La Palabra de Dios encierra tesoros.
Nuestro querido San Antonio de Padua predicaba de tal forma, y daba sermones tan espectaculares, que está demostrado que era un doctor de la Palabra, un gran experto en la escolástica, al punto de ser llamado "Arca del Testamento". Existe una leyenda que dice que hasta cuándo él mismo predicaba en mitad de la naturaleza, hasta los peces le escuchaban.
San Antonio es un ejemplo de "sal" en la vida, una luz para el mundo, por su gran mérito tardó muy poco en ser canonizado, y los milagros empezaron a realizarse de forma masiva el primer martes después de su fin, de ahí que el martes sea un día consagrado al santo. Y este año su fiesta cae en martes.
Nacido como Fernando Martim de Bulhões e Taveira Azevedo, se cambió el nombre a Antonio al entrar en los franciscanos.
Santo universal, no hay rincón católico del mundo donde no se le conozca.
Tenía tal devoción al Niño Jesús que hasta pudo tenerle en sus brazos.
Un elegido de Cristo.
Yo personalmente, le tengo un cariño especial, pues le suelo "molestar" bastante al tener una cabeza propensa el despiste, y cuando se me pierde algo, automáticamente recurro a mi querido amigo Antonio: me lleva directamente al objeto perdido, oculto en el sitio más disparatado. Podría hablar horas de mis aventuras buscando cosas por la casa en compañía de San Antonio. Como aquella vez que mi progenitora perdió un pendiente de un juego de pendientes que le regalé yo por el día de la progenitora, y tras un búsqueda atareada, por días, dándolo ya por perdido (para disgusto de mi progenitora, que le encantan esos pendientes), y resultó estar ese pendiente en el horno nada menos; mi progenitora abrió la puerta del horno y allí estaba ese pendiente.
Es por mi progenitora que yo conocí a San Antonio, y por mi progenitora recurro a él en esto de las cosas perdidas, me lo enseñó ella, que está muy favorecida por este santo.
No solo hay que pedirle por esas cosas perdidas, San Antonio es mucho más, hoy y en adelante, bueno será pedirle por todos los que han perdido algo valioso: la memoria (enfermos de Alzheimer), los que han perdido el trabajo, la casa, la salud, la economía,los que pierden a un ser amado, aquellos que han perdido a sus padres y son huérfanos, los padres que han perdido un hijo, los que se han perdido en la vida, los que han perdido a Jesús por haberse descarriado.
Añado que suelo recurrir al santo Antonio de Padua cuando desaparece alguien que me entero por las noticias, es efectivo.