Brutal el mundo - la nueva grieta social: por qué las mujeres son cada vez más progres y los hombres cada vez más carcas

Poco a poco El Mundo parece un diario de ultraizquierda progre. Como el ABC, El Español, La Razón....

al final en España se ha impuesto un pensamiento único izquierdoprogresista y lo poco que hay fuera de esa esfera es acusado de extremista y vive bajo la amenaza de la censura.
El Inframundo ya no se puede leer. Es como leer el diario "Púbico", solo que intentando revestirse de una de derechasda de respetabilidad.
 
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La nueva grieta social: por qué las mujeres son cada vez más progres y los hombres cada vez más carcas​

En estos tiempos de polarización extrema, se ha abierto una brecha ideológica entre los jóvenes de ambos sexos en todo el mundo. La irrupción de Taylor Swift en la campaña entre Trump y Kamala Harris dispara un fenómeno inédito: "Es la primera vez que vemos algo así".

Mucho antes del CIS, de los barómetros, de los sesudos estudios sociológicos de medio mundo y de los sondeos sobre Kamala Harris y Donald Trump que confirman una tendencia global... Antes incluso de que Taylor Swift zarandeara la demoscopia yanqui con su apoyo a la candidata demócrata. Mucho antes de todo eso, estaba ForoCoches, el mejor termómetro del rumbo de las cosas en lo más obsceno de la red.

Ríanse, pero hay un hilo de ForoCoches anticipando casi cualquier fenómeno sociológico de los últimos tiempos. En el caso que aborda este reportaje, de hecho, hay unos cuantos.

Año 2018: "¿Los hombres votantes de izquierda qué tienen en la cabeza?".
Año 2022: "¿Por qué la gente más de derechas suelen ser hombres?".
Año 2023: "¿Nunca habéis pensado que probablemente todos los hombres somos de derechas?".
Año 2024: "El que vote izquierda siendo hombre es petulante".

Lo que viene después de cada pregunta y de cada título es una avalancha de supuestas reflexiones en las que se dice, por ejemplo, que los hombres son más de derechas que las mujeres porque ellos "son más racionales". O que ellas "no tienen ideología" y "votan a partidos buenistas con colorines y corazones en sus logos". O que les beneficia que gobiernen partidos de izquierdas por "las leyes, chiringuitos y subvenciones que hay a su favor". O que las mujeres, en fin, son "muy embaucables con buenismo y buen rollito".

Sí, todos los argumentos son como mínimo grotescos y poco representativos del hombre medio. Pero lo cierto es que caricaturizan una tendencia real que ya ha trascendido más allá de ese machoverso que se refugia en internet. En estos tiempos de polarización omnipresente, se ha abierto una nueva brecha ideológica en todo el mundo, España incluida. Cada vez más estudios confirman que las mujeres de las nuevas generaciones son más progresistas y, sobre todo, que los varones son más conservadores. Ellas son más de izquierdas y ellos, más de derechas.

"Es la primera vez que vemos algo así", alerta Marta Fraile, científica titular del CSIC en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos y especialista en el comportamiento político desde una perspectiva de género. "Normalmente una misma generación comparte valores y actitudes que conforman su cultura política, pero por primera vez nos encontramos con una brecha así entre hombres y mujeres en una misma generación. Y, además, siendo tan jóvenes".

Según el CIS, Vox obtuvo en las últimas elecciones generales el doble de votos masculinos que femeninos. Jamás ha habido una diferencia tan grande entre hombres y mujeres en los apoyos a un partido en nuestro país. Además, la suma de PP y la extrema derecha logró siete puntos más entre ellos que entre ellas. La irrupción del agitador ultra Alvise Pérez en las pasadas elecciones europeas sólo ha subrayado el nuevo rumbo. El 71% de quienes votaron a su formación, Se Acabó La Fiesta (SALF), son varones. Y prácticamente la mitad tienen menos de 34 años.

La última Encuesta Social Europea descubrió que España es el cuarto país donde más ha crecido esta distancia entre hombres y mujeres en los últimos 20 años, solo por detrás de Polonia, Suiza y Noruega. Pero también confirmó que esta fisura no es nuestra y se está reproduciendo en toda Europa. Algo similar ha ocurrido en Argentina, Brasil e incluso Corea del Sur. Y también, por supuesto, en Estados Unidos.

La entrada de Kamala Harris en las elecciones americanas frente a un candidato tan macho como Donald Trump ha iluminado esta nueva grieta con luces de neón. La última encuesta sobre la juventud del Instituto de Política de la Universidad de Harvard reveló que los hombres jóvenes apoyan la construcción del muro fronterizo de Trump mucho más que las mujeres de su edad (15 puntos más). Creen en un mayor porcentaje que las relaciones entre personas del mismo sesso son jovenlandesalmente incorrectas (12 puntos más) y defienden que la respuesta de Israel a Hamás en Gaza ha sido justificada (11 puntos más).

El ex presidente gana entre los hombres, pero la candidata demócrata le saca 13 puntos a su rival entre las mujeres. Y los dos bandos parecen encantados con el abismo que les separa.

"Las elecciones de noviembre serán unas elecciones de chicos contra chicas, tanto en participación como en tono", analizaba el periodista Mike Allen en la revista Axios.

Conscientes de la nueva batalla, los asesores de Trump planificaron la última Convención Nacional Republicana como la apoteosis de la virilidad. "La gran fiesta de la testosterona", lo llamó Allen.



El candidato subió al escenario bajo los acordes de la canción It's a man's man's man's world, de James Brown, y su equipo ha estructurado la campaña en redes sociales como una batalla de "débiles contra fuertes". La ventaja de Trump entre los hombres llegó a alcanzar los 23 puntos justo antes de la renuncia de Joe Biden. "Especialmente entre los hombres más jóvenes y los hombres sin títulos universitarios", reveló otra encuesta, esta vez en The New York Times.

El único ingrediente que le faltaba al show electoral rumbo a la Casa Blanca era el apoyo explícito a la candidata demócrata de un icono femenino de la dimensión de Taylor Swift. El post en Instagram de la artista más influyente del planeta respaldando a Harris y su discurso después, durante la gala de los MTV Music Video Awards, pidiendo el voto a sus fans mayores de edad, ha disparado las donaciones a la campaña demócrata. La mayor parte de ellas tienen nombre de mujer.

Kamala, por cierto, se despidió de la fiesta posterior a su debate con Trump del pasado martes con las notas de otra canción. Esta vez de la propia Taylor Swift. El título es The Man y la letra dice así: "Estoy harta de correr tan rápido como puedo. Me pregunto si llegaría más rápido si fuera un hombre".

"El caso americano puede producir un efecto imitación y ampliar la onda expansiva hacia otros países, pero el discurso de la extrema derecha ya está muy bien organizado globalmente y muy bien conectado desde hace tiempo", explica Fraile.
"En un país tras otro, las encuestas muestran un patrón muy similar", compartía hace unos meses el jefe de datos del Financial Times, John Burn-Murdoch. Él habla de ésta como una de las tendencias sociales más importantes de la actualidad y fija el detonante clave en el movimiento #MeToo. "Siete años después, la divergencia de actitudes entre los géneros se ha vuelto autosostenible. Los datos de las encuestas muestran que en muchos países las diferencias ideológicas se extienden ahora más allá de esta cuestión. La Generación Z son dos generaciones, no una".

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Volvamos un momento a España y salgamos de los despachos demoscópicos para pisar la calle. Pascual tiene 24 años y trabaja en una consultora. "Nuestra generación es más de derechas que los millennial, sí, pero yo creo que es una cuestión coyuntural", defiende él desde el rincón masculino del ring. "Igual que después del franquismo hubo toda una generación que tiró más hacia la izquierda, ahora, al vivir en una sociedad más tendente a la izquierda, ocurre al revés. Los jóvenes siempre van a responder ante el statu quo".

Al otro lado de la brecha está Lucía, 24 años también, médico. "Con los partidos políticos disponibles en España, es normal que las mujeres se sientan más de izquierdas porque los partidos de derechas -Vox, por ejemplo- atentan contra la libertad de las mujeres", cuenta ella. "Parece más coherente ir a favor del grupo que te da más derechos. Y cuando tus libertades se dan por sentadas o incluso crees que se restan, es normal que tiendas a estar a favor del partido más conservador".



El CIS tradujo estas declaraciones en porcentajes. A principios de este año, publicó los resultados de la primera encuesta sobre la percepción de la igualdad y los estereotipos de género. El dato más llamativo decía que el 44% de los hombres en España cree que en nuestro país se ha llegado "tan lejos" en las políticas de igualdad de género que en la actualidad se discrimina a los chicos. La sensación, que ya no es fruto de un pataleo de ForoCoches, es aún mayor entre los jóvenes: cerca del 52% de los varones de entre 16 y 24 años cree que los hombres están hoy marginados.

Además, tal y como diagnosticaba Burn-Murdoch en el Financial Times, la distancia se ha agrandado como un cráter más allá de las políticas de género. Una investigación del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de Cataluña ha confirmado este mismo año que esta divergencia entre hombres y mujeres en actitudes sociopolíticas ya se expresa al margen del movimiento feminista. Su barómetro subraya que los jóvenes varones son también más conservadores en materia de inmi gración, cambio climático, impuestos, autoritarismo o derechos LGTBI.

"Hace décadas que las mujeres están más preocupadas por el gasto en salud o en educación y los hombres por la seguridad o el gasto militar", explica Jordi Muñoz, profesor de Ciencia Política en la Universitat de Barcelona y director del CEO durante este estudio. "Pero esta brecha es nueva. Surge a partir del año 2019 como una reacción de rechazo a los avances del feminismo y ha acabado contaminando las opiniones políticas en otros ámbitos".



Las causas están en esos foros de internet que han alimentado el machismo, en la radicalización que engordan los algoritmos y en los altavoces de la extrema derecha en todo el mundo, pero no solamente ahí. "Poner la influencia de las redes como causa puede reforzar la tendencia", alerta Muñoz, que prefiere centrarse en los problemas singulares de los jóvenes varones. "Ellos tienen mayores tasas de abandono escolar, están menos adaptados al entorno académico y eso está relacionado con el tipo de trabajo que desempeñan, sobre todo trabajos manuales, los más susceptibles de ser automatizados, externalizados, deslocalizados o sustituidos por la inmi gración. Y eso genera una amenaza difusa".
"Mi sensación es que hay demasiados hombres enfadados", comparte Marta Fraile. "Muchos hombres creen que se les están quitando oportunidades y tienen la necesidad de buscar un culpable. Se ha roto la norma social que establecía que luchar por la igualdad económica, social o de género implicaba progreso y bienestar para todo el mundo y ha emergido un discurso de supuesta rebeldía contra eso".

-¿Corremos el riesgo de inaugurar una nueva guerra de los sexos?

-Lo más preocupante es que las diferencias parece que están creciendo y que ocurre durante las edades más impresionables. Las creencias en torno a los 15 años, que es cuando un individuo se forma sus primeras ideas políticas, tienden a prevalecer a lo largo del curso de vida. Esas ideas se congelan en sus cabezas e inciden en su decisión de voto futuro. A mí me parece muy peligroso que se consolide esa idea de rechazo frente al progreso o la igualdad de género.



Asomémonos una vez más a lo más profundo de la brecha. Facundo tiene 26 años y trabaja en marketing y publicidad. "¿Que por qué votamos los hombres a la derecha? Para mí, la izquierda es una idea difícil de implementar en la práctica, sobre todo en el terreno económico. También por la hipocresía que a menudo rodea a sus partidos que, irónicamente, suelen ser los más corruptos y autoritarios", explica él. "La derecha suele tener un plan económico más sólido y suelen priorizar y hacer cambios más estructurales. No buscan adornar la realidad como hace la izquierda".

Sofía tiene 29 años y es abogada. "Yo soy más de izquierdas porque en lo social soy progresista y apoyo que cada uno haga con su vida lo que quiera", asegura ella. "Creo que esta brecha de género entre chicos y chicas se da por cuestiones sociales, las mujeres somos más afines a la izquierda porque nos dimos cuenta de todos los derechos que no teníamos y decidimos ir por ese camino".

La gran incógnita es hacia dónde nos llevan esos caminos divergentes. "Atravesamos un terreno inexplorado", advierte Jordi Muñoz. "La situación es nueva y tiene una dimensión cultural muy fuerte. Que estas diferencias ideológicas tengan o no consecuencias dependerá de las élites políticas, los líderes de opinión y la gente con influencia. De momento, una derivada que no es ajena a esta división es que cada vez hay más gente sin pareja, ha crecido el número de mujeres que hoy se declaran bisexuales y eso genera un resentimiento entre ciertos hombres que alimenta esta guerra entre sexos".

Y eso que en ForoCoches lo tenían claro: "Las mujeres votan a Pedro porque es guapo".

Todo empezo con Karl Marx y Friedrich Engels. Nada nuevo

 
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