¿Sabías que Madrid fue durante 8 años un reino independiente?

Cirujano de hierro

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5 Feb 2013
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Toledo Sur
Un hecho muy poco conocido, incluso para los madrileños, es que Madrid fue un reino independiente durante 8 años, concretamente del año 1383 a 1391.

Parecería una broma si no fuera porque es verdad. En el callejero madrileño existe una calle dedicada al primer y único rey que tuvo Madrid: Leon V de Armenia (conocido por algunos historiadores como Leon I de Madrid). Existe un restaurante e incluso un brandy con el nombre de este rey.


Reino de Madrid


La historia de cómo Madrid llegó a tener un rey independiente se remonta a 1375, a muchos miles de kilómetros de distancia, en el sur de la actual Turquía. Allí existía desde hacía 300 años un pequeño reino cristiano. Se llamaba Armenia “Menor” o “Armenia de Cilicia” para distinguirla de la Armenia “Mayor”. Era el último bastión cristiano rodeado de territorios fiel a la religión del amores.

En 1375 los mamelucos egipcios conquistaron el reino y capturaron a su rey León V, y en vez de matarlo pensaron que sería más útil pedir un rescate por él, por lo que se lo llevaron cautivo a El Cairo.
León V permaneció preso en Egipto durante 7 años, en los que sus emisarios recorrieron Europa de norte a sur pidiendo socorro. En 1380 su confesor el franciscano Jean D´Ardel, consiguió entrevistarse con Pedro IV de Aragón, y ese mismo año pudo visitar también en Medina del Campo al rey Juan I de Castilla.

A mediados de 1382, D´Ardel regreso a El Cairo con tropas aragonesas y castellanas con intención de liberar al rey armenio. No fue necesaria ninguna batalla, pues los mamelucos aceptaron como rescate una buena suma de dinero y regalos, entre ellos varios halcones que hicieron las delicias del sultán.
Una vez liberado León se dispuso a visitar las cortes Pedro IV de Aragón y a Juan I de Castilla para agradecérselo personalmente.

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A final de año llegó a Venecia y de allí se trasladó a Aviñón a visitar al papa Clemente VII. En aquel momento la Iglesia católica se encontraba dividida en dos: había un papa en Roma y otro en Aviñón. León solo visitó al segundo, que era al que los reyes de Castilla y Aragón habían jurado fidelidad. Luego León visitó Barcelona y Tarragona donde estaban muy agradecidos a la monarquía de Armenia, pues un antepasado de León cedió las reliquias de Santa Tecla, patrona de la ciudad. pero no consiguió de él apoyo para una nueva cruzada. Después marchó a Castilla donde se dice que Juan I salió a su encuentro. El primero en bajar del caballo fue León V, pero inmediatamente Juan I hizo lo propio, como queriendo indicar que se encontraba con un igual.



El monarca castellano se acababa de casar en segundas nupcias con Beatriz de Portugal. Se encontraba feliz y en un alarde de generosidad (como pocos ha habido en la historia) accedió a regalar una parte de su reino a León V. Como señal de agradecimiento por haber mantenido la fe cristiana en un territorio constantemente amenazada por el islam. Le concedió el señorío de Madrid, Andújar, Guadalajara y Villareal (hoy, Ciudad Real) y una renta de 150,000 maravedíes (una fortuna para la época).

León V de Armenia, fue coronado entonces como León I de Madrid y se instaló en el Alcázar, el mismo lugar donde ahora se sitúa el Palacio Real. Tenía intención de construirse una vivienda digna, asi que mandó reformar las torres. Se proclamó también alcalde y bajó los impuestos sin despedir a nadie. Se dice de él que paseaba sin escolta por las embarradas calles de Madrid.

Los madrileños mayoritariamente estaban en contra de este rey extranjero, por lo que escribieron pequeñas coplas que decían: «Dicen que de la Armenia nos viene un señor, guárdenos Dios de tan real favor» o «si la villa fuera silva la guardaría el León. Mas es tierra castellana, no queremos tal señor». Para contentar a los madrileños Juan I de Castilla firmó una clausula en la que decía que el territorio había sido cedido a León, pero no a Armenia, por lo que a la fin del rey el territorio del reino madrileño volvería a ser parte de Castilla.

El problema es que aunque a León I le gustaba su nuevo reino añoraba el que había sido suyo, el reino de Armenia de Cilicia, asi que decidió marcharse de nuevo a pedir ayuda a otras cortes europeas. Visitó Santiago de Compostela, y más tarde el reino de Navarra, Aragón, Lérida, Tortosa y después Francia y más último Inglaterra.
En París, se entrevistó con Carlos VI de Francia, pariente lejano suyo, donde el rey francés le cedió el castillo de Saint-Ouen y le dió más dinero.
Pasó los últimos años de su vida intentando poner paz entre ingleses y franceses en la Guerra de los 100 años, con la intención de que aparcaran sus diferencias para unirse en una nueva gran cruzada (y de paso recuperar Armenia claro).
El 13 de abril de 1391 las Cortes de Madrid destituyeron al rey, pero le permitieron conservar su pensión vitalicia. El ya exrey de Madrid se marchó a Barcelona y de allí a París donde moriría el 29 de noviembre de 1393. Fue enterrado en la basílica real de San Denís, pero su cuerpo se perdió durante la Revolución Francesa en 1789. Su magnífica tumba todavía existe y se puede visitar.
Se sabe que una pareja estuvo paseándose por Pamplona y Olite haciéndose pasar por hijos de León, y titulándose “reyes de Armenia” aunque hacía tiempo que ese reino había dejado de existir.
El rey de Castilla, Enrique III, para asegurarse que Madrid no volvería a separarse mandó construir en un lugar de caza una nueva residencia: El Pardo. Desde entonces hasta hoy ha sido residencia oficial de los gobernantes de España, incluyendo recientemente a Felipe VI, Juan Carlos I o Francisco Franco.

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¿Sabías que Madrid fue durante 8 años un reino independiente?
 
Un hilo de Cirujano sin berzas es como un jardín sin flores
 
Pues vamos a ver si llega un segundo León y pone las cosas en su sitio. Y si no hay león, que sea Leonor.
 
Ese reino solo existio en la imaginacion del lumbreras que escribio ese articulito
 
Me suena a trucho. Sin conocer la historia de Madrid detecto elementos fantasiosos y contradictorios en el relato
Por lo que a mi toca solo veo que al tal León solo le otorgaron el señorio
Mas trucho aun suena el añadido:
Para contentar a los madrileños Juan I de Castilla firmó una clausula en la que decía que el territorio había sido cedido a León, pero no a Armenia
Eso no cabe en una mentalidad del siglo XIV por la sencilla razón de que no existían los estados (no existían como personalidad jurídica). La única institución medieval no personal a quien se podía donar algo era a la Iglesia, y eso a medias pues en realidad se le cedía a Dios.
 
https://cosasdelosmadriles.blogspot.com/2015/05/viaje-de-clavlijo-la-corte-de-tamerlan.html


Viaje de Clavijo a la corte de Tamerlán

El rostro de Clavijo de mediana edad y con gran barba y bigote, en un dibujo de la época.
Ruy González Clavijo.
Una de las historias más curiosas del Madrid medieval se refiere al caballero madrileño Ruy González Clavijo y su viaje a la corte del gran Tamerlán, emperador de mongoles y tártaros. Nuestro personaje era camarero del rey Enrique III, quien en 1403 le envió al frente de una embajada a la remota ciudad de Samarcanda, hoy en Uzbekistán, en Asia Central. Enrique III, rey de Castilla y León, quería establecer una alianza con Tamerlán para frenar la expansión de los turcos otomanos. Tamerlán o Tamorlán, como aquí se llamaba a Timur Lang, había derrotado a Bayaceto, gran sultán del imperio otomano, en Ankara (Turquía) en 1402.

La embajada del rey castellano partió en barco desde el Puerto de Santa María (Cádiz) en mayo de 1403. Acompañaban a Ruy González Clavijo el fraile Alonso Páez de Santa María, conocedor de culturas y lenguas orientales, y el caballero Gómez de Salazar como escolta, además de una comitiva de funcionarios y criados. Recorrieron el Mediterráneo hasta su extremo oriental y continuaron el viaje por tierra en una arriesgada y agotadora hazaña que Gómez de Salazar no pudo superar, falleciendo en el intento.

Clavijo llegó a Samarcanda un año y siete meses después de su partida. Allí tuvieron un excelente recibimiento, entregaron los regalos del rey Enrique y asistieron a fiestas. Eran los días en que Tamerlán se preparaba para invadir China, pero poco después el emperador enfermó y falleció. La embajada española, que permaneció dos meses en Samarcanda, no pudo completar su misión ni establecer alianza alguna, regresando a España. En mayo de 1406, Clavijo estaba en Alcalá de Henares, donde se encontraba el rey, a quien narró su aventura. Después escribió la crónica de su viaje en el libro Embajada a Tamorlán.
Dibujo del rostro de Tamerlán, con barba recortada, bigote y turbante en la cabeza.
Tamorlán.

Leyenda de Madrid

La hazaña de Clavijo dio pie a una divertida leyenda con el caudillo mongol. Éste, cuyo imperio tenía nueve veces la extensión de la España actual, quiso deslumbrarles mostrándoles las maravillas de su corte, sus bellos palacios y jardines, las torres y edificios señoriales y las soberbias murallas de la ciudad.

Visto todo aquello, el caballero madrileño le dijo a Tamerlán: “No te admires, oh gran señor, de las cosas que me has mostrado, porque el gran león de España, mi señor, tiene una ciudad, que la llama Madrid la Ursaria (tierra de osos), mucho más fuerte que ésta, por estar cercada de fuego y fundada sobre agua, a la cual se entra por una puerta cerrada, y hay en ella un tribunal donde los alcaldes son los gatos; los procuradores, los escarabajos; y andan por las calles los muertos”.

Las palabras atribuidas al embajador castellano recuerdan el viejo lema de Madrid: ‘Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son…’ Se refieren, en cuanto al fuego, a que las antiguas murallas de la ciudad, según los historiadores, eran de pedernal fino, por lo que era normal que de aquellas piedras saltaran chipas al ser golpeadas por armas o herramientas. Respecto a la fundación de la ciudad sobre agua, hace alusión a las abundantes aguas subterráneas y arroyos que había en las tierras madrileñas. La Puerta Cerrada era el nombre de una de las puertas de acceso a la ciudad, y el apellido Gato era de nobleza en la villa desde los tiempos de la Reconquista, cuando un soldado trepó ‘como un gato’ por las murallas, en una hazaña que favoreció la toma de la ciudad a los árabes. En cuanto a los escarabajos, eran también apellido ilustre y era habitual que ostentaran cargos de responsabilidad. Por último, los muertos que andan por las calles se refiere a los soldados madrileños enviados al sur a luchar contra los jovenlandeses. Muchos se quedaban en las fronteras y cuando sus compañeros volvían y eran preguntados por ellos decían que habían muerto. Cuando algunos de aquellos regresaron, la gente decía con socarronería “¡han vuelto los muertos!”, y de ahí surgió el nombre.
Pintura muy colorista, con varios personajes de pie ante el trono de Tamerlán.
Pintura de la corte de Tarmelán.
Dice la leyenda que Tamerlán, mientras escuchaba, no quitaba ojo de su anillo, que tenía una piedra preciosa que cambiaba de tonalidad cuando se decía alguna mentira, pero la gema permaneció inmutable. Y que el madrileño siguió contando grandezas: “El rey de Castilla, mi señor, tiene tres vasallos a cada uno de los cuales sirven mas de mil caballeros. En España hay un puente sobre en el que pastan 10.000 cabezas de ganado, y don Enrique III tiene un león y un toro, que se comen en un día ciento cincuenta vacas y otros tantos carneros y cerdos”.

El fantástico relato, al mencionar a los tres vasallos señala a los maestres de las órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara. El gigantesco ‘puente’, alude a los varios kilómetros en los que el río Guadiana fluye bajo tierra antes de salir de nuevo a la superficie. Y el Toro y el León son las dos ciudades castellanas que tienen estos nombres.

Como homenaje a los embajadores castellanos, se construyó una ciudad llamada Madrid a las afueras de Samarcanda, que hoy es un céntrico barrio de esta ciudad. Allí hay una calle llamada Rui Gonsales de Klavixo. Y en la madrileña plaza de la trabajo manual hay una placa que recuerda el lugar donde estuvieron las casas de Ruy González Clavijo.
 
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