CommiePig
Madmaxista
El Kempis del día (hoy un poco tarde):
Ver archivo adjunto 1924446
Capítulo 6: DE LOS DESEOS DESORDENADOS
Cuantas veces desea el hombre desordenadamente alguna cosa, luego pierde el sosiego.
El soberbio y el avariento nunca están quietos; el pobre y el humilde de espíritu viven en mucha paz.
El hombre que no es perfectamente mortificado en sí, presto es tentado y vencido de cosas pequeñas y viles.
El flaco de espíritu y que aún está inclinado a lo animal y sensible, con dificultad se puede abstraer totalmente de los deseos terrenos. Y cuando se abstiene recibe muchas veces tristeza, y se enoja presto si alguno le contradice.
Pero si alcanza lo que desea, siente luego pesadumbre por el remordimiento de la conciencia; porque siguió a su apetito, el cual nada aprovecha, para alcanzar la paz que busca.
En resistir, pues, a las pasiones se halla la, verdadera paz del corazón, y no en seguirlas. No hay, pues, paz en el corazón del hombre carnal, ni del que se entrega a lo exterior, sino en el que es fervoroso y espiritual.
Libro completo disponible aquí
la criatura humana que comprende que es un espíritu, en el que se acumulan el poso de sus propias decisiones, sabe en qué consiste esta breve prueba
tiene bastante ganado, porque conoce, a base de triunfar sobre el engaño de la infamia del mundo, en qué consiste la batalla diaria de nuestras almas
el que hace perecer la existencia de Dios en sí mismo, en sus creencias, se desliza por sus decisiones más fácilmente a la condenación eterna
Última edición: