La paradoja es que la hipergamia lleva a malas decisiones económicas. Es decir, las mujeres quieren hombres con un estatus económico superior pero están haciendo un negocio pésimo porque es mejor estar con una pareja de su mismo nivel con el que compartir gastos que con ninguno. Tampoco parecen entender que a partir de cierta edad su capacidad para pillar un buen marido no hace más que reducirse.
En realidad hay dos buenas estrategias para una mujer hipergámica. La primera es encontrar un joven prometedor. Claro, esto significa establecer una relación formal temprana y renunciar a una juventud promiscua.
La según es encontrar a un adulto con un estatus ya asentado pero aquí el coste es enlazarse con un hombre mayor.