KUTRONIO
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No puede haber nadie que critique a Nadal y que no lo considere un deportista ejemplar. ¿No puede? Quizá en el resto del mundo no, pero estamos en España. El mayor número de detractores de Nadal en el mundo probablemente se encuentre en España, y entre estos ha encontrado su momento de gloria estos días un señor que por lo visto es músico, y al que Nadal le parece que ofrece un ejemplo de cosa a los niños por jugar con dolores y lesiones. Dice este señor que ha costado mucho conseguir la aceptación de las bajas laborales y que Nadal, en vez de jugar con dolores y ganar títulos, debería quedarse tumbado en su casa disfrutando de sus millones. Eso es por lo visto lo que sería ejemplar.
Con esta teoría Cervantes, por tener un brazo incapacitado, en vez de luchar contra sus limitaciones tendría que haber dejado de escribir El Quijote y luchado por una pensión de invalidez. Beethoven, por sordo, tenía que haber dejado de componer. Cormac McCarthy debería estar jubilado y dando de comer a las palomas en vez de seguir escribiendo. Y Stepen Hawking se tenía que haber tirado de cabeza a un agujero neցro en vez de haberlos estudiado.
Mientras predica que la gente con talento, pero también con dificultades, se tiene que quedar en su casa tocándose la barriga sin hacer nada, este personaje en vez de quedarse callado realiza un esfuerzo ímprobo -igual que Nadal- contra sus limitaciones, tratando de hacer unas declaraciones inteligentes, sólo que a diferencia de Nadal fracasando lastimosamente en el intento. Según su propia tesis es un fraude porque cuando empezó a dolerle la cabeza debió de dejar de pensar en Nadal.
Nadal por otro lado no es alguien al que se obliga sin piedad a jugar al tenis contra su voluntad. Nadal no es un esclavo. Nadal es un millonario que podría haber dejado el deporte y haber renunciado a ganar títulos hace mucho tiempo. Para no llegar a ninguna parte y no superar ninguna limitación es posible que este pollo de la entrevista sea el modelo, la pregunta es si como país queremos este tipo de modelos como referentes y dónde nos lleva eso. Este detractor de Nadal es el rival que tú quisieras tener en vez de alguien como Nadal. El discurso de este señor es estupendo, pero para nuestros rivales, para los que nos disputan los torneos, para los que nos hacen una dejada imposible en la red.
Nadal además de una persona con un don para jugar al tenis es una persona con una voluntad de hierro y con una gran capacidad de sacrificio, pero que también muestra un infinito respeto por sus rivales, que es un ejemplo de deportividad, que encima es un tipo humilde y que, por si fuera poco, es un patriota que hace grande la marca España.
Ay que nos conocemos todos, a ver si el problema va a ser eso.
Están muy bien por otro lado los derechos laborales de los trabajadores. Nadie discute tal cosa. Nadal de todas formas no es un trabajador por cuenta ajena ni el empleado de un club o una empresa que cobra un salario, es más bien un autónomo o incluso un empresario. Pero si un trabajador tiene que encontrar una fuente de inspiración, o elegir a quien defienda sus derechos, seguramente mejor que sus derechos los defienda alguien con la voluntad, la capacidad de trabajo y el espíritu de sacrificio de Nadal, que alguien dispuesto a rendirse ante el primer dolor de muñeca o la primera contrariedad. Sin mitificar tampoco a Nadal. Mitificando a Nadal nosotros cometeríamos un error y a él no le haríamos un favor. Pero entre no mitificarlo y considerarlo una cosa de ejemplo hay un abismo, uno en el que cabe cualquier cosa de opinión.