El asistente de Echenique
Madmaxista
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No me gustan los tatuajes, pero tampoco voy en plan vieja mojigata escandalizada meneando la cabeza cada vez que veo a alguien tatuado. Mientras dentro de lo malo mantengan ciertos criterios estéticos me da bastante igual, salvo en mujeres, que me da repelús verlas tatuadas.
Dentro del mejor o peor gusto para los tatuajes, los que no puedo ver son propios de otras culturas que la gente se hace masivamente porque lo han visto en un catálogo. Me pone enfermo porque, aún proviniendo generalmente de culturas primitivas, estos tienen un significado cultural y sobretodo religioso que fuera de contexto son ridículos, como si un maorí fuera por ahí vestido de nazareno.
Y ya dentro de lo peor, me da mucho ardor de estomago ver a cualquier mindundi que ha levantado cuatro hierros llevar tatuajes propios de guerreros que, imagino, en su cultura de origen están reservados a una élite y correrían a palos q cualquiera que se lo hiciese por la cara sin reunir los requisitos, aunque imagino que el propio tatuador se negaría a hacerlo.
Pero lo que me remueve las entrañas definitivamente es que, además de todo lo ya expuesto, sea una tía la que lo lleva, que lo más guerrero que ha hecho es ir a la oficina a hacer powepoints a pesar de tener dolores menstruales. Y con la nueva ley ya ni eso.
Dentro del mejor o peor gusto para los tatuajes, los que no puedo ver son propios de otras culturas que la gente se hace masivamente porque lo han visto en un catálogo. Me pone enfermo porque, aún proviniendo generalmente de culturas primitivas, estos tienen un significado cultural y sobretodo religioso que fuera de contexto son ridículos, como si un maorí fuera por ahí vestido de nazareno.
Y ya dentro de lo peor, me da mucho ardor de estomago ver a cualquier mindundi que ha levantado cuatro hierros llevar tatuajes propios de guerreros que, imagino, en su cultura de origen están reservados a una élite y correrían a palos q cualquiera que se lo hiciese por la cara sin reunir los requisitos, aunque imagino que el propio tatuador se negaría a hacerlo.
Pero lo que me remueve las entrañas definitivamente es que, además de todo lo ya expuesto, sea una tía la que lo lleva, que lo más guerrero que ha hecho es ir a la oficina a hacer powepoints a pesar de tener dolores menstruales. Y con la nueva ley ya ni eso.