Profesiones que me ponen de mala leche

Policías: Detienen a acusados en falso de viogen, le comen el regazo a los jovenlandésnegros y mienten más que hablan en los atestados. Al menos no engañan en el nombre: Cuerpos y Fuerzas de Seguridad DEL ESTADO.
Profesores: Adoctrinan a personas de todas las edades en la ideología progre y no hay manera de librarse de ellos porque con los periodistas al menos puedes apagar la tele. Victimistas a más no poder y el problema es que hoy en día tienen demasiada autoridad para adoctrinar en lo pogre. Homeschooling manda.
Médicos: Tras lo de 2020 sobran las palabras, hay cierta etnia que los tiene calados.
Psiquiatras: Los pongo aparte porque no son médicos. Una enfermedad física no deja de serlo debido a los cambios sociales, cosa que sí pasa con cosas mentales como la gaysidad que fue considerada enfermedad hasta 1973. Cada vez más psiquiatras y la gente cada vez peor, no es casualidad.
Periodistas: Quizá los peores de todos. Son baluartes de la dictadura feminista, del pasaporte el bichito y la persecución a los no inoculados, de la oleada turística jovenlandésnegra... También sobran las palabras.
Psicólogos: Decir psicólogo es decir mujer y feminista. bebecharcos de los psiquiatras que junto con estos no me cabe duda de que provocan decenas de suicidios al año por mala praxis y me estoy quedando corto.
Sindicalistas: Estómagos agradecidos de la dictadura sanchista, decir que luchan por los derechos laborales es un chiste de mal gusto.
Políticos: No son lo que más repruebo porque son un reflejo de los ciudadanos, por sí solos no son nada. No son inferiores jovenlandesalmente a sus gobernados.

Furcionarias bailongas:


En realidad cualquier trabajador público que en la dejación de sus ya laxas funciones pierde el poco tiempo productivo que su exigua carga horaria tiene para hacer el fulastre sin recato, con el aplauso foquil de los que disfrutan de sus coreografías.