Bernaldo
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Psicoherejía - El legado de Jung al cristianismo - Foro de debate - CorazónEspañol.es
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Tras haber mantenido un desesperante debate en el foro Burbuja con un par de filopaganos, que han empleado las tésis de Jung para sostener su ataque contra el cristianimo y sus teorías de una vuelta al paganismo como camino de edificación personal, he retomado un artículo que leí hace tiempo, acerca de la influencia de Jung en el cristianismo a través del psicoanálisis.
He tratado de traducirlo y adaptarlo lo mejor que he podido, para que pueda consultarse en el caso de que alguien pueda estar interesado en la temática, o que esos argumentos vuelvan a surgir en el tras*curso de algún debate. Cabe señalar que el artículo original procede de un autor evangelista, por lo que he procedido a eliminar el prólogo que hace referencia a la iglesia evangélica, y he dejado el desarrollo del tema que considero interesante. No obstante, a pie de artículo puede encontrarse el enlace a la fuente original.
PSICOHEREJÍA
Por Martin y Deidre Bobgan
El legado de Carl Gustav Jung al cristianismo
La gran mayoría de cristianos, probablemente nunca hayan oído hablar de Carl Gustav Jung, pero su influencia dentro del cristianismo es enorme a través de la psicología. El legado de C.G.Jung a la "psicología cristiana" es al mismo tiempo directo e indirecto. Algunos profesionales cristianos, influidos por las enseñanzas de Jung, han integrado aspectos de la teoría jungiana en su propia práctica de la psicoterapia, incorporando conceptos como los tipos de personalidad, el inconsciente personal, o el análisis de los sueños y los arquetipos en su tarea de comprender y aconsejar a sus pacientes. Otros cristianos han sido influenciados de manera indirecta, al someterse a terapias para el tratamiento de adicciones, basadas en los programas de los doce pasos, o al haber asumido el Indicador de Tipo Myers-Briggs, que está basado en los tipos de personalidad de Jung, y que incorpora sus teorías de introversión y extroversión.
Jung y Freud
El legado de Jung no ha sido positivo para el cristianismo. Desde el principio, la psicoterapia ha minado las doctrinas del cristianismo. Las actitudes de Sigmund Freud hacia el cristianismo eran evidentemente hostiles, porque creía que las doctrinas religiosas eran todas ilusorias, llegando a definir la religión como «la neurosis obsesiva universal de la humanidad».1 Su seguidor durante algún tiempo y colega Carl G. Jung, por otra parte, puede no ser tan evidente en su rechazo del cristianismo. Sin embargo, sus teorías rebajan de manera desdeñosa la doctrina cristiana, hasta situarla al mismo nivel que las decualquier otra religión.
Aunque Jung no entendía la religión como una «neurosis obsesiva universal», sí que consideró a todas las religiones, incluyendo al cristianismo, como mitologías colectivas e irreales en esencia, que sin embargo ejercen un verdadero efecto sobre la personalidad humana. El doctor Szasz, describe la diferencia entre las teorías psicoanalíticas de Freud y Jung de la siguiente forma: «Así, en opinión de Jung las religiones son apoyos espirituales indispensables, mientras que en la de Freud son muletas ilusorias.»2 Mientras Freud argumentaba que las religiones son engañosas y por lo tanto esencialmente malas para la psique, Jung mantenía que todas las religiones son algo imaginario aunque bueno. Ambas posturas son anticristianas pues, la una niega el cristianismo, y la otra lo convierte en un mito.
Tras haber leído La interpretación de los sueños de Freud, Jung contactó con él estableciéndose una amistad de mutua admiración, que duró cerca de ocho años. Aunque Jung ejerció durante cuatro años como presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional, la rotura entre Jung y Freud fue total. Jung divergía de Freud en varios puntos, en particular acerca de la teoría de Freud acerca del sesso. Además, Jung había ido desarrollando su propia teoría y metodología, conocida como psicología analítica.
El inconsciente colectivo
Jung enseñaba que la psique humana se compone de varios sistemas, que incluyen el inconsciente personal con sus complejos, y el inconsciente colectivo con sus arquetipos. La teoría de Jung de un inconsciente personal, es muy similar a la creación freudiana de una región que contiene las experiencias reprimidas, olvidadas o ignoradas. Sin embargo, Jung consideraba el inconsciente personal como un una capa más o menos superficial del inconsciente. Dentro del inconsciente personal, se encuentran lo que denominó "complejos con tonos de sentimientos". Dijo que "constituyen la faceta personal y privada de la vida psíquica".3 Se trata de los sentimientos y de las percepciones que se organizan alrededor de personas significativas o acontecimientos relevantes en la vida de la persona.
Jung creía que había una capa más profunda y significativa del inconsciente, que denominó inconsciente colectivo y se identificaba como arquetipos innatos, inconscientes y generalmente universales. El inconsciente colectivo de Jung ha sido descrito como un «almacen de trazas de memorias latentes, heredadas del pasado atávico del hombre, un pasado que incluye no sólo la historia racial del hombre como especie separada, sino también sus antepasados prehumanos o animales».4 Por tanto, en la teoría de Jung se incluyen consecuentemente tanto la teoría de la evolución de Darwin como la antigua mitología. Jung mostró que este inconsciente colectivo es un almacén compartido por todas las personas, y por tanto es universal. Sin embargo, por cuanto es inconsciente, no todas las personas son capaces de acceder al mismo. Jung contemplaba el inconsciente colectivo como la estructura fundamental de la personalidad, sobre las que se edifican el inconsciente personal y el ego. Debido a que creía que los fundamentos de la personalidad son ancestrales y universales, estudió las religiones, la mitología, los rituales, los símbolos, los sueños y las visiones.
«Todas las enseñanzas esotéricas tratan de aprehender los acontecimientos invisibles en la psique, y todas demandan una autoridad suprema para sí mismas. Lo que es cierto del folklore primitivo es cierto incluso en mayor grado de las religiones de influencia mundial. Contienen un conocimiento revelado que fue originalmente oculto, y exponen en gloriosas imágenes los secretos del alma».5
El concepto de cristianismo en Jung
Debido a que Jung dejó lugar para la religión, muchos cristianos se sintieron cómodos con sus ideas. Por esto es importante considerar las actitudes de Jung hacia el cristianismo. El padre de Carl Jung fue un ministro protestante, y Jung llegó a experimentar aspectos de la fe cristiana durante su infancia. Acerca de su temprana experiencia con la Sagrada Comunión, que parece estructurar sus ideas posteriores acerca de que todas las religiones son sólo mitos, dejo escrito lo siguiente:
«Lentamente llegué a comprender que esta comunión había sido una experiencia fatal para mí. Había resultado hueca; más aún, resultó ser una pérdida total. Sabía que nunca podría volver a participar en esta ceremonia. Bueno, esto no es religión en absoluto, pensé: Es la ausencia de Dios; la iglesia es un lugar al que no debería ir. Ahí no hay vida, sino fin.»6
Debido a aquel significativo incidente, Jung pudo haber evolucionado en la negación de las religiones tal como hizo Freud; pero no lo hizo. En lugar de ello, evidenció que la religión era algo muy significativo para muchas personas y por tanto, las religiones podían ser útiles como mitos. Su decisión de considerar todas las religiones como mitos fue posteriormente influída por su perspectiva del psicoanálisis. Según Viktor von Weizsaecker, «C. G. Jung fue el primero en comprender que el psicoanálisis pertenecía a la esfera de la religión».7 Que las teorías de Jung constituyen una religión puede verse en su consideración de Dios como el inconsciente colectivo, y por ello presente en el inconsciente de cada persona. Para él, las religiones revelaban aspectos del inconsciente y podían así acceder a la psique de la persona. También empleó los sueños como vías de entrada a la psique para la propia comprensión y autoexploración. La religión era sólo un instrumento para acceder al yo, y si una persona quería emplear para ello símbolos cristianos, era válido.
El espíritu guía de Jung
Debido a que Jung tras*formó el psicoanálisis en un tipo de religión, es también considerado como un psicólogo tras*personal además de un teórico del psicoanálisis. Se implicó profundamente en el ocultismo, practicó la necromancia y tuvo contacto habitual con espíritus descarnados, a los que denominó arquetipos. Gran parte de su obra fue inspirada por estas entidades pues Jung tenía su propio espíritu familiar, al que llamaba Filemón. Al principio pensaba que Filemón era parte de su propia psique, pero más adelante descubrió que Filemón era algo más que una expresión de su propio ser interior:
«Filemón y otras figuras de mis fantasías me dieron a saber el conocimiento crucial de que hay cosas en la psique que yo no produzco, sino que se producen a sí mismas y tienen su propia vida. Filemón representaba una fuerza que no era yo mismo. En mis fantasías tuve conversaciones con él, y él dijo cosas que yo no había pensado de manera consciente. Porque observé con claridad que era él quien hablaba, y no yo. ... Psicológicamente, Filemón representaba un conocimiento superior. Para mí era una figura misteriosa. En ocasiones me parecía muy real, como si fuera una personalidad viviente. Paseaba con él jardín arriba y abajo, y fue para mí lo que los indios llaman un guru».8
Todo esto nos permite comprender por qué Jung es tan popular entre los seguidores de la Nueva Era. La meta de Jung para el psicoanálisis, era que llegase a ser una religión integral.
La influencia de Jung en la organización Alcohólicos Anónimos
Jung también abrió el camino para el desarrollo de Alcohólicos Anónimos. El cofundador Bill Wilson, en una carta a Jung en 1961, le dice lo siguiente:
«Esta carta de inmenso agradecimiento ha estado pendiente durante mucho tiempo. (…) Aunque seguramente habrá oído acerca de nosotros, dudo que usted sea consciente de que una cierta conversación que tuvo una vez con uno de sus pacientes, un tal señor Roland H., en la década de los treinta, haya tenido un papel crucial en la constitución de nuestra agrupación.»9
Wilson prosigue la carta recordándole a Jung, lo que le había contado abiertamente a Roland H. de su situación desesperada, que estaba más allá de la ayuda que le pudiera ofrecer la medicina o la psiquiatría. Wilson escribió: «Esta declaración sincera y humilde de su parte, fue indudablemente la primera piedra fundamental sobre la que ha sido edificada nuestra agrupación.» Cuando Roland H. preguntó a Jung si había alguna esperanza para él, Jung le dijo que podría haberla, siempre que pudiera pasar por una experiencia espiritual o religiosa: en resumen, una conversión genuina. Wilson proseguía en su carta: «Usted le recomendó que se situase en una atmósfera religiosa y que tuviera esperanza.»10 Evidentemente para Jung, no había necesidad de doctrina ni contenido de fe, sino sólo una experiencia tras*formadora.
Los cristianos se implican en la religión de Jung cuando integran sus conceptos acerca del hombre y la deidad, al asimilar sus teorías, terapias y conceptos. Es importante observar que Jung no podía referirse a la conversión al cristianismo, porque por lo que respecta a él, toda religión es simplemente un mito, una manera simbólica de interpretar la vida de la psique. Para Jung, la conversión significaba sencillamente una experiencia dramática que alterase profundamente la perspectiva de la persona acerca de la vida. Jung mismo había rechazado abiertamente el cristianismo y se había lanzado a la idolatría, reemplazando a Dios por una miríada de arquetipos mitológicos.
La respuesta de Jung a la carta de Wilson, incluía la siguiente afirmación acerca de Roland H.:
«Su deseo por el alcohol era el equivalente, a un nivel bajo, de la sed espiritual de nuestro ser por la plenitud; expresándolo en lenguaje medieval: la unión con Dios.»11
En su carta Jung menciona que, en latín se emplea la misma palabra para alcohol que para «la más elevada experiencia religiosa». También en inglés, lo mismo que en castellano, se hace referencia al alcohol como espíritu. Pero conociendo la teología de Jung y sus intimidades con su espíritu guía, se puede suponer que el espíritu al que se refiere no sea el Espíritu Santo, y que el dios al que se refiere no es el Dios de la Biblia.
La blasfemia de Jung
El neopaganismo de Jung y su deseo de reemplazar el cristianismo con su propio concepto de psicoanálisis, puede verse en una carta que le escribió a Freud:
«Me imagino una tarea mucho más delicada e integradora para el psicoanálisis, que la alianza con una fraternidad ética. Creo que debemos darle tiempo para que se infiltre en personas de muchas procedencias, que avive entre los intelectuales un sentimiento hacia los símbolos y los mitos, para que muy gentilmente tras*forme a Cristo de vuelta al hechicero dios del vino, que era, y de esta manera absorber aquellas fuerzas extáticas instintivas en el cristianismo, para el propósito único de hacer del culto y del mito sagrado lo que habían sido antes: una fiesta borracha de gozo donde el hombre recuperaba el carácter y la santidad de un animal».12
De esta manera, la meta de Jung para el psicoanálisis, debía ser una religión global superior al cristianismo, reduciendo la verdad del cristianismo a un mito, y tras*formando a Cristo en un «hechicero dios del vino.»
Fuente original: Pyschoheresy Awareness Newsletter, Volumen 4, número 4, Julio/Agosto 1996
El artículo original puede leerse en: Carl Jung
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS:
1. Sigmund Freud. The Future of an Illusion, tras*. and edited by James Strachey. New York: W.W. Norton and Company, Inc., 1961, p. 43.
2. Thomas Szasz. The Myth of Psychotherapy. Garden City: Doubleday/Anchor Press, 1978, p. 173.
3. C. G. Jung. The Archetypes and the Collective Unconscious, 2nd ed., tras*. by R.F.C. Hull. Princeton: Princeton University Press, 1969, p. 4.
4. Calvin S. Hall and Gardner Lindzey. Theories of Personality. New York: John Wiley & Sons, Inc., 1957, p. 80.
5. Jung, The Archetypes and the Collective Unconscious, op. cit., p. 7.
6. C. G. Jung. Memories, Dreams, Reflections, ed. by Aniela Jaffe, tras*. by Richard and Clara Winston. New York: Pantheon, 1963, p. 55.
7. Victor Von Weizsaecker, "Reminiscences of Freud and Jung." Freud and the Twentieth Century, B. Nelson, ed. New York: Meridian, 1957, p. 72.
8. Jung, Memories, Dreams, Reflections, op. cit., p. 183.
9. "Spiritus contra Spiritum: The Bill Wilson/C.G. Jung Letters: The roots of the Society of Alcoholics Anonymous." Parabola, Vol. XII, No. 2, May 1987, p. 68.
10. Ibid., p. 69.
11. Ibid., p. 71.
12. C. G. Jung quoted by Richard Noll. The Jung Cult. Princeton: Princeton University Press, 1994, p. 188.