Actor Secundario Bob
Madmaxista
¿Por qué la llamamos Corona de Aragón y no Corona catalana?
Lleida, algún día del mes de agosto del año 1150. Hace 871 años. Se celebraba el matrimonio entre Ramon Berenguer IV, conde independiente de Barcelona y Potestas (quien, de verdad, ostenta el poder) de Aragón; y Petronila, hija y heredera del rey Ramiro de Aragón. Con aquel matrimonio se sellaba la unión dinástica entre los dos dominios, que se prolongaría por espacio de más de cinco siglos (hasta 1714) y que, en el tras*curso de su existencia, incorporaría hasta seis entidades territoriales (Mallorca, Valencia, Sicilia, Cerdeña, Córcega, y Nápoles). Durante siglos, aquel conglomerado fue denominado, simplemente "Corona"; hasta que Fernando el Católico (a finales de la centuria de 1400) le añadió "Aragón". Pero esta denominación, ¿describía fielmente los pesos de aquel conglomerado? ¿Y es acertado seguir utilizando, en la actualidad, esta denominación?
¿Aragón se come a Barcelona, o Barcelona se come a Aragón?
La historiografía española, tradicionalmente, ha puesto mucho énfasis en el protagonismo del rey Ramiro. Pero la investigación moderna revela lo contrario. Cuando se inician las negociaciones (1137), el pequeño reino de Aragón estaba sumido en la crisis más profunda de su corta existencia. El país vivía inmerso en un clima de guerra civil, con el poder local dividido entre partidarios y detractores del testamento de Alfonso I —el predecesor de Ramiro— que había legado el reino a las órdenes militares. Vivía amenazado por la ambición expansiva de navarros y castellanos; que tramaban obtener un beneficio propio de aquella crisis. De hecho, los castellanos ya habían entrado en Zaragoza, y los navarros estaban en las puertas de Jaca. En aquel contexto, aquel matrimonio fue la auténtica tabla de salvación que evitaría el naufragio del partido oligárquico de Ramiro y la desaparición del reino aragonés.
Los Bellónidas, ¿catalanes o aragoneses?
Fruto de aquellas negociaciones, Ramiro entregó el poder (la potestas) a su yerno, Ramon Berenguer. Incluso, reveladoramente, antes de las bodas. Pero lo más importante era que los Bellónidas, la estirpe catalana fundada por el conde carolingio Wifredo el Velloso a finales del siglo IX y no los Ximeno, navarroaragoneses, se convertían en los nuevos dominadores de aquel conglomerado. Este elemento tiene una importancia decisiva, porque en aquel contexto los estados (como se articulan actualmente) todavía no existían. Los soberanos (con independencia de su rango o dignidad) tenían una idea patrimonial del cargo y del dominio que ejercían sobre personas y tierras. Y si añadimos la ideología patriarcal que imperaba por todas partes, podemos afirmar que, a partir de 1150, el pequeño reino de Aragón se convirtió en un dominio —una propiedad— de la estirpe catalana de Ramon Berenguer.
La bandera cuatribarrada, ¿catalana o aragonesa?
La historiografía española ha insistido hasta la extenuación en el origen aragonés de la bandera cuatribarrada. Pero, en cambio, la investigación arqueológica ha demostrado lo contrario. La tumba de Ermesinda de Carcasona, condesa independiente de Barcelona, fue policromada con las "barras de sangre". Ermesinda murió en 1058; medio siglo antes que Pedro de Aragón (1094-1104), el pretendido pionero. Probablemente, cuando se celebraron las bodas de Lleida, las "barras de sangre" ya estaban en el estandarte de las dos casas (de los Bellónidas y de los Ximeno). Pero el inicio de su uso está en Barcelona, mucho antes de la unión dinástica con Aragón. Y su universalización —en el conjunto de los territorios de la “Corona"— no fue con el matrimonio de Ramon Berenguer i Petronila; sino casi un siglo después, en tiempo de Jaime I, el 15.º Bellónida (1213-1276).
Las empresas expansivas, ¿catalanas o aragonesas?
La posición subordinada de Aragón con respecto a Barcelona, desde el inicio de las negociaciones, marcaría la relación de pesos durante los siglos de existencia de aquel conglomerado. Con dos o con seis entidades. La expansión peninsular (Valencia) o marítima (Mallorca, Yerba, Malta, Sicilia, Cerdeña, Córcega, Nápoles) fue impulsada por una sólida alianza formada por el estamento militar catalán (la nobleza feudal) y por las potentes clases mercantiles catalanas (sobre todo las de Barcelona, y en menor medida las de Valencia, y las de Palma). Son las élites catalanas (o de "nación catalana" en el caso de los valencianos y de los mallorquines), y no las aragonesas, las que aportan los recursos humanos y materiales de aquellas empresas; con un objetivo común: ampliar el dominio patrimonial de los Bellónidas y de los barones feudales catalanes; y expandir los negocios de los mercaderes catalanes.
¿Los almogávares, catalanes o aragoneses?
Dice la Crónica de Bernat Desclot (1288) que el almirante Roger de Llúria, después de la exitosa campaña siciliana (1285-1288), proclamó que “que nengun peix se gos alçar sobre mar, si no porta hun escut o senyal del rey d'Aragó en la coha” [“ningún pez se atreve a alzarse sobre el mar si no lleva un escudo o señal del rey de Aragón en la cola”]. Esto podría sugerir que aquellos almogávares no se identificaban como catalanes, sino como aragoneses. Cuando menos, súbditos de un rey aragonés. Pero, en cambio, la mayoría de documentos de la época demuestran lo contrario. El capitán almogávar Ramon Muntaner, que también había estado en la campaña de Sicilia, cuando escribió su Crónica (1325) decía, por ejemplo, que "E con Múrcia hac presa, poblà-la tota de catalans, e així mateix Oriola e Elx, e Alacant e Guardamar, Cartagènia e en los altres llocs (...) són vers catalans e parlen de bell catalanesc del món; e són tots bons d’armes e de tots fets". [Y con Murcia tomada, se pobló por completo de catalanes, así como Orihuela, Elche, Alicante, Guardamar, Cartagena y el resto de lugares (…) son para los catalanes y hablan el bello catalán del mundo; y son todos buenos para las armas”.
Los Consulados de Mar, ¿catalanes o aragoneses?
El poderío económico de Barcelona, y por extensión la del Principado de Catalunya —y se puede llamar la del conjunto de la "Corona"—, surgía de su comercio marítimo. La documentación de la época revela que la actividad fabril y mercantil de la capital catalana, superaba ampliamente la total del reino de Aragón. A partir del siglo XIII, Barcelona se gobernó como una república municipal; prueba evidente de su poder económico. Y rivalizó con las repúblicas de Venecia y de Génova por el dominio comercial (¡¡¡...y militar!!!) del Mediterráneo: la celebrada alianza poder condal-clases mercantiles. Los Consulados de Mar, esparcidos por todo el Mediterráneo, serían la culminación de aquella empresa. No tan solo actuarían como espacios de representación, de comercio y de soberanía catalanes —y no aragoneses—; sino que también crearían el derecho marítimo internacional.
Los Katalanit, ¿catalanes o aragoneses?
Otros documentos de la época medieval (venecianos, genoveses, bizantinos, o árabes), se refieren a los comerciantes y a los militares de la "Corona", exclusivamente, como "catalani". En cambio, el gentilicio "aragoni" o "aragonese" no aparece hasta después de Ferran el Católico (finales del siglo XV). Incluso, la Diáspora judía de 1492 (la que procedía del conjunto de territorios de la "Corona") se autollama "katalanit". Y todavía así, se muy revelador el caso de Baruj Almosnino, rabino de la comunidad ****o-catalana de Tesalónica y descendiente de una estirpe judía originaria de Jaca; que en la documentación de la época (siglo XVI) se identifica —él mismo y la comunidad que representa— como katalanit, claramente diferenciados del sefardíes de origen castellanoleonés. En ningún sitio aparece nada relacionado con el reino de Aragón o con la Corona de Aragón que ha inventado el Católico.
¿Podemos hablar de Corona Catalana?
Algunos historiadores catalanes actuales rechazan esta denominación. Afirman que los soberanos de Catalunya no se ciñeron nunca una corona. Y es cierto. Y también lo es que en la ideología medieval, se proclamaba que los reyes lo eran por intervención divina, es decir, que se sentaban en el trono porque Dios lo había decidido así. Y que, en cambio, en Catalunya se proclamaba que el príncipe, un Home Principal, era nombrado no porque Dios lo había decidido así, sino en virtud de un pacto terrenal con las instituciones políticas del país. No obstante, no podemos olvidar que aquella "Corona", durante la práctica totalidad de la época medieval estuvo en posesión de una estirpe catalana. Y que esta estirpe, los Bellónidas, siempre gobernó sus dominios —sus propiedades— desde Catalunya. Si no la podemos llamar Corona catalana... cómo la podemos llamar?
Lleida, algún día del mes de agosto del año 1150. Hace 871 años. Se celebraba el matrimonio entre Ramon Berenguer IV, conde independiente de Barcelona y Potestas (quien, de verdad, ostenta el poder) de Aragón; y Petronila, hija y heredera del rey Ramiro de Aragón. Con aquel matrimonio se sellaba la unión dinástica entre los dos dominios, que se prolongaría por espacio de más de cinco siglos (hasta 1714) y que, en el tras*curso de su existencia, incorporaría hasta seis entidades territoriales (Mallorca, Valencia, Sicilia, Cerdeña, Córcega, y Nápoles). Durante siglos, aquel conglomerado fue denominado, simplemente "Corona"; hasta que Fernando el Católico (a finales de la centuria de 1400) le añadió "Aragón". Pero esta denominación, ¿describía fielmente los pesos de aquel conglomerado? ¿Y es acertado seguir utilizando, en la actualidad, esta denominación?
¿Aragón se come a Barcelona, o Barcelona se come a Aragón?
La historiografía española, tradicionalmente, ha puesto mucho énfasis en el protagonismo del rey Ramiro. Pero la investigación moderna revela lo contrario. Cuando se inician las negociaciones (1137), el pequeño reino de Aragón estaba sumido en la crisis más profunda de su corta existencia. El país vivía inmerso en un clima de guerra civil, con el poder local dividido entre partidarios y detractores del testamento de Alfonso I —el predecesor de Ramiro— que había legado el reino a las órdenes militares. Vivía amenazado por la ambición expansiva de navarros y castellanos; que tramaban obtener un beneficio propio de aquella crisis. De hecho, los castellanos ya habían entrado en Zaragoza, y los navarros estaban en las puertas de Jaca. En aquel contexto, aquel matrimonio fue la auténtica tabla de salvación que evitaría el naufragio del partido oligárquico de Ramiro y la desaparición del reino aragonés.
Los Bellónidas, ¿catalanes o aragoneses?
Fruto de aquellas negociaciones, Ramiro entregó el poder (la potestas) a su yerno, Ramon Berenguer. Incluso, reveladoramente, antes de las bodas. Pero lo más importante era que los Bellónidas, la estirpe catalana fundada por el conde carolingio Wifredo el Velloso a finales del siglo IX y no los Ximeno, navarroaragoneses, se convertían en los nuevos dominadores de aquel conglomerado. Este elemento tiene una importancia decisiva, porque en aquel contexto los estados (como se articulan actualmente) todavía no existían. Los soberanos (con independencia de su rango o dignidad) tenían una idea patrimonial del cargo y del dominio que ejercían sobre personas y tierras. Y si añadimos la ideología patriarcal que imperaba por todas partes, podemos afirmar que, a partir de 1150, el pequeño reino de Aragón se convirtió en un dominio —una propiedad— de la estirpe catalana de Ramon Berenguer.
La bandera cuatribarrada, ¿catalana o aragonesa?
La historiografía española ha insistido hasta la extenuación en el origen aragonés de la bandera cuatribarrada. Pero, en cambio, la investigación arqueológica ha demostrado lo contrario. La tumba de Ermesinda de Carcasona, condesa independiente de Barcelona, fue policromada con las "barras de sangre". Ermesinda murió en 1058; medio siglo antes que Pedro de Aragón (1094-1104), el pretendido pionero. Probablemente, cuando se celebraron las bodas de Lleida, las "barras de sangre" ya estaban en el estandarte de las dos casas (de los Bellónidas y de los Ximeno). Pero el inicio de su uso está en Barcelona, mucho antes de la unión dinástica con Aragón. Y su universalización —en el conjunto de los territorios de la “Corona"— no fue con el matrimonio de Ramon Berenguer i Petronila; sino casi un siglo después, en tiempo de Jaime I, el 15.º Bellónida (1213-1276).
Las empresas expansivas, ¿catalanas o aragonesas?
La posición subordinada de Aragón con respecto a Barcelona, desde el inicio de las negociaciones, marcaría la relación de pesos durante los siglos de existencia de aquel conglomerado. Con dos o con seis entidades. La expansión peninsular (Valencia) o marítima (Mallorca, Yerba, Malta, Sicilia, Cerdeña, Córcega, Nápoles) fue impulsada por una sólida alianza formada por el estamento militar catalán (la nobleza feudal) y por las potentes clases mercantiles catalanas (sobre todo las de Barcelona, y en menor medida las de Valencia, y las de Palma). Son las élites catalanas (o de "nación catalana" en el caso de los valencianos y de los mallorquines), y no las aragonesas, las que aportan los recursos humanos y materiales de aquellas empresas; con un objetivo común: ampliar el dominio patrimonial de los Bellónidas y de los barones feudales catalanes; y expandir los negocios de los mercaderes catalanes.
¿Los almogávares, catalanes o aragoneses?
Dice la Crónica de Bernat Desclot (1288) que el almirante Roger de Llúria, después de la exitosa campaña siciliana (1285-1288), proclamó que “que nengun peix se gos alçar sobre mar, si no porta hun escut o senyal del rey d'Aragó en la coha” [“ningún pez se atreve a alzarse sobre el mar si no lleva un escudo o señal del rey de Aragón en la cola”]. Esto podría sugerir que aquellos almogávares no se identificaban como catalanes, sino como aragoneses. Cuando menos, súbditos de un rey aragonés. Pero, en cambio, la mayoría de documentos de la época demuestran lo contrario. El capitán almogávar Ramon Muntaner, que también había estado en la campaña de Sicilia, cuando escribió su Crónica (1325) decía, por ejemplo, que "E con Múrcia hac presa, poblà-la tota de catalans, e així mateix Oriola e Elx, e Alacant e Guardamar, Cartagènia e en los altres llocs (...) són vers catalans e parlen de bell catalanesc del món; e són tots bons d’armes e de tots fets". [Y con Murcia tomada, se pobló por completo de catalanes, así como Orihuela, Elche, Alicante, Guardamar, Cartagena y el resto de lugares (…) son para los catalanes y hablan el bello catalán del mundo; y son todos buenos para las armas”.
Los Consulados de Mar, ¿catalanes o aragoneses?
El poderío económico de Barcelona, y por extensión la del Principado de Catalunya —y se puede llamar la del conjunto de la "Corona"—, surgía de su comercio marítimo. La documentación de la época revela que la actividad fabril y mercantil de la capital catalana, superaba ampliamente la total del reino de Aragón. A partir del siglo XIII, Barcelona se gobernó como una república municipal; prueba evidente de su poder económico. Y rivalizó con las repúblicas de Venecia y de Génova por el dominio comercial (¡¡¡...y militar!!!) del Mediterráneo: la celebrada alianza poder condal-clases mercantiles. Los Consulados de Mar, esparcidos por todo el Mediterráneo, serían la culminación de aquella empresa. No tan solo actuarían como espacios de representación, de comercio y de soberanía catalanes —y no aragoneses—; sino que también crearían el derecho marítimo internacional.
Los Katalanit, ¿catalanes o aragoneses?
Otros documentos de la época medieval (venecianos, genoveses, bizantinos, o árabes), se refieren a los comerciantes y a los militares de la "Corona", exclusivamente, como "catalani". En cambio, el gentilicio "aragoni" o "aragonese" no aparece hasta después de Ferran el Católico (finales del siglo XV). Incluso, la Diáspora judía de 1492 (la que procedía del conjunto de territorios de la "Corona") se autollama "katalanit". Y todavía así, se muy revelador el caso de Baruj Almosnino, rabino de la comunidad ****o-catalana de Tesalónica y descendiente de una estirpe judía originaria de Jaca; que en la documentación de la época (siglo XVI) se identifica —él mismo y la comunidad que representa— como katalanit, claramente diferenciados del sefardíes de origen castellanoleonés. En ningún sitio aparece nada relacionado con el reino de Aragón o con la Corona de Aragón que ha inventado el Católico.
¿Podemos hablar de Corona Catalana?
Algunos historiadores catalanes actuales rechazan esta denominación. Afirman que los soberanos de Catalunya no se ciñeron nunca una corona. Y es cierto. Y también lo es que en la ideología medieval, se proclamaba que los reyes lo eran por intervención divina, es decir, que se sentaban en el trono porque Dios lo había decidido así. Y que, en cambio, en Catalunya se proclamaba que el príncipe, un Home Principal, era nombrado no porque Dios lo había decidido así, sino en virtud de un pacto terrenal con las instituciones políticas del país. No obstante, no podemos olvidar que aquella "Corona", durante la práctica totalidad de la época medieval estuvo en posesión de una estirpe catalana. Y que esta estirpe, los Bellónidas, siempre gobernó sus dominios —sus propiedades— desde Catalunya. Si no la podemos llamar Corona catalana... cómo la podemos llamar?
¿Por qué le decimos Corona de Aragò cuando le podríamos decir Corona catalana? (I)
Lleida, hace 871 años. Se celebraba el matrimonio entre Ramon Berenguer IV, conde independiente de Barcelona y Potestas de Aragón; y Peronella, hija y
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