kronopio
Madmaxista
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Lo del pan me ha dejado a cuadros.Ya que pones el texto en latín, he de advertir que la traducción del texto original en griego koine ha sido tergiversada. Yo he de enmendar tamaña manipulación para mis hermanos burbujos.
Como ves en el texto en latín, a finales de los 80 se hicieron un par de cambios importantes que pueden alterar el significado del texto:
Al final la iglesia católica simplificó la traducción como ya se hizo con los mandamientos, para evitar que los fieles se confundan y piensen que Dios es el que tienta. El texto modernizado que en España se reza en su forma actual desde los 80 lo unificó el papa Francisco definitivamente en lengua española, ya que había países americanos en los que todavía se rezaba a la manera antigua.
- "perdona nuestras deudas" paso a ser "perdona nuestras ofensas". Mi abuela todavía lo recita así, porque es como lo aprendió de pequeña, y como ha sido por siglos. Para mí no es lo mismo, porque las ofensas a Dios implican deudas con Dios, pero puede haber otras deudas que no son ofensas. La palabra griega "ofeilémata" significa deberes, deudas.
- "y no nos induzcas a la tentación" pasó a ser "no nos dejes caer en la tentación". La palabra griega "eisfero" tal como se traduce el resto de veces en el evangelio sería más bien "no nos cargues adentro de", o "no nos lleves hasta". La traducción griega literal es por tanto definitivamente esa. Así que podríamos interpretarlo en el mismo sentido que el rey David usa en el salmo 141: "Coloca, Señor, una guardia en mi boca, un centinela a la puerta de mis labios; no dejes inclinarse mi corazón a la maldad, a cometer crímenes y delitos; ni que con los hombres malvados participe en banquetes". Es decir, no permitas que caigamos en tentaciones. Sin embargo hay otras interpretaciones que tienen que ver con la palabra griega "peirasmon", que se puede traducir por tentación, pero también por prueba o tribulación, como se hace por ejemplo en Hechos, 14,22. Con lo cual ya no sería "no nos permitas", sino el literal "no nos conduzcas" a las pruebas o tribulaciones.
Pero lo más grave es lo siguiente:
Hay una palabra que ya en el padre nuestro en latín (la versión más reciente) estaba traducida de aquella manera: panen nostrum quotidianum (el pan nuestro diario, de cada día). Pues aquí también hay miga (y mucha) porque la palabra griega original es epiousion, que la mayoría de estudiosos coinciden en que no significa ni de coña cotidiano, sino que se traduciría como super-sustancial, o super-esencial. Así lo vió también San Jerónimo en su traducción al latín de la Bilia (conocida como la Vulgata), para la que se inventó una palabra nueva que no existía en latín: supersubstantialem. Así lo vieron también San Agustín, San Juan Casiano y San Cirilo de Jerusalén, entre otros. En la actualidad la iglesia católica a pesar de mantener la traducción "peor", sin embargo en el apartado del catecismo dedicado al Padre Nuestro más o menos lo admite:
Es decir, que se nos está ocultando lo más importante: que el "pan nuestro" que nos da Dios no es el pan mundano con el que alimentamos el cuerpo, sino el pan espiritual, y en clara referencia también a la eucaristía.
He consultado a Santo Tomás, que siempre es caballo ganador, y podemos estar tranquilos. El admite las dos interpretaciones, la del pan más terrenal y la del pan sobrenatural. Y en el catecismo hacen lo mismo, dan diferentes interpretaciones hermenéuticas del pan, de la frase completa
de la oración, etc...
@lapetus , es verdad que las traducciones las carga el diablo y que con el paso de lo siglos la contaminación ha podido ir instalándose en palabras, frases, párrafos, pero me niego a creer que en el Padre Nuestro se nos esté omitiendo algo. Otra cosa es que la Iglesia por "eficiencia" haya purgado algunas partes y llegado a consensos de practicidad y que, por fuerza, la pureza del original se haya resentido.
Pero debemos rezar el Padre Nuestro sabiendo que son las siete consignas que nos legó Jesús para orar de manera más perfecta.
El Padre Nuestro explicado por Santo Tomás
Santo Tomás de Aquino muestra las enseñanzas del Padre Nuestro y aquí destacamos aquellas que hoy nos pueden resultar más sugerentes.
www.dominicos.org
El pan nuestro de cada día dánosle hoy
Esta petición se relaciona con el don de fortaleza de corazón, don necesario para no desfallecer ante las dificultades. Este don hace que nuestro corazón no flaquee por miedo a no alcanzar lo necesario, y nos ayuda a creer firmemente que Dios nos proporciona todo lo que necesitamos.
En las tres peticiones anteriores se piden bienes espirituales que ya comienzan a hacerse realidad en este mundo, aunque de forma incompleta. Con esta petición el Espíritu Santo nos enseña a pedir algunas cosas necesarias para conseguir el perfeccionamiento de la vida presente, y nos muestra al mismo tiempo que Dios se preocupa también de nuestras necesidades temporales.
Con esta petición se nos enseña a evitar cinco pecados nacidos del deseo de las cosas terrenas. El primero de ellos consiste en desear desmesuradamente más de lo que necesitamos. Este deseo demasiado apegado a lo temporal nos aparta de las inquietudes espirituales. En cambio, Cristo, con esta petición nos anima a pedir lo necesario para nuestra vida. El pan de cada día resume todas estas necesidades. El segundo pecado consiste en adueñarse de los bienes de otro. En cambio, Cristo nos enseña a pedir el pan “nuestro” y no el ajeno. El tercer pecado es la ambición desmesurada. En cambio, es la necesidad la que debe regular nuestro deseos. La expresión “de cada día”, entendida como el de un día o el de un cierto tiempo, se opone a este pecado. El cuarto pecado es la voracidad desmesurada, consistente en consumir en un solo día lo que sería suficiente para muchos días. Y el quinto pecado es el de la ingratitud que brota de la soberbia. En cambio, esta cuarta petición es una forma de reconocer que todos nuestros bienes proceden en última instancia de Dios. Esta petición es también una forma de suplicar que nuestras riquezas nos sean útiles, pues si las amontonamos no serán útiles para nosotros. Otro pecado al que se opone esta petición es el de la preocupación excesiva por el mañana, de modo que uno no encuentra jamás sosiego.
Este pan puede entenderse también como el pan del sacramento de la Eucaristía y como el pan de la palabra de Dios. Desde esta interpretación podemos asociar la petición a la bienaventuranza que proclama dichosos a los que tienen hambre y sed de justicia (Mt 5, 6).
Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, ASI COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES
63. --- Hay algunos de gran sabiduría y fortaleza; y por confiar demasiado en su capacidad no efectúan sabiamente sus obras, ni llevan a su término lo que pretenden. Prov 20, 18: "Las empresas con el consejo se afianzan". Pero advirtamos que el Espíritu Santo, que da la fortaleza, da también el consejo. Porque todo buen consejo relativo a la salvación de los hombres del Espíritu Santo procede. Ahora bien, el consejo le es necesario al hombre cuando vive en tribulación, como la consulta de los médicos cuando alguien enferma. Por lo cual también el hombre, como espiritualmente está enfermo por el pecado, para sanar debe pedir consejo. En Daniel 4, 24 se ve que el consejo le es necesario al pecador cuando dice [a Nabucodonosor]: "Oh rey, acepta mi consejo. Redime con limosnas tus pecados". El mejor consejo contra el pecado es la limosna y la misericordia. Por lo cual el Espíritu Santo enseña a los pecadores que pidan y oren: "Perdónanos nuestras deudas".
64. --- Por otra parte, a Dios le debemos lo que le quitamos de su derecho. Ahora bien, derecho de Dios es que hagamos su voluntad, prefiriéndola a la nuestra. Así es que menoscabamos su derecho cuando preferimos nuestra voluntad a la suya; y esto es pecado. Y los pecados son deudas nuestras. Por lo mismo el consejo del Espíritu Santo es que le pidamos a Dios el perdón de nuestros pecados; por lo cual decimos: "Perdónanos nuestras deudas".
65. --- En estas palabras podemos considerar tres cosas. Primeramente el porqué de esta petición; en segundo lugar cuándo se cumple; en tercer lugar qué se necesita de nuestra parte para que se cumpla. A) En cuanto a lo primero debemos saber que de esta petición podemos colegir dos cosas que les son necesarias a los hombres en esta vida. Una es que el hombre se mantenga siempre en temor y humildad. En efecto, ha habido algunos tan presuntuosos que enseñaron que el hombre puede vivir en este mundo de tal manera que por sí mismo le es posible evitar el pecado. Pero esto a nadie le ha sido dado sino sólo a Cristo, que poseyó el Espíritu sin medida, y a la Santísima Virgen, que fue la llena de gracia, concebida Inmaculada sin pecado original, en la que no hubo ningún pecado, como dice San Agustín: "De ella (o sea de la Virgen) no quiero hacer ninguna mención cuando se trata del pecado". Pero a ninguno de los otros Santos se le concedió el no incurrir al menos en algún pecado venial: 1 Juan 1, 8: "Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos nosotros mismos y no hay verdad en nosotros". Esto mismo se demuestra por esta petición. En efecto, es evidente que a todos, aun a los mismos Santos, les conviene decir estas palabras del "Padre Nuestro": "Perdónanos nuestras deudas". Así es que todos reconocen y confiesan que son pecadores y deudores. Por lo tanto, como eres pecador, debes temer y humillarte.