Por qué no soy nacionalista

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Por qué no soy nacionalista | ¿Hay Derecho?

Por qué no soy nacionalista

20 septiembre, 2013 | Por Autor: Lexuri Olabarriaga Díaz

Ser nacionalista en territorios donde se ha constituido en ideología ambientalmente dominante tiene indudables ventajas. Permite sentirte asimilado e integrado, apaciguar la inseguridad ancestral de la persona solitaria, que encuentra alivio cuando por fin se siente acogido en la tribu. El nacionalismo, además, como cierto tipo de plantas, no permite que crezcan sentimientos identitarios diferentes a su alrededor. Todo ha de ser asimilado y normalizado, y lo que sobreviva ha de hacerlo de forma subterránea, en la clandestinidad.

La integración en la tribu nacionalista tiene además ventajas adicionales. Los pecados del nacionalista lo son menos ante sus conmilitones. Una buena bandera permite tapar muchas vergüenzas, como vemos en el caso de CiU y Artur Más.

Con tantos incentivos se puede comprender la dificultad de apartarse de esa corriente tan avasalladora. Especialmente para las personas que han crecido en ese ambiente como los jóvenes en Cataluña y País Vasco. Sin embargo es posible. Yo soy la prueba.

Muchos me preguntan por qué, habiendo nacido yo en Bilbao y proviniendo de una familia euskaldun y nacionalista vasca, decidí no seguir esa moda. Que cómo es posible que habiendo sido criada y educada en ese ambiente abertzale donde sólo hay una única verdad y todo lo demás es intolerable e inaceptable, hoy el nacionalismo vasco esté en las antípodas de mi ideología.

Para empezar debo explicar que nací en los últimos años de la década de los 80. Cuando ETA perpetraba sus más sangrientos asesinatos y la mayoría de la sociedad vasca seguía anestesiada y miraba hacia otro lado. Todavía tenían que pasar muchos años hasta que el asesinato de Miguel Ángel Blanco despertara a la sociedad de su cruel y aletargado silencio. Recuerdo que desde pequeña me invadía una curiosidad casi enfermiza que me hacía preguntarlo todo, también sobre ETA y recuerdo que mis padres trataban siempre de cambiar de tema, no darle importancia; quizás no fuera fácil explicarle a una niña pequeña que en su propia tierra, entre sus vecinos, se encontraban terroristas sanguinarios que asesinaban indiscriminadamente a todo aquel que no pensara como dictaba su doctrina, que en parte se compartía. Pero es esa curiosidad, ese afán de comprender, lo que me hizo libre y, por tanto, me desvió.

Siendo ya más mayor y siendo consciente de qué clase de individuos eran aquellos que se hacían llamar gudaris (soldados vascos) y que afirmaban luchar por la libertad de la patria vasca, sentí un ardor de estomago y una decepción terribles. Pero peor fue saber que tanta y tanta gente los apoyaba con su silencio cómplice. Mi familia nunca estuvo de acuerdo con la violencia para conseguir la independencia; la mayoría de ellos son de derechas, del PNV, lo que los abertzales llaman despectivamente ‘el nacionalismo burgués’; otra parte de mi familia, en cambio, es abertzale, de izquierdas. Mi familia pertenece a esa gran masa de la sociedad vasca que no estando de acuerdo con la violencia, jamás alzaron la voz por si acaso les pasaba algo, por miedo, por vergüenza, por comodidad. Ese silencio cómplice que daba alas a los terroristas para creerse dueños y señores de una tierra que es de todos, no suya.

En el colegio la situación era parecida. Un colegio católico, nacionalista vasco, donde nos enseñaban a amar al País Vasco, perdón, Euskal Herria, y a mirar con ojos recelosos hacia España, ese país cercano y lejano al mismo tiempo, que un buen día, con todo su poderío militar, ocupó nuestra tierra y aquí seguimos después de los siglos. Eso nos venían a contar en resumidas cuentas. Todavía recuerdo las clases de Geografía. Esos mapas del País Vasco, el mapa político, el de los montes, el litográfico, todos ellos con sus siete provincias, no tres. Hasta que llegué a la adolescencia estaba convencida de que el País Vasco estaba formado por las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Navarra, y las tres provincias del sur de Francia. Así me habían enseñado en el colegio y así me lo habían confirmado en casa.

En el instituto las cosas no eran diferentes. La Guerra Civil española era explicada en las clases de Historia desde una perspectiva tan deformada que nos daba la sensación de que fue una guerra entre españoles y vascos; realmente parecía que más allá de las fronteras vascas no hubo bombas, ni fusilamientos, ni nada. Todo se lo llevó nuestra pobre Euskal Herria.

A Geografía e Historia habría que sumarle las clases de literatura, que eran más de lo mismo. El folklore vasco, las canciones vascas, los cuentos tradicionales vascos y las danzas vascas estaban bien presentes en cualquier fiesta de colegio, barrio o ciudad; de las tradiciones españolas nunca había ni rastro.

Cuando un niño se cría en ese ambiente, termina por amar con un tipo de amor patológico su tierra y a aborrecer lo demás, especialmente si ‘lo demás’, como le han contado, ha intentado destruir aquélla patria.

Sólo la cultura, los libros, los viajes, pueden ayudar a ese niño a ver más allá de sí mismo, a comprobar que no todo es como le contaron, que no todo es blanco y neցro y que lo demás, lo que tanto le enseñaron a reprobar, en realidad no es así.

Los hay que se quedaron atrás, que no quisieron despertar de ese sueño utópico de la Euskal Herria herida que algún día se levantará y será un país bello de tonalidad verde, con sus prados llenos de aizkolaris y harrijasotzailes, donde la gente será más feliz, vivirá más años y los niños ya no estarán oprimidos.

Seguir los dictados del nacionalismo vasco es lo más cómodo, apoyarlos activa o pasivamente, y no llevarles la contraria para ser aceptado en la sociedad vasca como uno más. Eso es lo fácil.

Lo difícil es decir NO, no querer ser engañado, no asumir su verdad como la única de las posibles, no querer pertenecer al rebaño que ciegamente sigue al pastor. Muchos nacionalistas por eso reaccionan con tanta hostilidad ante la famosa frase de Pío Baroja “el nacionalismo se cura viajando”. Reaccionan así porque saben que es cierto. Porque saben que viajar, leer, preguntar, conocer otras culturas, otras gentes y otras ideologías, tener altura de miras y no dejarse influir, ayuda a no caer en las garras del nacionalismo, a no aceptar una sola idea como una verdad única y absoluta, a ser más libre. En toda persona existe una semilla de libertad y un afán de comprender la realidad sin delegar en otros guías, en los brujos de la tribu, toda explicación. Lo honesto, aunque no sea lo más cómodo, es dejar que esa semilla y ese afán crezcan. Y por eso mismo yo no soy nacionalista.
 
Todo el mundo es nacionalista , por que todo el mundo necesita una manada que lo proteja de otras manadas.

Y educar a los niños en el amor a su tierra es lo logico , lo que no es logico es lo que hace españa. educar a sus hijos en el repruebo hacia españa y a si mismos.
 
A mi me da mucho ardor de estomago todo tipo de nacionalismos, pero un pueblo tiene todo el derecho del mundo a conservar su lengua y enseñar sus tradiciones.

Me gustaria saber si la tipa esta le gusta hablar y escribir en euskera, y si tienes hijos les enseñara a hablar vasco.

Porque si esta señora por su ardor de estomago al nacionalismo va a abandonar su lengua, me parece un crimen.
 
Tranquilos.En cuanto sean estado,no sera nacionalista ni Tarda.Todo el mundo contento,supongo:p
 
Como se ve en artículos como este, el nacionalismo es la peste de cualquier sociedad. Es puro fascismo, puro dictado. Te señalan si no eres nacionalista y sigues esa doctrina totalitaria e imperialista.

Eso sí, digo lo mismo que chusto. No hay que perder la lengua ni las costumbres propias de tu tierra. Es una lengua española más, ni mejor ni peor. Tenemos que querer y respetar todas nuestras lenguas sin usarlas como arma política.

Los nacionalistas de uno y otro lado nunca harán eso, y por eso España se ve así ahora.
 
Lexuri, ¿te estás creyendo de verdad que NO eres nacionalista?
Eres tan nacionalista como tu familia, pero de circunscripciones diferentes. Con lo de Internet es muy difícil engañar a la gente. Y lo sabes.
 
Cuando los catalanes tengamos un estado, dejaremos de ser nacionalistas.


Mira si es facil solucionar el "problema" del nacionalismo catalan.
 
Cuando los catalanes tengamos un estado, dejaremos de ser nacionalistas.


Mira si es facil solucionar el "problema" del nacionalismo catalan.

Exacto, como los españoles, que ninguno es nacionalista aunque se enfunde en la bandera de la patria hasta para dormir.
 
el nacionalismo es una patología; no hay nacionalismos bonitos ni complementarios ni nacionalismos ecuánimes. ya hemos visto en este hilo que lo primero ha sido acusar a la autora del texto de ser nacionalista de otro palo... necesariamente se es nacionalista!!... y eso que el nacionalismo tiene un origen tan cercano en la historia y su caducidad sucedió ya hace décadas.
una de las características de la neurona del nacionalista es no concebir la existencia humana sin el caldo espeso de la doctrina nacionalista lo mismo que a los los creyentes les pasa con dios.

la puesta en escena, el paroxismo y los métodos del nacionalismo catalán de ahora mismo no encuentra parangón más que en el irán de los primeros años de los ayatolás... y no está dejando tras sí más que lo que dejó aquella revolución a lo divino: la desolación de los espíritus y el yermo de las almas. a la larga la catatonia de una sociedad.
 
Los catalanes y vascos llaman nacionalismo español a no dejar que te roben.
 
Una cosa es el nacionalismo y otra el patriotismo. Lo segundo es un sentimiento, lo primero una ideología.
 
1. Lucharias por tu pais de forma voluntaria?
2. Ayudarias a alguien de tu pais antes que a alguien de otro pais?
3. Tienes amigos de otro pais?
4. Te emocionas cuando gana tu pais o alguien de tu pais a algun deporte?
5. Moririas por tu pais?
6. Te importa que parte de los ciudadanos de tu pais quieran independizarse?

Si todas las respuestas son no. Felicidades, no eres nacionalista.
Si todas las respuestas son si. Felicidades, eres un nacionalista de campeonato.
Si has contestado si a todas menos la 1 y la 4. Felicidades, eres un nacionalista de boquilla.

FAIL: Si la 3 es Sí no puedes ser nacionalista de campeonato. :p
 
Como se ve en artículos como este, el nacionalismo es la peste de cualquier sociedad. Es puro fascismo, puro dictado. Te señalan si no eres nacionalista y sigues esa doctrina totalitaria e imperialista.

Eso sí, digo lo mismo que chusto. No hay que perder la lengua ni las costumbres propias de tu tierra. Es una lengua española más, ni mejor ni peor. Tenemos que querer y respetar todas nuestras lenguas sin usarlas como arma política.

Los nacionalistas de uno y otro lado nunca harán eso, y por eso España se ve así ahora.

Y firma

Socialdemócrata, Republicano, Agnóstico y Regionalista.

La solucion para España es un nacionalismo español!
 
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