Sudáfrica en caída libre
Sudáfrica converge con el resto del África de color
¿Va a ser Sudáfrica la sede del Campeonato?
Sudáfrica converge con el resto del África de color
¿Va a ser Sudáfrica la sede del Campeonato?
* La FIFA sigue preocupada por los retrasos y sondea posibles sedes alternativas
* La Federación de Estados Unidos ya ha sido consultada para ser su sustituta
Ya hay entradas a la venta, apenas faltan nueve meses para que se dispute el partido inaugural y la FIFA insiste a través de sus conductos oficiales en la imposibilidad de un cambio de sede del Mundial de 2010. Sin embargo, las dudas persisten por aspectos fundamentales como las infraestructuras, los retrasos en la puesta a punto de algunos estadios o la seguridad. Oficiosamente se han realizado contactos con diversas federaciones para sondear la opción de buscar una posible sede alternativa con carácter de urgencia. El temor es real e incluso algunas federaciones europeas ya han mostrado su preocupación por todo lo que aún falta por rematar en un país al que se eligió como símbolo del despegue africano.
Políticamente, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, se juega mucho. Su decisión de apostar por Sudáfrica, un país alejado de los centros mundiales del fútbol y que acogería el primer Mundial bajo el rigor de los fríos invernales desde el de Argentina en 1978, siempre pasó por delante de otros intereses. Sin embargo, la cruda realidad de los serios problemas organizativos ya detectados en la reciente Copa Confederaciones provoca la duda y el temor a que el país elegido como anfitrión no llegue a tiempo a la cita. Los contactos se están llevando a cabo de forma muy discreta, entre otras cosas para no deteriorar en exceso la imagen de Sudáfrica. Pero ya se han puesto en marcha los mecanismos necesarios para evitar una debacle y para buscar alternativas si los retrasos se mantienen.
Es más, según informó la 'Cadena Cope', la Federación de Estados Unidos es una de las que ha sido consultada ante la posibilidad de que pueda albergar la fase final. La experiencia del Mundial de 1994 no cayó en saco roto y se trata de un país con las infraestructuras necesarias, incluidos los estadios, para afrontar un desafío de estas características con carácter de urgencia. Sería una carrera contrarreloj de nueve meses.
Ya el pasado año, antes de la Confederaciones, el propio Blatter dio un serio aviso a Sudáfrica. Había graves retrasos en la construcción de algunos estadios, las plazas hoteleras eran escasas y en muchos casos se hacía necesario desviar a los aficionados a países cercanos. Y además sigue pendiente un serio problema de seguridad. Sudáfrica es uno de los países con mayor índice de delincuencia en el mundo. En el torneo celebrado el mes de junio, hubo muchos estadios semivacíos por el excesivo precio de las entradas y los problemas de la afición local para hacerse con los billetes porque su poder adquisitivo estaba muy por debajo de las pretensiones de los organizadores.
Blatter llegó a hablar hace varios meses de tres posibles sedes alternativas. No se dieron nombres de forma oficial, pero una de ellas era España, por cierto, aspirante junto con Portugal a ser el anfitrión del Mundial en 2018. La situación se calmó entonces, pero la preocupación se ha acrecentado.
Las dudas se extienden a varias federaciones europeas que no ven claros algunos aspectos de la organización y que han consultado a la FIFA. Por cierto, no se esperan desplazamientos masivos de aficionados desde Europa. Sudáfrica está demasiado lejos y la crisis aprieta.