Unos ejemplo de cómo hay tomar con cuidado las interpretaciones de la escultura tardo imperial.
En este caso dos de los tetrarcas
Y en este un sarcófago cristiano.
Significativo el capacete cilíndrico típico de los soldados tardoimperiales.
Deducir persecuciones de artistas por ideología tras esto es ridículo, ya que entonces que valor le damos al caos del arco de Septimio Severo en comparación con el orden de la columna de Trajano y el Ara Pacis.
O a esto
La “decadencia” de escultura romana empieza a partir de Marco Aurelio, con cortas épocas de “renacimiento” con Galerio, Constantino y Teodosio. Al parecer con una pretensión de identificarse con la época de Augusto. Pero todo está sujeto a interpretaciones no necesariamente contradictorias:
- Cambio de gusto (por aburrimiento del clasicismo)
- Falta de pericia, por la crisis del siglo III que arruinó a los talleres
- Coste del material, que hacía más fácil reutilizar obras viejas.
- Saturación del mercado de estatuas.
- Agotamiento de las canteras
En el caso de los emperadores la interpretación es todavía más delicada. En efecto muchos retratos son reelaboraciones de anteriores emperadores. Es decir se aprovechaba un Augusto para hacer un Claudio II por ejemplo. Por cuestión de tiempo, dinero o una damnatio memoriae. De esas reelaboraciones, cada vez más frecuentes, no podían salir buenas piezas.
Solo un pequeño soporte a lo perpetrado en el artículo se puede encontrar en las tablillas consulares, pero su número es demasiado pequeño y su estilo tan parecido, que las atribuidas a personajes paganos son seguras por los nombres asociados y no por su estilo. Lo más probable es que salían de los mismos talleres y su estilo se adaptaba un poco a los gustos del mandatario.
Por otro lado es seguro que circulaban modelos que se copiaban libremente (solo así se explica la cancela de Sam Miguel de Lillo con escenas de Circo cuando hacía varios siglos que no había circos en occidente). Por tanto no debemos sobreestimar la carga ideológica de estas representaciones.
Por el contrario la arquitectura no solo no sufrió decadencia y Santa Sofía (a pesar de no contar con el mortero de puzolana) es la culminación de 500 años de cúpulas desde la del “templo de Mercurio” en Bayas
De seguir la delirante tesis, resultaría que los arquitectos eran cristianos y los escultores paganos. Claro que entonces los musivarios ¿qué eran?
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