Evidentemente, el objetivo del Señor es la salvación de todos los hombres. En su plan de salvación escogió a un pueblo reducido, de pastores, para hacer de levadura a través de lo anunciado a los patriarcas, en primer lugar al querido Abraham, y a los profetas, también David. Tal vez si el pueblo hebreo lo hubiera admitido desde el principio no habría seguido siendo más que la religión de un pueblo precisamente. Se trataba de que se extendiera por todo el mundo. Yo creo que hay varios pueblos elegidos (aunque ninguno debe hacerse ilusiones de preferencia). Fue preciso que la filosofía griega estableciese la base de la razón que permite deducir todas las verdades que se derivan de la Verdad, del Logos que es Cristo. Y que el imperio romano llegase a su máxima y estable extensión, para que sus vías, sus ciudades, su derecho acogiesen la Palabra que se extendió. La persecución no fue más que un acicate para las conversiones. Y tras*curridos siglos, cuando una parte de Europa se perdía en herejías, ya estaba un mundo nuevo ofrecido por España, que es una derivada de Roma, para propagar la Fe.
En todo caso, el pueblo judío ha de ser convertido antes del fin. Ya lo avanza San Pablo.
Dios te oiga, Lux Mundi, yo albergo las previsiones más pavorosas sobre el futuro de España (como de Europa, pero España es mi España y es quien más me desvela). Si hubiera sido voluntad de Dios, la Reconquista se habría prolongado por el norte de África. Pero el descubirimiento de América desvió nuestra atención, como es lógico. Y fue bueno entonces. Sin embargo, la pústula fiel a la religión del amora de África se quedó ahí, como una amenaza berberisca, no sólo para aquellos siglos, sino para la actualidad.
Hemos renunciado a la Fe, mucho más a la pretensión del reinado de Cristo, de su Ley por encima de tod.. Hemos abandonado y la fuerza natural de las cosas llena este vacío y la obstinación en la impenitencia, por la que nos imponen los ismaelitas. Ya veréis, esto no va a tardar en hacerse efectivo ni 40 años, ni 30 posiblemente. Yo seré una ancianita y testigo de esas cosas. Ni pensar en quienes son niños hoy, qué futuro de esclavitud.
Y de miedo y de sometimiento.
Con la inestimable colaboración de la Conferencia Episcopal (que no es, por cierto, una institución de Derecho divino como sí lo es la del episcopado, sino que tiene orígenes más nocivos y a la vista está para qué sirven) y de Caritas, que alimenta el huevo de la serpiente. Oppas, Oppas y más Oppas. Mirad el obispo de Tetuán. Que tenga tiempo de arrepentirse.
