María adánez, actriz: “yo estoy enamorada de mis gatos porque no están al servicio del hombre”

Ver archivo adjunto 2073179

SÉPTIMO MIAU.- ¡Bebí tu sangre!
MARI-GAILA.- A ti me entrego
SÉPTIMO MIAU.- ¿Sabes quién soy?
MARI-GAILA.- ¡Eres mi neցro!
Ramón del Valle-Inclán, dramaturgo, poeta y novelista español
Este pequeñísimo fragmento pertenece a Las Divinas palabras del maestro Valle-Inclán. A nuestra invitada e invitado de hoy les pusieron, justamente, por estos personajes, el nombre de Mari-Gaila y Séptimo.
Ambos son preciosos. Dos gatos siberianos, de largo pelaje, la una de un tonalidad más claro y el otro más oscurito. Funcionan como una manada/familia a la que, hace relativamente poco tiempo, se les unió un nuevo miembro al que miman y protegen igual que a su queridísima María Adánez (Madrid 1976).
Me da que sabéis quién es María, pero, por si las moscas, os lo cuento…
Comenzó, desde muy niña, a trabajar en lo que ha sido, y es, su vida, el cine y el teatro. De hecho, un servidor la recuerda de la que, si no me equivoco, fue su tercera película, El Currante. Allí interpretaba a Yolanda Bermejo, la amiga de la hija de Andrés Pajares. Yo era sólo un poco menos niño que ella, pero la recuerdo perfectamente con mucho cariño.
Sé que este dato, a la mayoría, no os dirá gran cosa, pero, ¿y si os digo Lucía Álvarez, “La Pija”, de Aquí no hay quien viva? o Rebeca Ortiz, de La que se avecina o Julia, de Maitena: Estados alterados o Charo Ponce, de Amar es para siempre...
En cine, ha trabajado en un montón de películas como Tiovivo c. 1950, de Garci; Cha-cha-chá, de nuestro buen amigo Antonio del Real; Tiempos de azúcar, Mi vida en ruinas o Espejo, espejo, entre muchas más.
¿En teatro? Otras tantas como, precisamente, Divinas palabras de Valle-Inclán, de la que os hablaba al principio, El príncipe y la corista o Ay, Carmela...
Hay muchas más cosas que decir de María… ¿Os las cuento?... Va a ser que no… Hoy sólo hablamos de Séptimo y Mari-Gaila.
Mari-Gaila, Séptimo, María…
¿Cómo estáis?

Bien. Mira, los felinos a estas horas suelen estar dormidos porque los tíos, cuando tienen actividad nocturna, bueno, sobre todo Séptimo; Mari-Gaila siempre está pegadita a nosotros mientras dormimos, pero el que tiene más movimiento por la noche es él, sin lugar a dudas. Pero a estas horas, son dos zapatillitas en distintos rincones de la casa o bien se ponen en las camas, pero siempre muy cómodos y muy fresquitos. No te creas que eligen el primer sitio que encuentran, son muy, muy sibaritas. Yo siempre digo que hay dos turnos de dormir en casa: Primero estamos Claudio, mi pareja y yo, y luego van ellos a dormir por la mañana a la cama.
Ver archivo adjunto 2073180
La actriz de 'Aquí no hay quien viva' o 'La que se avecina', nos cuenta cómo una lubina a la sal ayudó a su gata Mari-Gaila a abrirse y comenzar a socializar, “con el olorcito del pescado comenzó a maullar por primera vez”
Cristina Goleman
María… ¿Lo tuyo siempre han sido los gatos?
Yo no, de hecho, nunca había tenido gatos hasta hace cuatro años que llegó Mari-Gaila. Te voy a contar la historia porque es muy curiosa. Yo soy alérgica a los gatos y mi pareja también, pero, hablando una noche en una cena con la actriz Raquel Pérez, salió el tema de los gatos y me dijo: “María, pero si tú eres alérgica, te tienes que hacer con un gato siberiano, que son los que generan menos alergia que otras razas, te dará, pero muy poquito”... Como sabía de una persona que, precisamente, da en adopción o, en caso de que seas alérgico, los puedes comprar, fuimos a verla y nos hicimos con ellos.
María… ¿Cómo fue la noche anterior, o el día previo, a su llegada? ¿Nervios?
Hombre, pues era como preparar la llegada de tu hijito animal, uno al que vas a querer mucho, y recuerdo que nos hicimos con todo lo necesario, con sus comidas, etc. Amigos que tienen gatos nos dijeron que, para los gatos, es muy importante beber agua porque suelen enfermar de los riñones cuando no lo hacen. Pero son muy sibaritas, quieren el agua como en fuentecitas fresquitas, necesitan ver que fluye y que no está estancada en un cuenco. Les compramos una fuente, sus cuencos, un sitio para dormir, su rascador. Te puedo asegurar que jamás utilizaron el sitio para dormir ni tampoco el rascador, pero, bueno, nosotros lo compramos como padres que compran 300000 cosas y que, al final, luego solo utilizas una.
Recuerdo perfectamente cuando llegó Mari-Gaila y cuando llegó Séptimo, por supuesto. Con Mari-Gaila fue muy bonito porque, sí que es verdad que los primeros días se quedaba como muy acurrucada en una camita que le compramos, pero todo cambió el día que mi chico hizo una lubina a la sal por la noche y, con el olorcito del pescado, nos empezó a maullar por primera vez. Recuerdo que estábamos cenando y que, de repente, la vimos salir y comenzó a socializar. Luego ya se hizo con el espacio, primero fue por la habitación hasta que reconoció todo el territorio y, poco a poco, se hizo con la casa.
Séptimo igual, nunca se metió en ninguna camita, se metió debajo del sofá que teníamos y ahí estuvo hasta que quiso empezar a salir.
Decía al comienzo que llevas, desde muy pequeñita, trabajando… ¿En cuántas etapas de tu vida has estado acompañada de un familiar peludo?
Mi hermana y yo cogimos una gatita de la calle, a la que llamamos Rita y que estaba absolutamente destrozada porque la había pillado un coche. Recuerdo que la llevamos al veterinario y, de lo hecha polvo que estaba, le tuvieron que vaciar todos sus órganos reproductores. Conviví con ella bastante tiempo, pero esa gatita, que se la quedó mi hermana finalmente, fue mi primer contacto con los gatos. Ahí me di cuenta de que me daba mucha alergia y, por ese motivo, se la di a mi hermana.
Les pusiste su nombre por las Divinas Palabras, que tú estabas haciendo en el Teatro María Guerrero de Madrid…
Sí, me tocaba ese personaje y Mari-Gaila siempre me ha parecido un nombre muy bonito, muy musical y muy difícil de decir hasta que realmente no lo conoces. Así que, como estaba con mi Mari-Gaila para arriba y para abajo, surgió de esa manera. Luego, claramente, cuando vino el macho, dijimos pues Séptimo, Séptimo Miau. Yo estoy enamorada de mis gatos porque no están al servicio del hombre, lo acompañan con su tiempo y con su cariño. Es cierto que estos son muy inteligentes y poco tienen que ver con los gatos callejeros. Cuando alguien viene a casa, ni se le acercan, por ejemplo, a mi hijo Claudio no le hacen ni puñetero caso.
Mari-Gaila y Séptimo, ¿en qué se parecen a los personajes de Valle-Inclán?
En nada, en nada. Mari-Gaila era una mujer única, muy libre, de esas primeras mujeres con un ansia enorme de libertad, de hacer lo que quieren, dejar los matrimonios convencionales y dejar a hombres por los que, realmente, no sienten nada. Esta mujer deja al marido, se echa a las calles, conoce a un hombre… Son mujeres muy primitivas, mujeres que nos recuerdan los placeres de la vida, la alegría de vivir, porque realmente no tienen nada y están enganchadas como a la tierra, a la esencia, a nuestros instintos más primarios. Sinceramente, la mía es una gatita burguesa de sillón, nosotros decimos que es como una marquesa. Come muy poquito, es muy fina, es una gatita delicada. Está más cerca de los Bridgerton que de las Divinas palabras.

Hace relativamente poco, llegó a vuestra vida Claudio. Independientemente de la especie, ¿qué función tiene cada una y cada uno en la familia?
Bueno, digamos que los gatos te hacen una compañía, vamos, inmensa. Yo ahora no me imagino la vida sin ellos dos, porque hay unos rituales, en el día a día, que se han instaurado en nuestras vidas. Por ejemplo, siempre sé que Mari-Gaila está durmiendo a mis pies, pero, cuando me despierto y no está, la busco por miedo a que le haya pasado algo. Muchas veces me he levantado a las 2:00 a.m. porque, de repente, me he dado cuenta de que no estaba en la cama. El otro sé que deambula más por la noche, sale al patio que tenemos, el otro es más libre. Al final, yo creo que mis gatos cumplen, a su manera, el rol de hijos. Ya conoces sus tiempos, su carácter, lo que les gusta, lo que no… Séptimo es muy abusón con la comida, cuando se la pongo a la vez, por ejemplo, la latita de todas las mañanas, tengo que encerrar a Séptimo, que es un plasta, para que Mari-Gaila pueda comer.
Al final, mis gatos son dos miembros más de la familia, esto te lo diremos todos los que tenemos mascotas.
¿Les costó acostumbrarse a Claudio?
Sí, claro, claro. Es una nueva llegada y, ten en cuenta que, toda la atención que les dábamos a ellos, de repente, gira en torno al nuevo y se sienten más desplazados. De hecho, el otro día, me decía mi pareja: “Jolín, desde que está Claudio jugamos menos con Séptimo y Mari-Gaila”. Es evidente que han notado su llegada, pero se han ido adaptando, por supuesto. Cuando llegó a casa, se quedaron los dos como diciendo: “¿Qué es esto?”. Como su motor es el olfato, lo puse en la sillita y estuvieron alrededor de él, dando vueltas, oliendo, mirando. De hecho, como los gatos, estando yo en el hospital, le dije a Nacho: “Lleva alguna cosita de Claudio para que se vayan acostumbrando a su olor”.
¿Qué tienen que solo puedes encontrar en Mari-Gaila y Séptimo?
Pues mira, lo que más me gusta de ellos dos es la confianza plena que tienen en nosotros. O sea, que dos miembros de una especie distinta a la nuestra tengan esa fe, que duerman con nosotros, que nos sientan parte de su familia, no hay día que no me resulte mágico. Yo creo que una de las cosas más bonitas que tiene el ser humano es la relación con los animales. Cuidado, arrastramos una historia de muchísimo maltrato animal. Yo creo que la sensibilización y la educación actuales van encaminados, esa es mi opinión, a que el hombre, cuanto más ame a los animales y al planeta Tierra, más en sintonía estará con ellos y se acabará con el desastre que se está haciendo con la naturaleza y los animales. Pero cuando se da el amor entre especies distintas, que duermen contigo y que eres parte de su familia, no me dejo de asombrar. Me sigue pareciendo mágico decir: 'Estos están aquí y duermen'.

¿Cómo crees que te ven?
Vete tú a saber. Me contaron que, al parecer, los perros sí te ven como otra raza, que los gatos te ven como un miembro de la suya propia. Claro, esto no lo sé, porque ya sabes que los gatos también son los grandes desconocidos, han tenido muy mala prensa a lo largo de toda la historia de la humanidad. Siempre se les ha vinculado a las brujas, Halloween, a todo lo negativo. Entonces, bueno, siempre hay una visión muy negativa de los gatos y muy poco conocimiento.
¿Cuándo te han hecho sufrir?
Al poquito de tener a Mari-Gaila, se nos puso muy, muy mala. La dejamos con una cuidadora 15 días en verano y, cuando volvimos a casa, era una plumilla. La bajé al veterinario y, en la analítica, le salieron todos los parámetros disparados. Fue muy grave y lo que llegué a llorar no está escrito. Al final, la salvamos, de hecho, le hemos salvado la vida dos veces. La segunda fue por poner mal una banderilla en el lomito que generó una necrosis que le hizo un tumor. Hay ciertas banderillas que, dependiendo de la pericia y de la calidad del veterinario, no se ponen nunca en el lomo de los gatos. Se ponen en el regazo. No lo sabíamos, le pusieron la banderilla ahí y le generó una necrosis, un bultito, por lo que hubo que abrir y quitarle el tumor. Entonces, dos veces le hemos salvado la vida a Mari-Gaila, ¡y las que hagan falta, vamos!
Llevas un montón de pelis y series… ¿Te ha tocado rodar con gatos?
No, que yo recuerde. Yo creo que rodar con gato es dificilísimo. Estoy haciendo una colaboración en redes con la firma de pienso canadiense Acana y, cuando hago estos vídeos con ellos, me aguantan unos minutos y punto. No me puedo imaginar un rodaje con un gato. Bueno, a no ser que estén entrenados y cosas de esas, pero difícil, porque son muy libres. O sea, están contigo, pero siguen siendo instinto.
Siempre se dice, porque es cierto, que los animales, gatos, perros, nos echan una mano en nuestros momentos más complicados porque identifican nuestro dolor… ¿Te ha pasado con ellos?
A su manera sí que noto que se pegan un poquito más. En eso también son más egoístas los gatos que los perros. Yo echo de menos un perro, porque hay momentos que dices: “Necesito que vengas ahora y que me chupes mucho”, pero los gatos, he de decirte que para eso sí son más egoístas. Te mentiría si te digo: 'Aquel día que yo estaba súper triste Mari-Gaila estuvo a mi lado', no, no. De hecho, si alguna vez he discutido con mi pareja, los dos dicen: 'Yo me largo'.
Entre risas, hace el ruido de los dibujos animados cuando un personaje sale corriendo…

María… Está Claudio, Séptimo, Mari-Gaila… ¿Juegas con ellos? Me refiero a si juegas, siendo una más, olvidándote de la edad actual y volviendo a la de aquella niña que vi en la película “El Currante”...
Claro, es que si no, no hay manera de jugar con tus hijos. Una de las cosas, para mí, maravillosas de la maternidad, es el momento presente que requieren los niños. Los niños son puro mindfulness, igual que los animales. Afortunadamente, no están intoxicados por esta realidad loca de pantallas en la que vivimos y, cuando juegas con ellos, porque el mundo lo descubren a través del juego, o conectas con tu inocencia o es muy difícil jugar, de verdad, con un niño. Pero yo creo que Claudio tiene suerte de que su progenitora sea actriz, porque los actores creamos desde la misma inocencia del niño, desde esa pureza en la que reside la curiosidad de aprender. Para nosotros, cada personaje es un reto, hay una nueva curiosidad y conecta también la del niño. Entonces, en eso, mi hijo con su progenitora lo tiene fácil, porque yo me puedo tirar jugando con ellos mucho tiempo y me lo paso bien, porque también entro en la imaginación.
¿Cuál fue aquella vez que no pudiste parar de reír con ellos?
Pues mira, el otro día fue muy curioso porque le pusimos a Séptimo una careta de gato. Yo nunca les hago perrerías, me da como cosilla porque los estresas y no me gusta tomar el pelo ni a los seres humanos, no soy nada de gastar bromas, ni a humanos, ni a animales. Pero el otro día veníamos de un cumpleaños, nos habían regalado unas caretas de animales, se la pusimos así como un segundo y, claro, la imagen desde fuera era muy graciosa porque era un gato con una careta de gato. Aguantó con ella sin moverse, pues no sé qué decirte, 2 min que, de repente, ¡es un montón de tiempo! Yo pensé: ¡¿Qué está sintiendo para haberse quedado congelado con la careta?! Fue muy divertido, la verdad.
Ver archivo adjunto 2073182
María Adánez con sus gatos, Mari-Gaila y Séptimo
Cristina Goleman
Como en todas las familias, hay momentos de todo… ¿Cuándo dices “¡hasta aquí!”?
Pues alguna noche que han decidido hacer fiesta ellos a las 3:00 a.m. y están en la cama y empiezan a moverse sin parar. Te pasan por la almohada, entonces ahí sí que hago: '¡Fuera, fuera, fuera!', porque no dejan dormir.
¿Y ellos?
Probablemente, si tú pones música muy alta en casa, o todo lo que sea sensibilidad acústica, desaparecen y dicen 'Hasta luego'.
¿Qué te da miedo?
Me da miedo que se me mueran pronto. Se está preparando, pero no lo pienso.

Llega el momento de la verdad… Completa la frase: La vez que metí la pata con Séptimo y Mari-Gaila fue…
La vez que metí la pata con Séptimo y Mari-Gaila fue, no a la vez, pero les hemos dejado encerrados en armarios mucho tiempo sin darnos cuenta. Ese es el gran peligro de los gatos. Son tan silenciosos que, como les encanta esconderse y les encantan los armarios, hemos cerrado la puerta sin darnos cuenta de que estaban dentro. Ahora ya vamos con mucho cuidado. Ahora voy con tanto cuidado que, si yo estoy en casa y mi cerebro no los ha visto en media hora, siempre pregunto: '¿Dónde está Séptimo?' o '¿Dónde está Mari-Gaila?'. Hubo un día que lo pasamos un poquillo mal porque nos fuimos y estuvo prácticamente 13 horas en un armario y, cuando salió, estaba muy asustado. Claro, a lo mejor pensaría que se iba a quedar ahí. Ese es el gran peligro que hay que tener en cuenta siempre que te vayas de una casa en la que viven gatos.
María… Cuéntame un secreto vuestro.
Mira sonrojada…
Pues que a veces les he dado besos en la boca y se acababan de limpiar el ojo ciego y dices “¡¡qué ardor de estomago!!”, ya todo mezclado.
Nos quedamos un ratito más hablando de esas películas que hizo de pequeña y que, un servidor, vio siendo, también, niño. Ambos pusimos en común ese espíritu egebero y acordamos volver a encontrarnos en un podcast que, en breve, verá la luz, pero bueno... Esa es otra historia.

La casa, los muebles, la ropa llena de pelos que son duda limpia una asistenta pagapensiones, posiblemente mal pagada. La explotación de la mujer por la mujer. Mihazistenta no ejtá al servisio del onbre, es livre
 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Maria_Adanez_194.jpg



Ver archivo adjunto 2073187


Ver archivo adjunto 2073188

Ver archivo adjunto 2073191
segun pone ahi son fotos de 2012, pues sí, estaba altamente percutible...

Habria que ver como está en 2024...
 
Volver