San Fernando, el rey santo

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Hoy como cada 30 de mayo se celebra el santo de los Fernandos.

San Fernando, el rey santo

Guerrero, poeta y músico, compositor de cantigas al Señor. Se destacó por su integridad, piedad, valentía y pureza.

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Tras la temprana fin de Enrique I de Castilla y la abdicación de su progenitora, obtiene en 1217 el reino de Castilla. Tuvo que enfrentarse a la casa de los Lara por una revuelta nobiliaria. Tras casarse con Beatriz de Suabia en 1219, se dedicó preferentemente a dirigir las campañas conquistadoras, combinando hábilmente las acciones diplomáticas con beneficiosas intervenciones bélicas que se valían de las discordias existentes en los distintos reinos fiel a la religión del amores.

A la fin de su padre Alfonso IX en 1230, tuvo que luchar por el trono de León, ya que éste legó su reino a Sancha y Dulce, hijas de su primer matrimonio con Teresa de Portugal. Gracias a la persuasión y algún pago heredó el reino de León, pasando a ser Rey de Castilla y León, y anexionándose el reino taifa de Murcia en 1243. Por otra parte, estableció las fronteras con el Reino de Aragón en el Tratado de Almizra (1244) y repartió las nuevas tierras conquistadas.

Asimismo, reconquistó todo el territorio de la actual comunidad autónoma de Andalucía, exceptuando el Reino de Granada, siendo importantes las tomas de ciudades como Baeza (1227), Úbeda (1233), Córdoba (1236), Jaén (1245) y Sevilla (1248).

Fue avanzando por el Guadalquivir. Jaén es conquistada tras años de ataques en 1246 y en noviembre del año 1248 se apodera de Sevilla, tras quince meses de asedio y con el auxilio del marino Ramón de Bonifaz, a quien el rey había encargado en 1247 la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico y con la que habría de remontar el río Guadalquivir y completar el cerco sobre la ciudad. A la toma de Sevilla siguió la de Medina Sidonia y Arcos de la Frontera entre otras.

Procuraba no agravar los tributos, a pesar de las exigencias de la guerra. Cuidaba tan bien de sus súbditos que se hizo famoso su dicho: "Más temo las maldiciones de una viejecita pobre de mi reino que a todos los jovenlandeses del África".

Reconocido por su sabiduría. Fundó la famosa universidad de Salamanca y edificó la catedral de Burgos. Viudo. Con su segunda esposa fue padre de Eleanor, esposa de Eduardo I de Inglaterra.

Cuando falleció en 1252, preparaba una expedición contra el norte de África, tratando de evitar las posibles amenazas que pudieran proceder de esa zona.

Al saber que estaba cercana la fin abandonó su lecho y se postro en tierra sobre cenizas, recibió los últimos sacramentos. Llamó a la reina y a sus hijos para despedirse de ellos y darles sabios consejos. Volviéndose a los que se hallaban presentes, les pidió que lo perdonasen por alguna involuntaria ofensa. Y, alzando hacia el cielo la vela encendida que sostenía en las manos, la reverenció como símbolo del Espíritu Santo. Pidió luego a los clérigos que cantasen el Te Deum, y así murió, el 30 de mayo de 1252. Había reinado treinta y cinco años en Castilla y veinte en León, siendo afortunado en la guerra, moderado en la paz, piadoso con Dios y liberal con los hombres, como afirman las crónicas de él. Su nombre significa "bravo en la paz".

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“Las postrimerías de Fernando III el Santo”

Lo sucedió en el trono su hijo mayor, Alfonso X, conocido como Alfonso el Sabio.

Labor política y social.

Trató de unificar y centralizar la administración de los reinos castellano y leonés, promovió la traducción de Fuero juzgo e impuso el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, la Iglesia y los nobles, lo que dio lugar a la formación de grandes latifundios.

En el ámbito cultural y religioso, mandó levantar las catedrales de Burgos y León. Se esmeró por que en su corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario (su hijo el rey Alfonso el Sabio será un gran literato y declarará que su saber se lo debe en gran parte al interés que su padre tenía por que su instrucción fuera la mejor posible).

San Fernando y la religión.

El rey Fernando se rodeó siempre de doce varones sabios para que lo aconsejaran en todo, y uno de ellos fue el Arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada. Era un hombre de palabra y cumplía lo prometido aunque le costara muchos sacrificios. Sus mismos adversarios sabían que él cumplía siempre los pactos que hacía.

Antes de contraer su primer matrimonio pasó una noche entera rezando, pidiendo a Dios que bendijera su nuevo hogar. En sus cartas se declaraba: «Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima y Alférez del Apóstol Santiago» (sus guerreros decían que en algunas batallas que dirigía San Fernando les parecía sentir por los aires al Apóstol Santiago protegiéndolos).

El Papa Gregorio Nono lo llamó «Atleta de Cristo», y el Pontífice Inocencio IV le dio el título de «campeón invicto de Jesucristo».

Sobre su tumba escribieron este epitafio: «Aquí yace el muy honrado rey Fernando que conquistó y libertó a toda España. Fue el más leal, el más franco, el más humilde, el más respetuoso hacia Dios, el más servicial con los demás, y el que siempre supo honrar y pagar muy bien a sus amigos».

El Papa Clemente X lo canoniza el 4 de febrero de 1671, siendo el segundo rey español, considerando a San Hermenegildo como rey español, que es elevado a la santidad. Su hijo Alfonso le sucedió en el trono como Alfonso X, apodado el Sabio.

Canonizado el 4 de febrero de 1671 por el Papa Clemente X

Considerado por Menéndez y Pelayo como el mas grande de los reyes de Castilla

Es patrono de varias instituciones españolas y protector de cautivos, desvalidos y gobernantes.

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Cuerpo incorrupto de San Fernando

Fernando III de Castilla - Wikipedia, la enciclopedia libre

¿Por qué es San Fernando patrón de Sevilla?
 
Última edición:
Famoso porque unas veces iba a pie y otras andando..
 
En tiempos de Franco tampoco se hicieron películas sobre los grandes episodios de la historia española.

Para hacer grandes superproducciones historicas y que fueran buenas hacia falta mucho dinero. Franco destinaba ese dinero a crear industrias, centrales nucleares, pantanos, autopistas, trenes, puertos, aeropuertos, y pisos de obra nueva que hasta un peon de tercera podia pagar en un par de años.

Aun asi hicieron algun esfuerzo:

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Y aunque no era produccion nuestra, el regimen colaboro en que no les faltara de nada en los escenarios nacionales donde se rodo esta

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De nada oraterrojo
 
Para hacer grandes superproducciones historicas y que fueran buenas hacia falta mucho dinero. Franco destinaba ese dinero a crear industrias, centrales nucleares, pantanos, autopistas, trenes, puertos, aeropuertos, y pisos de obra nueva que hasta un peon de tercera podia pagar en un par de años.

Aun asi hicieron algun esfuerzo:

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Y aunque no era produccion nuestra, el regimen colaboro en que no les faltara de nada en los escenarios nacionales donde se rodo esta

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De nada oraterrojo

Películas de medio pelo basadas en clichés de la historia y la cultura española como Don Quijote o Colón, cuando no auto-propaganda del régimen ("Sin novedad en el alcazar"). Creo que estamos hablando de otra cosa, de rescatar para la memoria colectiva grandes personajes olvidados como Blas de Lezo o el rey Fernando. En ese sentido el franquismo fue igual de estéril que el R78.
 
Solo un rojo estulto podria hablar con desprecio del descubrimiendo de america, siendo como es, la mayor gesta de la historia de la humanidad. El alba de america, era la primera pelicula que se hacia en la historia en la que salian colon y los reyes catolicos. El Quijote es el libro mas difundido del mundo tras la biblia, tambien era la primera pelicula que se hacia nunca.

Sin novedad en el alcazar seria un peliculon brutal de esos de 10 oscar si se hiciera una superproduccion.

Pero nada, el rojo orate de extremapobre denigrando la patria.
 
Solo un rojo estulto podria hablar con desprecio del descubrimiendo de america, siendo como es, la mayor gesta de la historia de la humanidad. El alba de america, era la primera pelicula que se hacia en la historia en la que salian colon y los reyes catolicos. El Quijote es el libro mas difundido del mundo tras la biblia, tambien era la primera pelicula que se hacia nunca.

Sin novedad en el alcazar seria un peliculon brutal de esos de 10 oscar si se hiciera una superproduccion.

Pero nada, el rojo orate de extremapobre denigrando la patria.

Eres tú el que denigras a España insultando a una de sus regiones llamándola Extremapobre. Yo solo digo que el Franquismo no hizo nada para rehabilitar a personajes olvidados de la historia como Blas de Lezo o Fernando el Santo. Lo único que le importaba era hacer propaganda barata nacionalista para justificar el régimen y por tanto sólo le valían los iconos con más fuerza y harto conocidos ya como Colón o el Quijote. Que no necesitaban para nada los largometrajes casposos de la autarquía para ser recordados porque ya estaban presentes en la memoria colectiva de todas formas.No solo no le hacía un favor al Quijote esa película sino todo lo contrario. Era un escupitajo a Cervantes que el Quijote se plasmara en una película de serie B en vez de una superproducción multimillonaria como corresponde a la talla literaria del Quijote.
 
En 1939 cuando Franco se constituye como Jefe de Estado, la mayoria de poblacion española era ANALFABETA. Bastante tenian con saber leer y escribir los que sabian, como para saber algo de Colon, el descubrimiento, el imperio o los Reyes Catolicos. Con que la gente no tiene ni fruta idea de ninguno de ellos ni hoy, imaginate entonces, que todo lo mas que decian de Isabel la Catolica quienes sabian que fue reina, era eso de que "era una gorrina que no se cambiaba de ropa interior".

Bastante hizo Franco restituyendo los simbolos nacionales historicos que habian sido vilipendiados. La bandera, el himno, el aguila de san juan, un escudo con todos los reinos, el yugo y las flechas. Y el engrandecimiento del orgullo imperial y el legado de la hispanidad. Imperio español que aun existia entonces, con el Rif, el Ifni, el Sajara, Rio Muni y Fernando Po.

Bastante hizo igualmente haciendo el esfuerzo de hacer las primeras peliculas que se habian hecho jamas sobre Colon y los RRCC, sobre la guerra de Independencia o sobre el Quijote. Al igual que el recuerdo colectivo de las personalidades, pues son los alcaldes del franquismo quienes inundan España con nombres de grandes españoles como el Cardenal Cisneros, el Gran Capitan, Alvaro de Bazan, Juan de la Cierva, Torres Quevedo, Peral, etc.

Para que venga ahora un pueblerino comunista de extremapobre a llamar casposos a grandes actores. Casposo sera tu padre. A aver si dejais de una fruta vez de votar cosa roja y os molestais en crear negocios de una fruta vez y dejais de vivir de los demas. Teneros respeto por vosotros mismos, ya que no se lo teneis a la patria.
 
Hoy, 30 de mayo, es San Fernando.

Fernando III el Santo, rey de Castilla (1217-1252) y de León (1230-1252), conocemos casi todo lo fundamental, especialmente en su vertiente más sevillana. Además, ya desde el mismo siglo XIII, muy poco tiempo después de su fin, acaecida en el viejo Alcázar hispalense el 30 de mayo de 1252, cronistas áulicos, historiadores e investigadores diversos, clérigos y laicos, nos han tras*mitido con especial interés las brillantes campañas militares fernandinas por Andalucía -sobre todo la conquista de la ciudad de Sevilla el 23 de noviembre de 1248- y las virtudes políticas, jovenlandesales y religiosas de un monarca ejemplar ya en su propio tiempo, con fama popular de "santo" incluso mucho antes de ser elevado oficialmente a los altares por el papa Clemente X el 4 de febrero de 1671. Hoy en día, en pleno siglo XXI, y en un mundo como el nuestro plenamente mercantilizado y globalizado parece de justicia rescatar el "modelo socio- político" de un monarca cristiano y singular de la historia del Reino de Sevilla. En este sentido, es preciso insistir en los valores éticos de Fernando III. Y para ello nada mejor que acudir a la descripción que realiza su hijo, Alfonso X, el Sabio, quien abunda especialmente en sus muchas cualidades jovenlandesales en el llamado Libro del Setenario, escrito en la ciudad de Sevilla. Para el rey Sabio, su padre fue ante todo un hombre que hablaba y razonaba con corrección y que gozaba de principios nobles y discretos en el comer, beber y dormir. Le gustaban los ejercicios físicos propios de su condición -andar, cabalgar y cazar- y también los torneos caballerescos. Asimismo, Fernando III disfrutaba con los juegos de tablas, practicando las damas y el ajedrez con su familia, a la que mucho admiraba y quería. Por último sabemos que al rey de Castilla le fascinaba la música cortesana y sobre todo religiosa, lo que aprendió, sin duda, de su progenitora, la reina doña Berenguela. El semblante ético y jovenlandesal del rey -también del hombre- fue destacado por su hijo explicando curiosamente el significado de las letras que integran su nombre Ferrando, escrito en forma acróstica:

F, de fe.

E, de entendimiento para conocer a Dios.

RR, de reciedumbre de voluntad y obras para derrotar y castigar a los enemigos de Dios y a los malhechores de su pueblo.

A, de amigo de Dios.

N, de nobleza de corazón en todas sus empresas y con sus vasallos.

D, de derecho, fiel y leal en palabras.

O de ombre (sic. hombre) de buenas maneras y costumbres.

El perfil de un hombre extraordinario del siglo XIII, con fama de santo ya en vida en la ciudad de Sevilla, se cierra con sus devociones religiosas tan destacadas y continuadas en gran medida por su propio hijo Alfonso X. Fernando III fue muy devoto de Santa María. Y a la que dedicó todas las mezquitas mayores de las grandes ciudades que conquistó y cristianizó en Andalucía, como se reflejan también en Las Cantigas de Santa María de Alfonso X. Por ultimo, como buen hispano del siglo XIII, en plena expansión militar frente al Islam, fue un gran defensor del culto a Santiago. Pero Fernando III actúa muchas veces movido por dos principios religiosos. En primer lugar, privados, el perdón de sus pecados y la salvación de su alma; y en segundo lugar -o casi al mismo tiempo- públicos; la defensa de la Cristiandad, de los reinos de Castilla y León. En este sentido, la vindicación de San Fernando, no sólo como soberano cristiano honesto y fiel para con sus muchos vasallos y súbditos de otras religiones toleradas; sino también como rey justo, leal, humilde y sobre todo clemente y compasivo siempre con todos.
 
Quién fue Fernando III, el rey que conquistó media España, y por qué es llamado el Santo

Fernando III el Santo. /Casa Real de España



Durante su reinado fueron conquistados, en el marco de la Reconquista, los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla

El 30 de mayo se celebra la onomástica de San Fernando, uno de los nombres que durante años fueron más comunes en España y que hace referencia al rey Fernando III de León y de Castilla, llamado «el Santo» por su reconquista de Al Andalus y que falleció en Sevilla un 30 de mayo de 1252. La fecha de nacimiento no está del todo clara (fue en la localidad de Peleas de Arriba y hay quien lo sitúa en 1199 y otros el 24 de junio de 12011), pero lo que sí está acreditado es que fue rey de Castilla entre 1217 y 1252 y de León entre 1230 y 1252.


Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó definitivamente durante su reinado las coronas castellana y leonesa, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII «el Emperador», quien a su fin las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.
Durante su reinado fueron conquistados combinando la diplomacia y la guerra, en el marco de la Reconquista, los reinos de Baeza (1227), Jaén (1246), Córdoba (1236), Sevilla(1248) y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexión había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio ibérico en poder de los reinos fiel a la religión del amores. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos únicamente poseían en la Andalucía el Reino de Niebla, Tejada y el Reino de Granada, este último como feudo castellano.

El infante Alfonso, futuro Alfonso X, fue enviado por Fernando a la conquista del Reino de Murcia; los jovenlandeses capitularon y la región quedó como señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados; en 1230, al heredar León, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró hacerse con ciento veinte mil más.
Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.

Las conquistas de Al-Andalus

Durante los años de gestión de la unión castellano-leonesa, el rey se limitó a supervisar las incursiones en tierras andalusíes, que llevaron a cabo principalmente las órdenes militares, algunos nobles y los obispados fronterizos, en especial el toledano. En 1231 el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada tomó la plaza de Cazorla en Jaén, tras haberse apoderado en abril de Quesada, Toya y toda su comarca, que Fernando le había confiado si lograba conquistarlas.

De nuevo organizó una expedición contra Al-Ándalus en la que estaban el capitán Álvar Pérez de Castro y muchos nobles y caballeros como los hermanos Pérez de Vargas, Rodrigo González Girón, Tello Alfonso de Meneses, Pero Miguel, Pero de Guzmán (padre de Guzmán el Bueno) y otros muchos, y, naturalmente, un nutrido grupo de caballeros calatravos y santiaguistas. Bordearon la ciudad de Córdoba, arrasando la campiña y asaltaron el castillo de Palma del Río. El caudillo Ibn Hud fue con sus tropas a enfrentarse a esta expedición en un olivar cerca de Jerez, teniendo lugar una batalla. Finalmente, Ibn Hud se batió en retirada dejando Jerez a su suerte haciendo los cristianos un formidable botín.

En 1233 una hueste organizada por el obispo de Plasencia, con la participación de las órdenes militares, conquistó la ciudad de Trujillo. El 29 de septiembre de 1234, Fernando conquistó la ciudad de Úbeda. Para estas conquistas, Fernando se benefició de los enfrentamientos internos entre los señores andalusíes. En 1234 nuevamente las órdenes militares se apoderaron de Medellín, Alange y Santa Cruz y en torno a 1235 de Magacelac y Hornachos. El rey, sin embargo, no participó en las incursiones de ese año, tanto por el fallecimiento de su esposa como por los levantamientos nobiliarios que tuvo que afrontar en el norte de Castilla.

En doce años, Fernando se adueñó de gran parte del territorio andalusí y de muchas de sus grandes ciudades, como Córdoba y Sevilla

En 1235 se conquistó el castillo de Torres de Albánchez. El castillo de Chiclana de Segura, según algunos historiadores, pudo haberse conquistado entre finales del 1226 y principios de 1227, y, según otros, en 1235. En cualquier caso, es en 1235 cuando Fernando III otorgó Chiclana de Segura al obispo de Osma. Este, a su vez, la otorgó en 1239 a la Orden de Santiago, formando parte de la encomienda Montizón y Chiclana.

Las siguientes campañas, en las que el rey participó de nuevo en persona delegando el gobierno del reino en su progenitora Berenguela y, tras la fin de esta en 1246, el infante Alfonso de Molina, marcaron la segunda parte del reinado. En doce años, Fernando se adueñó de gran parte del territorio andalusí y de muchas de sus grandes ciudades, como Córdoba y Sevilla.

La reconquista de Córdoba

El gobernador almohade de Córdoba firmó en 1235 una tregua de un año con Fernando III. Para esto, el emir debió pagar 430 000 maravedíes. Sin embargo, esta tregua no impedía que los castellanos atacaran baluartes que ya no dependían del emir, por lo que este tomó los castillos de Iznatoraf y San Esteban. Ese año murió Beatriz de Suabia y Fernando se trasladó al norte. El emir decidió no pagar lo pactado y cristianos de los consejos fronterizos dirigidos por el segoviano Domingo Muñoz tomaron los arrabales de Córdoba y se hicieron fuertes. Además, unos desertores jovenlandeses informaron a los cristianos de que la ciudad estaba desguarnecida y era muy fácil llegar a la Axerquía, cosa que hizo un pequeño grupo de soldados. Esto sucedió en enero de 1236 y el rey, al informarse, juntó fuerzas de León, de Salamanca, de Zamora y de Toro y de las órdenes militares y marchó hacia Córdoba. Acompañado del infante Alfonso, de nobles castellanos y leoneses, de tropas de los concejos y de fuerzas de los obispos de Cuenca y Baeza, Fernando llegó a la ciudad en febrero. Jaime I de Aragón estaba acechando Valencia, e Ibn Hud prefirió retirarse a Almería e ir a proteger esa plaza con sus barcos, dando Córdoba por perdida. Córdoba, abandonada por su emir y desalentada por el asedio, capituló; la entrada solemne de Fernando en la ciudad se produjo el 29 de junio de 1236. El rey dejó como gobernador de la ciudad a Alfonso Téllez de Meneses y como gobernador militar a Álvar Pérez de Castro. El rey castellano-leonés firmó entonces una tregua de seis años con Ibn Hud, por la que este se comprometió a pagarle tributo. Fernando restauró además el obispado cordobés, que quedó como sufragáneo del de Toledo, como otros (Baeza, Coria, Cuenca y Plasencia) mientras no se restaurase la metrópoli de la provincia eclesiástica (Sevilla). La conquista de Córdoba y la restauración del obispado impelieron al papa Gregorio IX a otorgar a Fernando importantes prerrogativas, tanto canónicas (protección papal de la familia real e indulgencias a los que participan en las campañas de Fernando), como económicas y políticas.

La progenitora recomendó a su hijo Fernando que se casara en segundas nupcias y este aceptó la sugerencia. La progenitora, para evitar parentescos entre los nobles, buscó la ayuda de su hermana Blanca, que le recomendó a Juana de Ponthieu o de Danmartín. Esta vino desde Francia con una comitiva que se marchó tras celebrarse el matrimonio en Toledo. La boda se celebró en la Catedral de Burgos en noviembre de 1237 y fue oficiada por el mismo clérigo que su primera boda, el obispo de la diócesis Mauricio. En 1238 y 1239, permaneció en la zona de Burgos, desde donde tuvo que enviar víveres a las últimas zonas conquistadas, que pasaban apuros.

La fin de Ibn Hud en 1238 y el continuo descaecimiento del poder almohade allanaron las nuevas conquistas de Fernando en las tierras andalusíes. Gran parte de la campiña cordobesa capituló a los castellano-leoneses y en los primeros años de 1240 estos sometieron el reino de Murcia. En 1241, se apoderó de Albacete.

Entre 1240 y 1243 sus conquistas se extendieron en abanico sin encontrar apenas resistencia: Chillón, Gahete, Pedroche, Santa Eufemia, Ovejo, Setefilla, Hornachuelos, Almodóvar, Luque, Lucena, Santaella, Montoro, Aguilar, Baena, Écija, Marchena, Morón, Osuna y Estepa.

Tabla que muestra a Axataf entregando las llaves de Sevilla a Fernando III frente a una de las puertas de la ciudad, en una obra de alrededor de 1750. El autor se tomó la licencia de hacer figurar la catedral tal y como los cristianos la construyeron. El cuadro muestra también a la Virgen de los Reyes en los cielos en el momento de la entrega.

A Fernando III se le plantearon dos frentes, Murcia y Andalucía. El primero decidió reservárselo para él y para el segundo envió a su hijo primogénito. Alfonso viajó a Toledo en 1243 a donde llegó una embajada del rey de Murcia, Muriel, trayendo un pliego de condiciones para hacerse un señorío de don Fernando. La razón es que Jaime I de Aragón había conquistado ya Valencia y Játiva y ahora, aliado con Alhamar, rey de Jaén y Granada, pretendían hacerse con Murcia. Alfonso aceptó el pliego y firmó las Capitulaciones de Alcaraz y posteriormente recorrió la región y se instaló temporalmente en el alcázar de Murcia. Posteriormente Alfonso firmó con Jaime I de Aragón el Tratado de Almizra para fijar el límite de expansión de los aragoneses hacia el sur. Este acuerdo llevó como prenda la concertación de una boda entre Alfonso de Castilla y Violante, hija de Jaime I. En 1244 Rodrigo González Girón y el maestre de Santiago, Pelayo Pérez Correa, se unieron a Alfonso y se apoderaron de la ciudad de Mula, de Lorca –que capituló tras una ardua resistencia– y de Cartagena, que pudieron tomar gracias a una flota naval que vino del Cantábrico, y que fue un preludio de los planes que tenía Fernando con Sevilla. Ese mismo año de 1244, Fernando emprendió su última ofensiva en Al-Ándalus.

La ciudad de Jaén ya había estado bajo asedio del 5 al 20 de julio de 1225, cuando estaba defendida por Álvar Pérez de Castro, antes de que fuera rescindido su contrato de servir al rey de Granada. En 1228 volvió Fernando por aquellas tierras y tomó la villa y el castillo de Castro y remontó el río de la Plata por el cerro Veleta y Otiñar, cuya población fue arrasada, al igual que se había hecho con Grañena, en el cerro Pitas. En 1230 volvió a cercar Jaén y los alrededores fueron saqueados. En 1245, estando Fernando en Martos, Pelayo Correa le animó para tomar Jaén. Fernando partió para Jaén con la compañía de su hermano menor, Alfonso de Molina, y ayudándose de las órdenes de Calatrava y de Santiago principalmente. Jaén pertenecía al reino taifa de Arjona, cuyo rey era Áhmed ben Yúsuf ben Násar, conocido como Aben Alhamar, que finalmente trasladó su reino a Granada. El sitio, el tercero que acometía Fernando para adueñarse de la plaza, se prolongó siete meses, desde agosto de 1245 hasta febrero de 1246. Finalmente, Alahmar entregó Jaén y reconoció el dominio del rey Fernando de sus tierras, el Reino de Granada, en vasallaje, pagando la mitad de sus rentas, calculadas en ciento cincuenta mil maravedíes anuales. Se aseguró así la supervivencia del Reino de Granada, que se prolongaría durante dos siglos y medio más. Alhamar había tratado en vano de obtener el socorro de los benimerines y, al no conseguirlo, se avino a ceder la plaza, cuya población tuvo que evacuarla. Fernando hizo su entrada solemne en la ciudad en marzo de 1246. Por iniciativa suya, el obispado de Baeza se trasladó a Jaén en 1248. La conquista de Jaén también le permitió al rey firmar una liga con Sevilla, cuyos señores temían al sultán háfsida Abu Zakariyya Yahya I. La posterior ruptura de la alianza precipitó la campaña que concluyó con su conquista por el soberano castellano-leonés.

Entre marzo y abril de 1245 fue a visitar a su progenitora, Berenguela, y se reunieron en Pozo de Don Gil, lugar donde Alfonso X fundó Villa Real, que hoy es Ciudad Real. La progenitora le comunicó que había estado realizando gestiones en Castilla y en León pero que estaba cansada y necesitaba recluirse en un monasterio. En 1246, tras conquistar el alcázar de Alcalá de Guadaira, próximo a Sevilla, recibió la noticia de la fin de su progenitora. Fue enterrada en el monasterio de Las Huelgas, en Burgos, en un sepulcro sencillo, pero su nieta, que era monja en ese monasterio, decidió en 1251 su traslado a un mausoleo en el coro, junto a los restos de sus padres, Alfonso VIII y Leonor.

En 1247 el papa Inocencio IV otorgó una bula de cruzada para la Reconquista de Sevilla, según la cual Fernando podía tomar las tercias de fábrica para pagar los gastos de los que se desplazaran para participar en ella por motivos cristianos.

Reconquista de Sevilla

El rey Fernando encargó a Ramón de Bonifaz la constitución de una flota para tomar la ciudad portuaria de Sevilla; esta se aprestó entre 1246 y 1248. Este se dirigió a Cantabria donde consiguió trece naves gruesas además de algunas galeras y naves menores. La flota cristiana se dispuso a atacar a la flota fiel a la religión del amora, que se encontraba en superioridad numérica, en el río Guadalquivir y Fernando III envió refuerzos terrestres.

Finalmente, Bonifaz venció a la flota fiel a la religión del amora, consiguiendo así privar a Sevilla de refuerzos marítimos que pudiesen enviarse desde el norte de África. Además, las plazas cercanas a la ciudad fueron cayendo paulatinamente en manos de los castellano-leoneses. El 20 de agosto de 1247 comenzó a asediar la ciudad, pero descubrieron que el emir de Niebla, Amen Amanfon, enviaba refuerzos y víveres desde la fortaleza de San Juan de Aznalfarache utilizando el puente de barcas. En el asedio también se encontraba el hijo de Fernando III, Alfonso X, que envió misivas a la ciudad amenazando con pasar a cuchillo a sus habitantes si se derribaba una sola teja de la mezquita o un solo ladrillo de su alminar, la futura Giralda. Uno de los caballeros que más se destacó en aquella batalla fue Garci Pérez de Vargas. El infante Alfonso, acompañado del de Portugal Pedro de Urgel y de algunas tropas catalanas y aragonesas, se había unido al cerco a finales de 1247.

Fernando III envió al maestre Pelayo Pérez Correa a asediar el castillo de San Juan, consiguiendo tomar la plaza. Sin embargo, desde la comarca del Aljarafe la ciudad siguió recibiendo apoyos a través del puente de barcas, tomando el rey Fernando la decisión de cortarlo. Ramón de Bonifaz, junto con Rui Pérez, capitanearon los barcos cargados de piedras para embestir contra el puente. Según algunos autores, el puerto estaba protegido por una cadena que iba desde la Torre del Oro hasta la orilla opuesta, y los barcos rompieron esa cadena antes de destruir el puente. Tras esto, la ciudad intramuros quedó aislada del Aljarafe y del castillo de Triana.

La ciudad se rindió al no recibir el auxilio solicitado a los hafsíes del Magreb. La toma de la ciudad por las tropas castellanas tuvo lugar el 23 de noviembre de 1248. El caíd Axataf entregó las llaves de la ciudad a Fernando III.

Como ya había ocurrido en otros lugares, Fernando restauró el arzobispado hispalense, al que dotó con munificencia. La corte se instaló en Sevilla hasta la fin del rey en 1252. Su larga campaña de conquista acarreó, sin embargo, nuevas dificultades financieras y peticiones de concesiones económicas al papado, que las otorgó.

Las últimas campañas se dedicaron a someter el alfoz sevillano y diversas plazas. En 1249 el monarca conquistó Lebrija y ya en 1250 el castillo de Fontanar y su aldea, hoy Bornos, y Arcos de la Frontera. En 1251 su hijo Felipe, de 21 años, fue escogido como arzobispo de la recién restaurada sede de Sevilla, sin embargo no llegó a consagrarse y contrajo matrimonio con la princesa Cristina de Noruega. El infante Sancho, a sus 18 años, fue nombrado arzobispo de Toledo. El emir de Niebla y del Algarve, Ibn Mahfuz, cedió los derechos de soberanía del Algarve al rey castellano a cambio de que le protegiera del rey de Portugal, que estaba conquistando ese territorio. El monarca portugués reconoció esto en unas treguas que firmó con el monarca castellano por 40 años.

La Crónica general dice que, tras la Reconquista de Sevilla en 1248, pasaron a dominio castellano Jerez de la Frontera, Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules, Vejer de la Frontera, El Puerto de Santa María, Cádiz, Sanlúcar de Alpechín,d Rota y Trebujena. Lo más probable es que estos lugares no fueran conquistados en el reinado de Fernando y que, simplemente, quedasen como vasallos, con el pago de las correspondientes parias.

La Crónica general afirma que, poco tiempo después de la Reconquista de Sevilla en 1248, Fernando planeaba la conquista del norte de África. El proyecto era realizar una cruzada que conquistase desde Orán hasta el Atlántico para controlar así los dos lados del estrecho. Esto era posible, ya que en el Magreb los almohades se encontraban en una crisis interna y los benimerines estaban intentando afianzarse en el territorio, enfrentados a los califas almohades y a los reyes fiel a la religión del amores de Túnez y Tremecén. Alfonso X mandó construir las Atarazanas de Sevilla en 1252 para la fabricación de barcos. En 1257 realizó una expedición militar a Taount, cerca de Orán, y en 1260 realizó otra a Salé.

Quién fue Fernando III, el rey que conquistó media España, y por qué es llamado el Santo
 
Yo creo que también lo hicieron santo, por cuestiones políticas, sobre todo por reconquistar muchos territorios.
 
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