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Gonzalo Carlos Novillo Lapeyra
"... todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado (hicieren)... Yo prometo asistirles en la hora de la fin con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas."
Introducción
La que había sido la principal vidente de Nuestra Señora en Fátima, Lucía Dos Santos, contaba en 1921 con 14 años de edad, cuando decidió ingresar en el Colegio de las Hermanas Doroteas en la localidad de Vilar, cerca de Oporto; en 1928, sintiendo deseos de consagrarse por entero a Dios, se une a las Hermanas como postulante y se traslada al Convento de esta Orden en Tuy, Pontevedra (Galicia), para más tarde ser trasladada al convento que tenían en la ciudad de Pontevedra, donde el 10 de Diciembre de 1925 se le volvería a aparecer la Virgen Santísima.
En esa nueva ocasión, Lucía narra que vio a la progenitora de Dios sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Virgen Nuestra Señora puso Su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía Su Corazón rodeado de espinas. El Niño le dijo entonces:
"Ten compasión del Corazón de tu Santísima progenitora. Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas."
Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía:
"Mira, hija mía, Mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, Yo prometo asistirles en la hora de la fin con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas."
(Nuestra Señora a Sor Lucía de Fátima, el 10 de diciembre de 1925)
(Nuestra Señora a Sor Lucía de Fátima, el 10 de diciembre de 1925)
El 15 de febrero de 1926, el Niño Jesús se apareció de nuevo a Lucía, preguntándole si había difundido la devoción a su Santísima progenitora. Lucía le contó de las dificultades que partían de su confesor y de su superiora. El Señor respondió:
“Es verdad que tu Superiora sola no puede hacer nada; pero con mi gracia lo puede todo.”
Lucía le habló de la confesión para los primeros sábados y preguntó si valía hacerla en los ocho días. Jesús contestó:
“Sí; todavía con más tiempo, con tal que me reciban en estado de gracia y tengan intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María.”
En junio de 1929 la Virgen pidió en una aparición la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, prometiendo que de este modo se prevenía la difusión de sus errores y se adelantaba su conversión. Pero sólo el 20 de diciembre de 1940 Lucía recibió permiso para escribir al Santo Padre Pío XII pidiéndole esta consagración. (Mensaje de la Virgen de Fátima. Completo: Enlace).
1º - Nos confesamos
Disponemos de los ocho días precedentes al primer sábado de mes para confesarnos con un Sacerdote ordenado antes de 1968, ya que en este año el hebreo y masón Montini (Pablo VI), modificó el rito de Ordenación sacerdotal y es inválido. Todo sacerdote ordenado bajo este rito, todos desde 1968, NO son sacerdotes. Tal cual suena. Ésta es la situación. (Enlace 1), (enlace 2).
Si no dispones de la posibilidad de confesarnos, rezamos la oración Señor Mío Jesucristo, que es una confesión provisional para cuando uno no pueda confesarse ante un Sacerdote; y con la intrención de que cuando podamos hacerlo, confesarnos. Dios mira la intención con la que todo lo hacemos intención, ahí, no en nuestros éxitos ni fracasos. la intención es la razójn por la que hacemos algo, el por qué.
Al rezar siempre nos santiguaremos al comenzar y al terminar.
Señor mío Jesucristo; Dios y Hombre verdadero; Creador, Padre y Redentor mío;
por ser Tú quién Eres, Bondad infinita; y porque te amo sobre todas las cosas;
me pesa de todo corazón haberte ofendido; también me pesa que puedas castigarme
con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia, propongo nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.
2º La Oración que recitamos el primer sábado de cada mes, durante cinco meses seguidos.
(Leemos en silencio interior, tranquilos, sin distracciones. Si la mente se nos distrae y la atención se nos va otros temas y lugares, tratar de centrarla en lo que estamos leyendo)
(Nos santiguamos: Con la mano derecha y con los dedos pulgar e índice en forma de Cruz, haremos una cruz tocando sus cuatro puntas: Empezamos en la frente (En el Nombre del Padre) y seguimos en la parte baja del externón (, y del Hijo),* tocamos en el corazón (, y del Espíritu) seguimos en la parte derecha del pecho (Santo.) y terminamos besando nuestros dedos pulgar e índice que tienen forma de Cruz (Amén.))
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Reparación Sabatina en honor del
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Oración
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Oración
Inmaculado y Doloroso Corazón de María, mi progenitora. reina y Señora de mi alma; os ofrezco como hijo vuestro, todas las prácticas de piedad que realica en este Primer Sábado que es (el primero, segundo, etc) con el fin de desagraviar Vuestro Purísimo Corazón por... (nombrar aquí el acto de desagravio que corresponda)
PRIMER SÁBADO: Las blasfemias contra Su Pura e Inmaculada Concepción.
SEGUNDO SÁBADO: Las blasfemias Contra Su Virginidad
TERCER SÁBADO: Las blasfemias contra Su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como progenitora de los hombres.
CUARTO SÁBADO: Los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indeferencia, el desprecio y hasta el repruebo hacia la progenitora Inmaculada.
QUINTO SÁBADO: Los que ultrajan directamente a Sus sagradas imágenes.
Oración
¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro santísimo Nombre y vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro, que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados.
Deseo reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia.
Aceptad, oh Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
Deprecaciones
I.- Os venero, amabilísimo Corazón de María, que ardéis continuamente en vivas llamas de amor divino; por él suplico, progenitora mía amorosísima, abraséis mi tibio corazón en ese divino fuego en que estáis toda inflamada.
Dios te salve, María; llena de eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, progenitora de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra fin. Amén.
II.- Os venero, Purísimo Corazón de María, de quien brota la hermosa azucena de virginal pureza. Por ella os pido, progenitora mía inmaculada, purifiquéis mi impuro corazón, infundiendo en él la pureza y castidad.
Dios te salve, María; llena de eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, progenitora de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra fin. Amén.
III.- Os venero, afligidísimo Corazón de María, traspasado con la espada de dolor por la pasión y fin de vuestro querido Hijo Jesús, y por las ofensas que de continuo se hacen a su divina Majestad; dignaos, progenitora mía dolorida, penetrar mi duro corazón con un vivo dolor de mis pecados y con el más amargo sentimiento de los ultrajes e injurias, que está recibiendo de los pecadores el divino Corazón de mi adorable Redentor.
Dios te salve, María; llena de eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, progenitora de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra fin. Amén.
Jaculatorias
¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadeceos de nosotros!
¡Refugio de pecadores, rogad por nosotros!
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
3º - Rezar la tercera parte del santo Rosario
Introducción aclaratoria
El santo Rosario es un conjunto de oraciones cuyo fin es meditar sobre Nuestro Señor Jesucristo; su vida, sus perfecciones, sobre quién es y qué ha hecho y hace por nuestra salvación. La camándula no es el Santo Rosario, sino que es un método, un instrumento con el que nos ayudamos a contar los Avemaría y no perdernos, como un ábaco portátil y de mano se tratase. Esta ayuda, en sí, no es el Santo Rosario. El Santo Rosario es un conjunto de oraciones cuyo objeto es meditar sobre Jesús, descubrirle, conocerle, amarle y agradecerle.
Enlace 1 y enlace 2 a cómo rezar el Santo Rosario Católico, el tradicional, el que la Virgen María dio a Santo Domingo en el siglo XIII. El de siempre. Son tres Misterios (Gozosos, Dolorosos y Gloriosos), y cada Misterio son diez decenas. La apóstata Iglesia Conciliar, surgida del apóstata Concilio Vaticano II (1962-1965), introduce un nuevo Misterio, Misterios Luminoisos. Huyan de esta "novedosa" versión o de cualquier otra manipulación.
De los tres Misterios sobre la vida de Jesús, tradicionalmente los sábados se suelen rezar los Misterios Gloriosos (Resurrección y Ascensión de Jesús; y Asunción y Coronación de María), aunque esto no es obligatorio. Se pueden rezar los Gozosos (Nacimiento de Jesús) o los Dolorosos (Pasión y fin de Jesús) este sábado. Lo que se hace es rezar un tercio cada día, rezar el Rosario, y seguir un orden. LUNES Nacimiento, MARTES Pasión y fin, MIÉRCOLES Resurreción, JUEVES Nacimiento, VIERNES Pasión y fin, SÁBADO Resurreción y DOMINGO Resurreción. No es obligatorio pero así se hace si se reza a diario. Un orden lógico.
Nota: Se tarda en rezar un tercio del Santo Rosario. Se puede dividir en varias partes. Rezar una parte ahora y continuarlo después si estás empezando y sientes que es mucho, o si no andas bien de tiempo.