Visilleras
de Complutum
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Las bigotudas autóctonas (que son las que al final eligen los nombres de sus hijos) desconocen ese hecho, y los simbolísmos.
La Susi de Yunclillos o una famosa de tercera le pone al niño Izan, o Iker, o Luca, o algo que a cualquier persona normal le suena a nombre de perrete de dibujos, y ellas les ponen el nombre al retoño: les rezuma el shishi el simbolismo, la historia o el valor simbólico.
(Especial mención para el lumpen que pone a sus hijos nombres extranjeros mal tras*literados o adaptados chapuceramente, tipo Eidan, que es una variante normanda de Adán)
Que mucho nos descojonamos de los dominicanos y cubanos con sus Onedoyar o Yusnavy, pero lo de tras*formar Ethan en Izan es de auténtico espanto. Eidan, además, al revés es NADIE.
Pero a ellas, ya digo, les rezuma el shishi: Se pone ese nombre y a cambio yo "te dejo" ir a Jeréz a ver lo de las motos en verano... bueno, y me apunto, que así puedo hacerme fotos para el Instagram, jijijiji... aunque luego tengamos que comer patatas dos meses para pagar el mono KTM de subida de peso que me has comprado.
En fin que me desvío del tema.
Si le pudiesen poner al niño el nombre de Tinder o a la niña el nombre de Tampax se lo pondrían sin pestañear.
Así pasa luego, que ves a peleles del lumpen, parados de larga duración, con el divorcio de Damocles sobre sus cabezas hablando de sus hijos y te tienes que aguantar la risa en cuanto dicen el nombre de la pobre criatura, sopena de que les moleste en "el honor" y te comas una leche.
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