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Robots de la sarama, contenedores inteligentes y big data: así se gestionarán en el futuro los residuos de las ciudades | Medio Ambiente (elmundo.es)
Robots de la sarama, contenedores inteligentes y big data: así se gestionarán en el futuro los residuos de las ciudades
Los municipios empiezan a incorporar medidas que les permitan mejorar la media de reciclaje, muy por debajo de los objetivos marcados por Europa, y optimizar sus recursos en la recogida selectiva. El ciudadano se hace directamente responsable al quedar registrada su actividad.
Dos de las principales herramientas para la recogida selectiva son el puerta a puerta, aplicado desde hace años en comunidades como Euskadi, o el contenedor inteligente, que se está imponiendo y que ya cuenta con buenos resultados en municipios como San Sebastián, Gijón, Pamplona o la comarca de La Garrotxa en Cataluña, donde la experiencia se está multiplicando en los últimos meses. Aunque la clave sigue siendo educar para la separación en casa, estos instrumentos modifican hábitos de manera eficaz.
¿Qué son y cómo funcionan estos contenedores inteligentes? Son aquellos que están en la vía pública pero obligan al ciudadano a identificarse para poder depositar sus residuos. Lo hacen mediante una tarjeta electrónica asignada o una aplicación de teléfono móvil. Y ahí es donde se abren infinitas posibilidades para optimizar la gestión de los residuos. Cada ayuntamiento diseña su propia experiencia, empezando por elegir qué fracciones cierra y monitoriza en los contenedores, siguiendo por las rutas de recogida y acabando en el sistema de estímulo o penalización que aplica como parte de las campañas de nuevos hábitos.
La empresa ID&A lleva 24 años desarrollado equipos de gestión inteligente de residuos urbanos tanto en España como en Italia y, pese a que son las propias localidades quienes suelen eligen su modelo, tienen testadas dos preferencias básicas: cierre de todas las fracciones (como en La Garrotxa) o cierre de materia orgánica y resto (como en Pamplona). En ambos casos, la apertura del contenedor de resto suele limitarse a dos días por semana.
El sistema permite incluso identificar las horas punta en que los vecinos tiran la sarama. "En una comarca se detectó que los ciudadanos depositaban la sarama entre las 8 y las 11 de la mañana, al contrario de la creencia de que era una costumbre nocturna", explica el gerente en España de ID&A, José Sáiz. De esa manera se pueden optimizar las rutas de los camiones de recogida, tanto en horario como en recorrido. Y es que, a través de los datos del padrón, también puede asignar a los vecinos a una determinada isla de contenedores concretos, seleccionar contenedores exclusivos para hostelería o adecuar sus permisos a la situación que viven. "Si hay una familia con un bebé, la fracción resto no lo tiene limitado a dos días a la semana, porque tiene que tirar los pañales y las toallitas", ejemplifica.
Una de las claves es la pérdida del anonimato de los vecinos de cara a la administración, lo que revierte en una mejora de hábitos que hace que estos sistemas alcancen un porcentaje de recogida selectiva superior al 60% en el mismo mes de implantación.
Pero hay más, y tiene que ver con el segundo de los problemas que lastran la gestión: al tener identificado al usuario se pueden establecer mecanismos de discriminación positiva que incentiven la separación y el reciclaje. "Se nos han planteado opciones que van desde un descuento en la tasa de basuras a acumular puntos para acceder a ventajas en los comercios locales", explica Sáiz. Hay premios, pero también puede haber 'castigos' en forma de incrementos en el recibo para aquellos usuarios que generen más residuos, por ejemplo, de resto o que no utilicen adecuadamente el sistema.
RECOGIDA CON ROBOT
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Un sistema innovador en la gestión de residuos en fase de desarrollo son los robots que recogen contenedores. Es un proyecto financiado por la Agencia Valenciana de la Innovación que están desarrollando cuatro empresas valencianas -Robotnik Automation, Fivecomm e Industrias Alegre- y que pondrán a prueba en dos meses el Barrio La Pinada de Paterna, una de las primeras urbanizaciones sostenibles de España. Siguiendo la experiencia de los robots que reparten paquetes en China, han desarrollado una versión con tecnología 5G capaz de mover contenedores individuales de hasta 180 litros hasta un centro de consolidación a las afueras de la urbanización. El objetivo es doble: que el vecino no tenga que desplazarse a una isla de contenedores comunitaria cargado con varias fracciones y evitar el trasiego de camiones de la sarama por la urbanización, reduciendo así las emisiones de CO2 y el ruido.
"Los contenedores tienen unos sensores que avisan cuando están llenos y el robot los recoge. Se mueve por las zonas peatonales y los carriles bici de la urbanización a 11 km/h y podría recoger los residuos de 1.000 habitantes en cinco horas", explica a El Mundo Luca Cinti, coordinador del proyecto. El robot piloto se someterá a las primeras pruebas en dos meses y comenzará por recoger las fracciones de papel y cartón. "Pero, usando el big data, podríamos adaptarlo para realizar una recogida aún más selectiva, estableciendo rutas, días y horas en que retiraría los contenedores de una determinada fracción, por ejemplo", añade Cinti.
Robots de la sarama, contenedores inteligentes y big data: así se gestionarán en el futuro los residuos de las ciudades
- INMA LIDÓN
Valencia
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¿Qué son y cómo funcionan estos contenedores inteligentes? Son aquellos que están en la vía pública pero obligan al ciudadano a identificarse para poder depositar sus residuos. Lo hacen mediante una tarjeta electrónica asignada o una aplicación de teléfono móvil. Y ahí es donde se abren infinitas posibilidades para optimizar la gestión de los residuos. Cada ayuntamiento diseña su propia experiencia, empezando por elegir qué fracciones cierra y monitoriza en los contenedores, siguiendo por las rutas de recogida y acabando en el sistema de estímulo o penalización que aplica como parte de las campañas de nuevos hábitos.
La empresa ID&A lleva 24 años desarrollado equipos de gestión inteligente de residuos urbanos tanto en España como en Italia y, pese a que son las propias localidades quienes suelen eligen su modelo, tienen testadas dos preferencias básicas: cierre de todas las fracciones (como en La Garrotxa) o cierre de materia orgánica y resto (como en Pamplona). En ambos casos, la apertura del contenedor de resto suele limitarse a dos días por semana.
El sistema permite incluso identificar las horas punta en que los vecinos tiran la sarama. "En una comarca se detectó que los ciudadanos depositaban la sarama entre las 8 y las 11 de la mañana, al contrario de la creencia de que era una costumbre nocturna", explica el gerente en España de ID&A, José Sáiz. De esa manera se pueden optimizar las rutas de los camiones de recogida, tanto en horario como en recorrido. Y es que, a través de los datos del padrón, también puede asignar a los vecinos a una determinada isla de contenedores concretos, seleccionar contenedores exclusivos para hostelería o adecuar sus permisos a la situación que viven. "Si hay una familia con un bebé, la fracción resto no lo tiene limitado a dos días a la semana, porque tiene que tirar los pañales y las toallitas", ejemplifica.
Una de las claves es la pérdida del anonimato de los vecinos de cara a la administración, lo que revierte en una mejora de hábitos que hace que estos sistemas alcancen un porcentaje de recogida selectiva superior al 60% en el mismo mes de implantación.
Pero hay más, y tiene que ver con el segundo de los problemas que lastran la gestión: al tener identificado al usuario se pueden establecer mecanismos de discriminación positiva que incentiven la separación y el reciclaje. "Se nos han planteado opciones que van desde un descuento en la tasa de basuras a acumular puntos para acceder a ventajas en los comercios locales", explica Sáiz. Hay premios, pero también puede haber 'castigos' en forma de incrementos en el recibo para aquellos usuarios que generen más residuos, por ejemplo, de resto o que no utilicen adecuadamente el sistema.
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"Los contenedores tienen unos sensores que avisan cuando están llenos y el robot los recoge. Se mueve por las zonas peatonales y los carriles bici de la urbanización a 11 km/h y podría recoger los residuos de 1.000 habitantes en cinco horas", explica a El Mundo Luca Cinti, coordinador del proyecto. El robot piloto se someterá a las primeras pruebas en dos meses y comenzará por recoger las fracciones de papel y cartón. "Pero, usando el big data, podríamos adaptarlo para realizar una recogida aún más selectiva, estableciendo rutas, días y horas en que retiraría los contenedores de una determinada fracción, por ejemplo", añade Cinti.
