Según las reconstrucciones modernas las flechas lanzadas por los arcos habituales de la época de curvatura simple tendrían que ser lanzadas a menos de 40-50 m e impactar con un ángulo de pocos grados. Además te olvidas de que el arma defensiva principal del hoplita era el hoplón. En el caso de los falangitas también disponían de un pequeño escudo que llevaban colgado del cuello y que les protegía el tórax, y lo que es más importante, combatían en formación muy cerrada y compacta hombro con hombro, con lo cual el área que exponían era pequeña. Además, las sarissas desviaban muchas flechas de manera que o se desviaban del blanco o impactaban con poca fuerza y en un ángulo inapropiado.