¿Por qué el Partido Republicano, tan corrupto como el Demócrata, apoya a Trump? Jimmy Carter: "Estamos al borde de un abismo cada vez mayor"

M. Priede

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Como tienen que sostener la mentira a toda costa, en El Confidencial analizan a gusto del que manda en el periódico, sin embargo hay unos párrafos donde acierta con la explicación correcta, aunque pidiendo perdón, y que os resumo: la mitad de los estadounidenses saben que les han robado las elecciones; no lo sospechan, lo saben, como lo sabe todo el mundo que no trabaje en la prenstituta, que también lo sabe, como el corresponsal, pero que se ve obligado a engañarse a sí mismo. Y precisamente por eso los congresistas y senadores republicanos no se atreven a enfrentarse a Trump, que es lo que les gustaría; porque nadie se puede presentar ante sus electores después de haberlos dejado huérfanos. No es Trump, ES QUE SABEN QUE LES HAN ROBADO y encima los están llevando en la guandoca acusados o condenados por un delito que no cometieron: Condenan a otro sedicioso del asalto al Capitolio de EEUU a casi cuatro años de guandoca

"Las elecciones de Virginia, cuyo ganador republicano mantuvo la distancia con Trump, pueden ser una señal de que secciones del partido se moderan. Al mismo tiempo, el odre parece llenarse, de nuevo, de rencores y antagonismos. Y las presidenciales de 2024 se van perfilando".​

Y casi seguro que la encuesta está manipulada a favor de Biden:

Según una encuesta de NPR y la agencia Ipsos, cerca de dos tercios de los votantes republicanos creen que Joe Biden “ganó con ayuda del fraude electoral”. Y menos de la mitad están dispuestos a aceptar los resultados. En otras palabras: para decenas de millones de estadounidenses, contrariamente a toda evidencia, Joe Biden no es el presidente legítimo de EEUU. El presidente legítimo es Donald Trump.​

Añade basurilla, más propia de la primera parte de la crónica:

El neoyorquino se ha construido una imagen de antipapa, de líder en el exilio, injustamente defenestrado por el 'Estado profundo'. Ya no tiene el arma letal de las redes sociales, pero quizá no le haga falta. El misterio lo beneficia. Todo el mundo se pregunta qué hará en 2024, y hay razones para pensar que podría presentarse de nuevo a presidente: un Trump más experimentado, más consciente y, probablemente, más vengativo. Y una oposición aún más histriónica.​

La clave de la explicación. Fijaos las ganas que tenían los parlamentarios republicanos de acabar con Trump:

La sombra de Donald
Trump está casi desaparecido, pero los republicanos que desean algo van a besarle el anillo a su corte de Florida. Buscan su bendición de patriarca en el destierro. Hace un año se tenía la impresión de que ya, de que basta, de que escuchar los gritos de una jauría en el interior del augusto Parlamento era suficiente para que los republicanos despertaran, abriesen los ojos y diesen, por fin, la espalda al demagogo. Sus comunicados sonaban muy indignados. No era la primera vez que lo criticaban medio de perfil, pero esta tenía que ser la última, la definitiva.
Pocas semanas después, sin embargo, de los más de 200 congresistas republicanos de la Cámara de Representantes, solo 10 votaron a favor del 'impeachment' a Donald Trump. Menos del 5%. Algunos de esos 10 representantes fueron objeto de escraches, amenazas de fin y denuncias por parte de las ramas locales de su partido. En el caso de Adam Kinzinger, de Illinois, su propia familia le mandó una carta donde lo acusaba de traicionar los “principios cristianos” y unirse al “ejército del diablo”. Es decir, a aquellos que optaron por defender el resultado legítimo y contrastado de las elecciones frente a los ataques de Trump. El apoyo electoral a Kinzinger se evaporó y ya ha anunciado que no se presentará a la reelección.
Afear a Trump, en el Partido Republicano, suele acarrear la fin política. Por eso sus líderes caminan de puntillas. El representante Andrew Clyde, de Georgia, fue fotografiado el 6 de enero construyendo una barricada en la puerta de la Cámara de Representantes, atravesando sillones de cuero, como si fuera una fortaleza medieval asediada por los tártaros. Meses después, Clyde dijo que aquello no fue una “insurrección”, y añadió: “Si no supieras que las imágenes televisivas fuesen un vídeo del 6 de enero, realmente creerías que se trataría de una visita turística normal”.
A la eminencia gris del Senado, Mitch McConnell, que tuvo polio de pequeño y camina con dificultad, hubo que escoltarlo en volandas. McConnell emitió su mensaje indignado, dijo que basta ya, que esa era la gota que colmaba el vaso. Luego, sin embargo, votó en contra de hacerle un 'impeachment' al ya expresidente.
Similares actitudes se dieron en la televisión oficiosa del Partido Republicano, Fox News. Adláteres como Sean Hannity, Laura Ingraham o Brian Kilmeade, claros simpatizantes de Trump, quitaron gravedad al asalto y nos recordaron que, el verano anterior, fue la turba izquierdista la que puso en jaque a las fuerzas de seguridad de las grandes ciudades demócratas. Pero luego conocimos, gracias a las medidas legales del Congreso, que aquel día le imploraron a Trump, de forma privada, que condenase inmediatamente los sucesos. “Esto nos está haciendo daño a todos. Está destruyendo su legado”, dijo Ingraham, por mensaje, a Mark Meadows, jefe de gabinete de Trump.​

Observad la información 'imparcial' del corresponsal, y eso que estamos al final, imaginaos el principio:

Ingraham y compañía estaban en una situación incómoda. Por un lado, se encontraba la verdad: el hecho de que un presidente había tratado de perpetuarse en el poder impidiendo la certificación oficial de su derrota, usando, entre otros instrumentos, la manipulación de las masas. Por otro, había una audiencia a la que cuidar: según un estudio del Public Religion Research Institute y la Brookings Institution, el 82% de los televidentes de Fox se cree la mentira de que Biden ganó gracias al fraude.​

Carlson da en la diana:

El presentador estrella de Fox, Tucker Carlson, no tuvo estos problemas y produjo un documental, 'Purga de patriotas', en el que retrata la intentona de golpe como un plan del Estado profundo de estigmatizar, y luego cazar, a la mitad conservadora del país. Su emisión hizo que varios empleados de Fox News dimitiesen.
El 6 de enero fue el punto de inflexión, el momento en que parecía que el sortilegio trumpiano tocaría a su fin. Una bifurcación de caminos. O seguir con el autoproclamado campeón del 'populus', lector del sentimiento de abandono de la América rural, catalizador de sus penas, pero también de sus esperanzas; o bien enviarlo al basurero, a los libros de historia, a la sección de peligros y amenazas a la república. Pastilla azul o pastilla roja. Un año después, vemos que la inmensa mayoría de los aliados del expresidente se han mantenido firmes, han cerrado filas. [Y eso qué es, ¿la pastilla azul o la roja?]

Mal asunto que este elemento ande por el medio, me refiero a Bannon:

(...) los congresistas Matt Gaetz y Marjorie Taylor Greene, cuya cuenta personal acaba de ser suspendida en Twitter, van a seguir cultivando las falsedades en el programa de YouTube de Steve Bannon, exasesor de Trump y uno de los presuntos instigadores de la revuelta. “Mañana se abrirán las puertas del infierno”, dijo Bannon el día antes del asalto. Los demócratas del Congreso, que aprovechan la coyuntura para anotarse algunos puntos, investigan su rol y el de otros, como el mencionado Meadows.​

Me temo lo peor. Sospecho que van a llevar a Estados Unidos a una guerra civil, especialmente si no la pueden proyectar fuera, y todo es obra de Londres. Canadá, Australia y Nueva Zelanda están bajo su mando: (3) En Australia, lo mismo que en Reino Unido y EE.UU., la garantía de los recuentos electorales son un completo timo | Burbuja.info Cometieron el error de ser arrogantes hasta el extremo y se les rebelaron en 1775; ochenta años después intentaron recuperar lo perdido armando y financiando a los confederados -y eso fue la segunda guerra civil- al paso que pretendieron asfixiar a Lincoln, al que finalmente asesinaron; en 1913 se hicieron con la emisión de moneda, la FED; ahora van a por la tercera guerra. Quizá no la quieran, pero la van a provocar, y si la avaricia y la arrogancia de las élites, de uno y otro lado del Atlántico, se empeñan en someterlos de nuevo, otra vez que se rebelarán, y a partir de ese momento Estados Unidos dejará de ser no ya el hegemón sino la fuerza de choque del Imperio Británico, porque sin EEUU no son nada; y nosotros, los pringados españoles, también nos iremos por el desagüe, porque sembrarán el caos por todo el mundo; ahí los tenemos apoyando a los marroquíes para presionar en el flanco suroccidental de Eurasia, como lo hacen contra Italia desde la Libia de Erdogán, a Rusia desde Ucrania, Siria, Kazajistan, también Irán, Taiwán y, si ellos se dejaran, la India. Todo por culpa de una oligarquía obsesionada con dominar el mundo, para lo cual no le importa cargarse incluso a los suyos; ya lo hicieron el 11-s.

PSDT/ El artículo de El Confidencial merece la pena; hasta la mitad es sarama panfletaria, pero entre la sarama también se aprende mucho; y en la segunda no le queda más remedio que contar la verdad, o parte de ella, y es la que os he puesto:


Lo de Jimmy Carter:
 
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En la politica de EEUU nada es cierto y hay un entramado dificil de descifrar para nadie. Por suerte un ciudadano normal, sin conocimientos de ciencia politica, teoria de juegos y que no puede estar informado de todo, tiene herramientas que nunca fallan.

La mas sencilla y efectiva que lleva funcionando desde que el hombre es hombre es: cui prodest?

Con esa sencilla pregunta y un poco de sentido comun (lo contrario a lo que diga la prensa en general) es facil hacerse una idea general de como son las cosas.

Mi opinion es que no se va a presentar en 2024. Lo cual no serian malas noticias porque en el fondo fue un presidente bastante malo. Que Obama fuera peor o Biden sea una nulidad (me recuerda a Bush pero sin guerras) es otro tema. Lo Republicanos necesitan un buen candidato y rezar porque los votantes pierdan algo de la vena populista que les despertaron Obama y Trump.
 
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