabra
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.» (Salmo 119:97).
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Es mi meditación todo el día.» (Salmo 119:97).
A continuación, el Evangelio de hoy martes y las lecturas:
“ Mujer, ¿por qué lloras? ”
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Salmo de hoy
Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 R/. La misericordia del Señor llena la tierra
La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la fin
y reanimarlos en tiempo de hambre.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 11-18
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
---
Bonus: Añado audio de los dominicos con el Evangelio anterior + comentario, así como los comentarios grabados del padre Pedro Brassesco en Ivoox. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. Mariví Sánchez Urrutia, de la Congregación de Dominicas de La Anunciata.
Reflexión del Evangelio de hoy
¿Qué tenemos que hacer?
La primera lectura relata el discurso de Pedro inmediatamente después de recibir el Espíritu Santo, según el texto. El, que ha experimentado en su vida la fuerza de la Resurrección realizará la misión encomendada por Jesús: Id y haced discípulos míos.
Escuchando a Pedro hablar a una multitud congregada para la fiesta de pentecostés, y recordando su pasado inmediato, despierta en nosotros sentimientos de gratitud y admiración, y también confianza en la fuerza tras*formadora de la Gracia.
Hoy la liturgia nos presenta a Pedro y María Magdalena, dos personas a las que el encuentro con Cristo ha tras*formado radicalmente su vida.
Este proceso maravilloso de tras*formación ha continuado a lo largo de la historia de la Iglesia, de ayer y de hoy, Cristo sigue vivo haciéndose presente en cada persona que es capaz de reconocerle y vivir en comunión con El.
Pedro expone con vehemencia el núcleo del mensaje cristiano, “… el mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios constituido Señor y Mesías”
Como respuesta a las palabras de Pedro surge un cuestionamiento interior en forma de pregunta: y nosotros ¿qué tenemos que hacer? Ante la proclamación de la Palabra, ¿Y yo qué tengo que hacer?
Y nos señala un camino, un comienzo “arrepentíos” es decir, cambiar la mente y el corazón, dejaros tras*formar por su Gracia. Y esto no sólo es programa de cuaresma sino de todo tiempo litúrgico.
¡Cristo vive!
Cristo ha resucitado, es la proclamación más importante repetida en estos días, y en toda la historia del cristianismo. Los evangelistas, con algunas pequeñas variantes derivados de los distintos contextos culturales y comunidades a las que se dirigen, ponen por escrito lo que vivieron u oyeron a través de los relatos que se iban sucediendo en las comunidades de los creyentes.
Ni Juan, ni los otros evangelistas escriben una crónica de lo sucedido al tercer día de la fin de Jesús. Expresan lo que ha significado para ellos, su encuentro con Jesús después de su fin. La tras*formación que experimentaron en sus vidas, no sin antes recorrer un camino no exento de dificultades y sufrimiento: miedo, fracaso, desorientación, búsqueda. Todos, al leer el texto de hoy, sabemos el contexto en el que se han desarrollado los últimos días vividos por Jesús. Tenemos la representación mental de las negaciones, abandonos y también la fidelidad de las mujeres al pie de la cruz.
Hoy la Palabra, nos vuelve a hablar de fidelidad, de perseverancia, de amor. María Magdalena busca a Jesús, busca su cadáver “cuando todavía estaba oscuro” dice Juan al comienzo del capítulo. Quizá sea un dato geográfico, pero es sin duda, un dato existencial. Ha perdido, se ha roto con la fin, la vinculación afectiva, y quizá también contemple la posibilidad de perderse para siempre aquel proyecto de vida plena, de un mundo diferente, donde cuentan los pobres, enfermos, las mujeres, donde el perdón, el servicio, el amor son las actitudes que se reivindican, diríamos hoy, para participar de ese reino que El viene a inaugurar.
Es posible que María Magdalena contemplara todo eso en la oscuridad y cercanía de un sepulcro vacío.
Los versículos anteriores relatan que una vez que avisa a Pedro y a Juan que el sepulcro donde está enterrado Jesús está vacío, éstos vuelven a casa, pero ella, María, permanece allí con un dolor grande en su corazón todavía envuelto en las tinieblas de la noche.
Una vez más, no huye espantada, sino que permanece ¿esperando el amanecer? Pero no permanece inactiva, busca “se inclinó para mirar dentro del sepulcro”
Mujer, ¿por qué lloras? Ante momentos de oscuridad, de aparente fracaso, que importante es no perder la capacidad de dialogar, entrar en relación, y también de dialogar con nosotras mismas, ¿por qué?
El encuentro
Y en el marco precioso de un amor envuelto en lágrimas, de búsqueda perseverante, de diálogo sincero, Alguien se acerca a su vida ¿por qué lloras?, se abre al diálogo con el desconocido. ¡María!
Y amaneció en su corazón, ¡regazoni! se encontró con el amado de su alma, “Él está vivo” y ha hablado con Él, ha contado María Magdalena a los discípulos.
Descubre al Jesús de la fe, no me toques …experimentó en su vida el encuentro con Jesús resucitado, que le confía una misión: Ve a mis hermanos y diles (…). Fue entonces María para comunicar la Buena Nueva a los discípulos ¡el Señor vive!
“De este modo se convierte en evangelista, es decir, en mensajera que anuncia la buena nueva de la resurrección del Señor; o como decían Rabano Mauro y Santo Tomás de Aquino, en "apóstola de los apóstoles", porque anunció a los apóstoles aquello que, a su vez, ellos anunciarán a todo el mundo. Con razón el Doctor Angélico utiliza este término aplicándolo a María Magdalena: es un testigo de Cristo resucitado y anuncia el mensaje de la resurrección del Señor, al igual que los otros apóstoles” (del Boletín diario de 29.10.2021 de la Santa Sede)
Esta semana de pascua es un buen momento para recorrer nuestro propio camino de fe, Él está pronto a manifestarse en nuestra vida, hortelano, compañero de camino, anfitrión, reforzando la fe de un gran grupo, de un descreído Tomás. En la medida que apaguemos otras voces, escucharemos la suya, la llamada personal a cada uno de nosotros, ¡María o…! Ve y diles a mis hermanos. Eres tú el que has de hacerme presente en nuestro mundo necesitado de vida y de esperanza de resurrección.
Haz, Señor que florezca la vida en medio de tanta fin como rodea nuestro mundo y que yo colabore contigo en esta misión.
Fuente: Mujer, ¿por qué lloras?
---
Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)