Muy fácil:
Los catalanes (los de verdad, no los colonos andaluces) nos sentimos atraídos por las andaluzas y extremeñas porque son mucho más guapas, más alegres y tradicionales; en cambio las catalanas son unas rancias y amargadas de cosa, unas feminista radicals y unas fanáticas de la viogen. Una extremeña o una andaluza te valora, es dulce contigo y te cuida.
Las extremeñas/andaluzas se sienten atraídas por los catalanes al ver lo educados, culturetas y lo bien que solemos vestir. Lo comparan con el noviete o novietes que tuvieron en su tierra: machista, ordinario y caradura y flipan con la diferencia.
En realidad casamos bien por el enorme contraste. Cada parte encuenta en la otra lo que justamente necesitaba y no le daban los suyos.