Bcomeback
Madmaxista
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Buenas tardes.
En primer lugar quisiera disculparme por no ligar la apertura del hilo a noticia alguna en concreto, como viene siendo habitual, sino a un conjunto de reflexiones que espero que sean lo menos inconexas posibles.
Resulta que llevo mal desde la hora de comer, preocupado, inquieto, excesivamente reflexivo. Mientras cocinaba tenía puesta la televisión, y ha coincidido el momento de encenderla con el inicio de los informativos en el canal La Sexta, que es el que se hallaba sintonizado por defecto en el momento de darle al botón.
Durante la media hora que estaba en los fogones he asistido a todo un programa pedagógico sobre las absolutas verdades del feminismo imperante. Varias secciones han establecido verdades a través de entrevistas, infografías con datos y dogmas vertidos por parte de la chica que comisariaba dicho informativo.
Y he sentido rabia. En primer lugar por la actitud (libre, sin duda) de dicha cadena al tratar la información. Más en un mal llamado informativo, donde creo justo pensar que sería beneficioso para todos que las noticias se trataran con la mayor asepsia posible y permitieran acercarnos a la realidad a través de los ojos, y no las intenciones del periodista que nos habla. Pero claro, no soy necio, el vil dinero que mueve todo nos habla desde su sillón, sea éste el que sea.
Volviendo al informativo, la sección de la que hablo se fundamentaba en dar una serie de respuestas dogmáticas a lo que ellos llamaban bulos sobre el feminismo. Valga un ejemplo. Lanzaban la pregunta de por qué el feminismo no es lo contrario al machismo, y una señora (desconozco sus credenciales) exponía de forma categórica el argumento: El feminismo no es lo contrario al machismo porque así lo dicta la RAE. Y tan anchos nos hemos quedado. Y nadie siente vergüenza de este argumento en la redacción. Y nadie conecta ideas ( y si lo hace lo silencia) para, antes de dogmatizar así, pensar que se le puede venir en contra el argumento si se atiende a como el feminismo imperante se pasa las normas que la RAE establece sobre el uso del lenguaje por el arco del triunfo en cuanto que se hace uso de eso que mal llaman "lenguaje inclusivo).
En fin, únicamente quería ponerles en antecedentes sobre el aguijón que me lleva a compartir mis reflexiones con ustedes.
Titulo el hilo "Responsabilidad" porque creo que es necesario que todos seamos responsables, ahora más que nunca. Responsables con nuestros pensamientos, con nuestros actos, con nuestros razonamientos. Estamos simplemente en guerra. Algunos están inoculando un vil argumentario en la población con a saber que oscuros intereses. Negar esto, a mi juicio, es no querer ver. Y mejor sería ser ciego a taparnos los ojos de forma voluntaria.
Observo a tertulianos de unos y otros sectores ideológicos caer en la falacia de "las estadísticas dicen". ¿Acaso no es posible enjuiciar los hechos desde la lógica? Una estadística de dos variables es un ataque a la emocionabilidad del indocumentado.
Un ejemplo de ello sería el argumento sobre la necesidad de un mayor castigo a la violencia que el varón ejerce sobre su pareja por ser más numerosos los casos que se dan (cuando no se niega directamente la existencia de la misma violencia en sentido contrario).
El superior valor de la Justicia (dar a cada uno lo suyo) ha ido moldeando a través de los siglos las normas en que nuestro ordenamientos jurídicos se hacen positivos. Es necio y vil someter a mayor castigo una actuación en base a características inherentes al sujeto de las que no puede desligarse voluntariamente. Me explico. Imaginemos que cualquiera de nosotros sufre un robo de la cartera en el metro. Y acudimos a la estadística para constatar que dichos robos son mayoritariamente perpetrados por personas de nacionalidad rumana. Bien, las lógicas ganas de revanchismo emocional que a todos nos pueden recorrer, nos harían poder caer en la tentación de querer que los carteristas rumanos fueran penados de forma mayor porque ellos son los que roban en mayor proporción. Esta pensamiento, que no deja de ser una respuesta emocional lógica a los hechos por los que hemos sido violentados, ha sido afortunadamente aclarado por la filosofía del derecho, que nos viene a decir que el acto que se comete es el que debe enjuiciarse, no la pertenencia, por parte del autor de los hechos, a grupos que le son inherentes, a saber: nacimiento, raza, sesso, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Razonar es ejercer nuestra responsabilidad, y adquirir nuestras opiniones a través de los juicios que ejercen quienes pueden, por su vasto conocimiento, ejercer un mayor criterio. Debemos ser, como sociedad responsables. No podemos permitir que en nuestras cabezas se introduzcan los dogmas que los medios de comunicación, sean del signo que sean, nos pretender inocular. Debemos exigir que cada cual abrace los dogmas que quiera, pero no podemos, bajo ningún concepto, permitir que esos dogmas sean tratados como algo parecido a información.
Otro de los innumerables ejemplos que podría utilizar es el de la fruición con los que los tertulianos se recrean en los ceros del cero coma cero cero cero cero cero cero cero nosequé número de denuncias falsas según las estadísticas. Las estadísticas, esas ascuas de dos variables.
En el ejercicio de mi trabajo sufrí una denuncia penal hace tres años. Afortunadamente para mí, pude probar tras varias visitas a los Juzgados y la aportación de numerosas pruebas, que no había incurrido en ilícito alguno durante el ejercicio de mis funciones. La sentencia que archivaba la causa demostró que no eran ciertos los hechos que alegaba la persona que me denunció.
Tras tres años en los que uno, a pesar de tener la conciencia tranquila, no deja de estar ciertamente nervioso por la incomodidad de verse sometido a procedimiento penal como imputado, tras el archivo de la causa, decidí, en favor de mi tranquilidad mental, no denunciar a mi denunciante por haber realizado una denuncia falsa. Por lo tanto, segun las estadísticas del CGPJ yo no he recibido una denuncia falsa. Juzguen ustedes si con lo expuesto la recibí o no.
Ante argumentos así los dogmáticos se niegan a seguir su explicación. Y eso no es responsable. Debemos llegar al fondo de todos los asuntos. Debemos ser justos los unos con los otros. Debemos atender a las demandas que el feminismo haga con razón y con lógica, puesto que sería necio negar la validez y necesariedad de varias de las propuestas que ese movimiento realice.
Pero (vuelvo a las andadas), hay que hacerlo con responsabilidad de todos los actores. Con madurez y sin victimismo. Debemos entender que el considerarnos víctimas o acreedores a través del dogma nos empequeñece como personas. Sitúa nuestras emociones como regidoras de nuestros destinos y no estamos para ponérselo fácil al enemigo, que no es otro que la totalidad de los medios de comunicación.
Por terminar de reflexionar contaré una anécdota personal.
Hace varios años empecé una relación con una chica que tenía fuertes convicciones feministas, lo cual, en aquel momento, no me pareció óbice para iniciar esa relación, todo lo contrario, admiraba que una inquietud de ese calibre estuviera prendida en ella.
Traté de comprender sus ideas y empezar a ayudarla a crecer en sus creencias a través de realizar cambios tanto en mi lenguaje como en mis actitudes, pues consideraba justas algunas de sus propuestas.
Pero los años pasaron y sin que venga a caso el cómo, decidí poner fin a aquella relación por una cuestión de agotamiento mental. A través del tiempo fui dándome cuenta que no es posible explicar la absoluta totalidad que nos rodea a través de la mirilla del feminismo. Hemos tenido acceso a una educación y a multitud de recursos culturales para que ante cualquier situación seamos personas razonables y abordemos las posibles soluciones por medio de distintos planteamientos, puntos de vista y recursos. Explicar la realidad con uno sólo de nuestros sentidos nos puede llevar a sacar consecuencias inexactas o directamente erróneas, además de la falta de justicia que cometemos como adultos si negamos el uso de los demás sentidos que tenemos.
Eso mismo pasa con el feminismo imperante. Reducen el argumento al dogma. Reducen la pluralidad de puntos de vista al ideario. Y lo hacen a través de la emoción, tan vulnerable cuanto menos recursos intelectuales tiene una persona.
Debemos usar nuestra responsablidad, no se trata de un derecho, sino de una obligación. Debemos, como sociedad, atender a las demandas que cualquier sector realice bajo la bandera de la justicia, la lógica y la verdad, pero es, asimismo, nuestra obligación, señalar y proscribir las formas que los medios usan para atentar a la inteligencia y justica de hombres y mujeres. Estamos inmersos en un verdadero ataque a nuestra convivencia y nos tenemos que retratar. Somos o no somos responsables. Queremos que la inteligencia mande sobre los cambios que sean justos en nuestra sociedad o queremos que sean nuestras bombardeadas emociones las que se sumen a lo que los medios pretenden.
Sepan disculpar este desmadejado discurso, pero me siento verdaderamente triste.
En primer lugar quisiera disculparme por no ligar la apertura del hilo a noticia alguna en concreto, como viene siendo habitual, sino a un conjunto de reflexiones que espero que sean lo menos inconexas posibles.
Resulta que llevo mal desde la hora de comer, preocupado, inquieto, excesivamente reflexivo. Mientras cocinaba tenía puesta la televisión, y ha coincidido el momento de encenderla con el inicio de los informativos en el canal La Sexta, que es el que se hallaba sintonizado por defecto en el momento de darle al botón.
Durante la media hora que estaba en los fogones he asistido a todo un programa pedagógico sobre las absolutas verdades del feminismo imperante. Varias secciones han establecido verdades a través de entrevistas, infografías con datos y dogmas vertidos por parte de la chica que comisariaba dicho informativo.
Y he sentido rabia. En primer lugar por la actitud (libre, sin duda) de dicha cadena al tratar la información. Más en un mal llamado informativo, donde creo justo pensar que sería beneficioso para todos que las noticias se trataran con la mayor asepsia posible y permitieran acercarnos a la realidad a través de los ojos, y no las intenciones del periodista que nos habla. Pero claro, no soy necio, el vil dinero que mueve todo nos habla desde su sillón, sea éste el que sea.
Volviendo al informativo, la sección de la que hablo se fundamentaba en dar una serie de respuestas dogmáticas a lo que ellos llamaban bulos sobre el feminismo. Valga un ejemplo. Lanzaban la pregunta de por qué el feminismo no es lo contrario al machismo, y una señora (desconozco sus credenciales) exponía de forma categórica el argumento: El feminismo no es lo contrario al machismo porque así lo dicta la RAE. Y tan anchos nos hemos quedado. Y nadie siente vergüenza de este argumento en la redacción. Y nadie conecta ideas ( y si lo hace lo silencia) para, antes de dogmatizar así, pensar que se le puede venir en contra el argumento si se atiende a como el feminismo imperante se pasa las normas que la RAE establece sobre el uso del lenguaje por el arco del triunfo en cuanto que se hace uso de eso que mal llaman "lenguaje inclusivo).
En fin, únicamente quería ponerles en antecedentes sobre el aguijón que me lleva a compartir mis reflexiones con ustedes.
Titulo el hilo "Responsabilidad" porque creo que es necesario que todos seamos responsables, ahora más que nunca. Responsables con nuestros pensamientos, con nuestros actos, con nuestros razonamientos. Estamos simplemente en guerra. Algunos están inoculando un vil argumentario en la población con a saber que oscuros intereses. Negar esto, a mi juicio, es no querer ver. Y mejor sería ser ciego a taparnos los ojos de forma voluntaria.
Observo a tertulianos de unos y otros sectores ideológicos caer en la falacia de "las estadísticas dicen". ¿Acaso no es posible enjuiciar los hechos desde la lógica? Una estadística de dos variables es un ataque a la emocionabilidad del indocumentado.
Un ejemplo de ello sería el argumento sobre la necesidad de un mayor castigo a la violencia que el varón ejerce sobre su pareja por ser más numerosos los casos que se dan (cuando no se niega directamente la existencia de la misma violencia en sentido contrario).
El superior valor de la Justicia (dar a cada uno lo suyo) ha ido moldeando a través de los siglos las normas en que nuestro ordenamientos jurídicos se hacen positivos. Es necio y vil someter a mayor castigo una actuación en base a características inherentes al sujeto de las que no puede desligarse voluntariamente. Me explico. Imaginemos que cualquiera de nosotros sufre un robo de la cartera en el metro. Y acudimos a la estadística para constatar que dichos robos son mayoritariamente perpetrados por personas de nacionalidad rumana. Bien, las lógicas ganas de revanchismo emocional que a todos nos pueden recorrer, nos harían poder caer en la tentación de querer que los carteristas rumanos fueran penados de forma mayor porque ellos son los que roban en mayor proporción. Esta pensamiento, que no deja de ser una respuesta emocional lógica a los hechos por los que hemos sido violentados, ha sido afortunadamente aclarado por la filosofía del derecho, que nos viene a decir que el acto que se comete es el que debe enjuiciarse, no la pertenencia, por parte del autor de los hechos, a grupos que le son inherentes, a saber: nacimiento, raza, sesso, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Razonar es ejercer nuestra responsabilidad, y adquirir nuestras opiniones a través de los juicios que ejercen quienes pueden, por su vasto conocimiento, ejercer un mayor criterio. Debemos ser, como sociedad responsables. No podemos permitir que en nuestras cabezas se introduzcan los dogmas que los medios de comunicación, sean del signo que sean, nos pretender inocular. Debemos exigir que cada cual abrace los dogmas que quiera, pero no podemos, bajo ningún concepto, permitir que esos dogmas sean tratados como algo parecido a información.
Otro de los innumerables ejemplos que podría utilizar es el de la fruición con los que los tertulianos se recrean en los ceros del cero coma cero cero cero cero cero cero cero nosequé número de denuncias falsas según las estadísticas. Las estadísticas, esas ascuas de dos variables.
En el ejercicio de mi trabajo sufrí una denuncia penal hace tres años. Afortunadamente para mí, pude probar tras varias visitas a los Juzgados y la aportación de numerosas pruebas, que no había incurrido en ilícito alguno durante el ejercicio de mis funciones. La sentencia que archivaba la causa demostró que no eran ciertos los hechos que alegaba la persona que me denunció.
Tras tres años en los que uno, a pesar de tener la conciencia tranquila, no deja de estar ciertamente nervioso por la incomodidad de verse sometido a procedimiento penal como imputado, tras el archivo de la causa, decidí, en favor de mi tranquilidad mental, no denunciar a mi denunciante por haber realizado una denuncia falsa. Por lo tanto, segun las estadísticas del CGPJ yo no he recibido una denuncia falsa. Juzguen ustedes si con lo expuesto la recibí o no.
Ante argumentos así los dogmáticos se niegan a seguir su explicación. Y eso no es responsable. Debemos llegar al fondo de todos los asuntos. Debemos ser justos los unos con los otros. Debemos atender a las demandas que el feminismo haga con razón y con lógica, puesto que sería necio negar la validez y necesariedad de varias de las propuestas que ese movimiento realice.
Pero (vuelvo a las andadas), hay que hacerlo con responsabilidad de todos los actores. Con madurez y sin victimismo. Debemos entender que el considerarnos víctimas o acreedores a través del dogma nos empequeñece como personas. Sitúa nuestras emociones como regidoras de nuestros destinos y no estamos para ponérselo fácil al enemigo, que no es otro que la totalidad de los medios de comunicación.
Por terminar de reflexionar contaré una anécdota personal.
Hace varios años empecé una relación con una chica que tenía fuertes convicciones feministas, lo cual, en aquel momento, no me pareció óbice para iniciar esa relación, todo lo contrario, admiraba que una inquietud de ese calibre estuviera prendida en ella.
Traté de comprender sus ideas y empezar a ayudarla a crecer en sus creencias a través de realizar cambios tanto en mi lenguaje como en mis actitudes, pues consideraba justas algunas de sus propuestas.
Pero los años pasaron y sin que venga a caso el cómo, decidí poner fin a aquella relación por una cuestión de agotamiento mental. A través del tiempo fui dándome cuenta que no es posible explicar la absoluta totalidad que nos rodea a través de la mirilla del feminismo. Hemos tenido acceso a una educación y a multitud de recursos culturales para que ante cualquier situación seamos personas razonables y abordemos las posibles soluciones por medio de distintos planteamientos, puntos de vista y recursos. Explicar la realidad con uno sólo de nuestros sentidos nos puede llevar a sacar consecuencias inexactas o directamente erróneas, además de la falta de justicia que cometemos como adultos si negamos el uso de los demás sentidos que tenemos.
Eso mismo pasa con el feminismo imperante. Reducen el argumento al dogma. Reducen la pluralidad de puntos de vista al ideario. Y lo hacen a través de la emoción, tan vulnerable cuanto menos recursos intelectuales tiene una persona.
Debemos usar nuestra responsablidad, no se trata de un derecho, sino de una obligación. Debemos, como sociedad, atender a las demandas que cualquier sector realice bajo la bandera de la justicia, la lógica y la verdad, pero es, asimismo, nuestra obligación, señalar y proscribir las formas que los medios usan para atentar a la inteligencia y justica de hombres y mujeres. Estamos inmersos en un verdadero ataque a nuestra convivencia y nos tenemos que retratar. Somos o no somos responsables. Queremos que la inteligencia mande sobre los cambios que sean justos en nuestra sociedad o queremos que sean nuestras bombardeadas emociones las que se sumen a lo que los medios pretenden.
Sepan disculpar este desmadejado discurso, pero me siento verdaderamente triste.