Reflexión en base a una noticia que acabo de leer aquí mismo, tema bastante serio.

En general en España y en la mayoría de los países occidentales se nos ha hecho agua la sangre.

Tenemos, generalizando, tantas comodidades que se nos ha olvidado lo que son las penurias y por ello hemos perdido la capacidad salvaje que habríamos desarrollado en un entorno hostil.

Si te das cuenta, en los países pobres hay millones de "buscavidas" que están más vivos que la mayoría. Los ves moverse entre el turista patoso y hay una diferencia abismal. Parece como si funcionasen a "voltajes" totalmente distintos. Ves al turista de chancla y calcetín como una cosa sencilla y al paisano dándole vueltas a ver por dónde sacarle la pasta, de manera legal....o ilegal. Porque en países pobres aún tienen esa referencia innata de lo visceral, de lo profundamente humano. Se preocupan más de defender "la manada", una afrenta a un miembro es rápidamente castigada (en el más duro significado de la palabra) por TODOS los miembros.

En occidente tenemos tantas cosas que dejamos en manos de otros todo: que sea otro el que atrape al culpable, que sea otro el que lo castigue, que sea otro el que lo vigile, que sea otro el que me defienda. Y con eso eliminamos la carga humana de todas esas actuaciones y, por tanto, se eliminan las consideraciones emocionales y éticas acerca de lo realizado y, por tanto todo se descontextualiza en beneficio del agresor.

Si un tipo roba a una anciana el bolso y se le logra pillar (jajajaj) se le castigaría levemente. Pero esa acción hace que esa anciana pase miedo el resto de los días que le quedan, esa acción mancilla gravemente una regla de tiempos pretéritos de respeto al mayor, esa acción lleva consigo un ataque a las bases de las familias y de la sociedad así que esa acción debería tener un castigo mayor.

Lo mismo con el caso que se plantea en el hilo. En un país donde los valores humanos tengan cabida subseres como el que ha cometido ese crimen contra la niña no pueden permanecer y no basta con mantenerlo aislado en una guandoca hasta que salga. Pero hemos puesto en manos de gente hipócrita todo el tinglado. Gente que no actuaría igual si le ocurriera a ellos mismos y sin embargo te dicen a tí que lo que ellos harían tú no lo puedes hacer.

Así tenemos a gestores públicos (políticos mayormente) corruptos, jueces prevaricadores, banqueros ladrones, ecologistas contaminantes y toda clase de incongruencias oximorónicas que se pueda uno imaginar. En cambio todos agachamos la cabeza y seguimos dando voz a aquellos que no la merecen.
 
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