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Madmaxista
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Polémica por el uso del bañador islámico: "Mi día de playa como "la mujer burkini"
Fue rápido y sin pensarlo, como dirían, sin dolor. Abrir la puerta y atravesar la cafetería de un conocido hotel en*Santander*enfundada en un*traje de baño que me cubría entera: sólo dejando a la vista mi rostro, mis manos y mis pies.*Me encaminé a la*playa de El Sardinero*con un*burkini*bicolor -rojo y neցro- dejando atrás un rastro de*turistas y viandantes boquiabiertos.*Preguntándose, quizás, si lo que acababan de ver era cierto o producto de su imaginación. Pero era real, estaba a punto de pasearme por las playas de la capital de*Cantabria*luciendo el polémico burkini.
Ya me había enfrentado a la sorpresa ajena en el baño del hotel. Mientras me ajustaba cuidadosamente la capucha para esconder mi cabello, entraron -una tras otra- cuatro mujeres que no pudieron dejar de mirarme de reojo a través del espejo.*Una mayor, que sobrepasaría los 80 años, lanzó sin decoro: "¿No pensarás salir así?", para después soltar una risilla de complicidad o nerviosismo.
Las fiel a la religión del amoras que acostumbran a usarlo no tienen otra opción.*Es eso o meterse al mar y tomar el sol con las ropas de diario. O simplemente no ir a playa o a la piscina.*Como las mujeres de Córcega que se bañaban en burkini*en la cala de Sisco el fin de semana pasado, y motivaron el debate en torno al uso de este traje de baño islámico. Sucedió que, supuestamente,*unos jóvenes del pueblo les tomaron unas fotografías con sus móviles y sus familiares reaccionaron con violencia, desatando un altercado que culminó en la prohibición de burkini en la localidad.
Como ya lo estaba*en otros tres municipios de Francia: Cannes, Villeneuve-Loubet y Le Touquet.*Y ya hay*al menos 10 mujeres que han sido multadas, con 38 euros, en las costas francesas por desobedecer esta prohibición.
¿Ha llegado a las playas españolas la polémica del burkini*que enciende Francia, con hasta el ministro Valls diciendo que no es compatible con los valores de la República? Aquí, donde no hay prohibiciones, qué piensa la gente. ¿Se sentiría incómoda o agresiva, al ver a alguien con burkini a su lado en la arena? Por esas preguntas estoy en la playa, no lejos de donde, allá por*1948, una francesa osó lucir el primer bikini que se vio en España (Ver Crónica nº1082 del 24 de julio). Pero aquello era un grito de libertad. De liberación. ¿Qué es el burkini? Con él me siento incómoda. Pero yo no soy fiel a la religión del amora ni mi entorno me invita a cubrir mi piel dejando sólo a la vista ojos, pies, manos y poco más. Soy periodista...y por un día la mujer del primer burkini que asomó por las playas de Santander. Esto que cuento a continuación fue lo que viví.*Nadie me insultó. Nadie me mentó a Alá. Eso sí, me miraron raro.*Y hasta hubo un señor que me siguió indisimuladamente mientras paseaba por el agua como queriendo orillarme.
Los más pequeños fueron los que menos se percataron de mi presencia.*A excepción de un niño con camiseta de superhéroe que detuvo su paso al cruzarse conmigo. Estático me observó con detenimiento haciendo caso omiso de las llamadas de sus padres. O dos niñas que al verme salir del mar dejaron de comer sus helados y fijaron su vista en el traje escarlata que me cubría entera. A imagen del resto de su familia que con seriedad me dedicaron una ojeada.
Durante las cuatro horas*-de 13:30 a 17:30 horas- que fui la mujer del burkini en el Cantábrico*nunca dejé de sentirme incómoda.No por la prenda en sí, que es confortable al contacto con el cuerpo.*Sino por la reacción que alguien vestida como yo podía generar en otras personas.*Tampoco dejé de sentir miedo: a ser fotografiada a diestra y siniestra. Pero sobre todo a ser insultada o increpada, relegada o rechazada... discriminada.
Poco antes de dos de la tarde bajé por la escalera del tradicional Miramar, con vistas al mar. El termómetro marcaba 27 grados y en el aire flotaba el aroma de las primeras sardinas o bonitos a la plancha que llegaban a las mesas. Me preocupaba que la capucha me quedaba pequeña y debía tener cuidado para no exhibir el cabello. Porque*eso es el burkini: no mostrar.
Me adentré en esa jungla de toallas y parasoles multicolores y sillas con el agua turquesa de fondo que es El Sardinero en pleno verano, con el corazón latiendo acelerado. Cuando encontré un espacio libre extendí mi toalla púrpura y me tumbé al sol. Pocos se percataron de mi presencia. Una adolescente que se bronceaba apenas se dio cuenta de que yo estaba a su lado.
Bicho raro
Allí en la arena, en medio de los bañistas,*me convertí en una intrusa.*Como quien va de vestido largo a una fiesta cuando todas las muchachas lo usan corto. Era la oveja parda en el rebaño blanco.*El bicho raro.*Aunque técnicamente estaba usando un dos piezas como muchas otras, sólo que con bastante más tela: un pantalón tipo pitillo pegado a mi piel, pero flojo a la vez para no marcar mi figura, y un blusón de manga larga con capucha que me llegaba por debajo de las rodillas. "Nuestro traje de baño", explicaba estos días la*creadora del burkini, Aheda Zanetti, a*Le Monde, "es más liviano que un burka y tiene dos piezas como un bikini. Por eso el nombre que inventé para mi producto".
Pero yo*no he vestido un burkini cualquiera. Me he enfundado uno hecho en España, de la marca*Haramlak, idea de dos mujeres -una argentina, otra jovenlandés- afincadas desde hace más de 18 años en la capital de Cantabria. Romina Cusulini (44 años) y Soumia Elouali Hanini (41) llevan ya casi tres años trabajando en el traje de baño islámico. Los suyos son los únicos burkinis que se producen aquí. Los confeccionan con telas italianas en una fábrica de Barcelona. Los comercializan en Europa, aunque su principal destino son los países árabes.
HECHOS EN BARCELONA
HARAMLAK.*Con esa marca, desde Santander, Romina y Soumia producen burkinis de alta gama en España. Los fabrican en Barcelona y venden en Bélgica, Holanda, Francia...y sobre todo en países árabes.
VARIEDADES.*Sus modelos van desde los 85 hasta los 120 euros. Los más costosos incluyen cristales Swarovski o serigrafías. Han distribuido los suficientes para considerarse "rentables".
Romina, diseñadora de modas, trabajaba en el mercado de ropa deportiva. Soumia, fiel a la religión del amora, era una de sus principales clientes.*Se aliaron para crear burkinis que se pueden usar para disfrutar de la playa o practicar deportes.*Similares al que vistió la*jugadora de vóley egipcia Doaa Elghbashyen estosJuegos Olímpicos de Río.*Tienen*varios modelos: con velo, capucha, cofia tipo cocinero o sin nada que les cubra la cabeza. Tienen*otra utilidad*los burkinis, según las diseñadoras: "Recurren a ellos*mujeres con cáncer de piel o con alergia a los rayos UV del sol".
El camino no ha sido fácil.*Romina y Soumia*tuvieron problemas con proveedores e incluso con una modelo que se negó a lucir las piezas*al enterarse que se trataban de burkinis. Esto las ha llevado a emprender una*cruzada a favor de los trajes de baño islámicos.*Pretenden acercar a las mujeres fiel a la religión del amoras a la cultura de occidente y viceversa. "El burkini es higiénico y práctico", espeta Soumia, y añade que es cuestión de "estar cómoda y a la vez tener estilo". Lo dice mientras muestra una imagen de una fiel a la religión del amora metida en el mar con ropa. Para las creadoras de Haramlak, su burkini es un intento de promover la feminidad de las árabes. "Prohibirlo no es avanzar", es su lema.
Pero, ¿qué piensan las activistas, feministas y quienes lo visten a menudo?*Laure Rodríguez Quiroga, miembro de la Red de fiel a la religión del amoras, ha declarado esta semana a EL MUNDO que lo que defienden es la*"libertad para poder decidir".*Mientras que Marisa Solero, directora de la Fundación Mujeres, prefiere que la prenda no se utilice:*"Ese juego que nos traemos de defender como símbolo de libertad en occidente que cada cual vista como desee es insolidario con las miles de mujeres de países fiel a la religión del amores que no pueden decidir". Dice más: "Las administraciones deberían prohibir aquellas prendas que pongan en riesgo físico o social, a las mujeres".
"Tú puedes ponerte lo que quieras donde quieras y disfrutar del sol", me había dicho una comprensiva señora de unos 70 años en la playa.*Era una de las tres únicas mujeres que me dirigieron la palabra ese día. Recuerdo, además, lo que comentaron Romina y Soumia poco antes de enfundarse en el dos piezas islámico. "No tiene nada que ver con quién eres como persona o cómo eres".*Pero yo sí me sentí diferente. Vestida con burkini era otra.*Un*álter ego*con fecha de caducidad.Me preocupaba más qué pensarían de mí las personas que me rodeaban, que disfrutar de la playa.*Mi pudor se esfumó. No pensé ni un instante en los kilos de más en la zona del abdomen, ni en las marcadas estrías de mis piernas. El burkini ocultaba las imperfecciones de mi cuerpo. Vestida así, al menos, no sentí vergüenza.*"Quien usa burkini lo hace porque quiere, porque forma parte de una filosofía de vida.", expone Rodríguez Quiroga. Y acota: "También tiene con ver con el pudor". Para Romina y Soumia lo sucedido con el burkini en Córcega es algo político.*La polémica es "absolutamente artificial", tercia la fundadora de Mujeres en Red, Montserrat Coix.*La feminista cuenta a*Crónica*que incluso el nombre de la prenda, creación de una libanesa con residencia en Australia, "es una frivolidad". Boix, que rechaza todo tipo de vestimenta que sea una imposición, aclara que las normas en cuanto al uso de determinadas prendas no abarca a todos los fiel a la religión del amores, sólo a las comunidades integristas.
Nunca esclava
Tampoco ha faltado la voz de las activistas de Femen, famosas por protestar con los pechos desnudos. La líder del grupo, Inna Shevechenko, llegó a decir en el International Businness Times:*"El burkini es sexista, pero prohibirles a las mujeres que lo usen no es mejor que lo que sucede en una dictadura".
El primer ministro francés,*Manuel Valls, y parte de la sociedad gala,*ve la prenda como "la traducción de un proyecto político de contrasociedad, fundadoprincipalmente*sobre la esclavitud de la mujer".
Por mi parte,*aunque la incomodidad era intensa, nunca me sentí esclava o desvalorizada.*Ni cuando decidí probar el burkini en las olas. Una mujer mayor, con un colorido bikini y un gorro de baño a juego, me alentaba: "Anda, anímate hija, métete entera que te entra el frío". Al salir tenía un*centenar de miradas curiosas e indiscretas*sobre mí. En una suerte de efecto*Vigilantes de la Playa.Como cuando la curvilínea C.J. Parker*[Pamela Anderson]*corría con gracia por la arena dejando a todos boquiabiertos. Sólo que no era el exceso de piel lo que llamaba la atención.
Días después de la experiencia, un anciano en el metro se para junto a un travesti corpulento con pestañas postizas y las piernas rasuradas. Lo observa muy serio. Reconozco esa mirada. La misma que me dedicaron muchos de los bañistas en la playa. Rememoro las*palabras de Hallar Abderrahaman,*activista fiel a la religión del amora, sobre el uso del bañador "algunos me ven y se asustan [...] por desconocimiento".Yo creo que no asusté a nadie. Si acaso los incomodé. ¿O era mi miedo por llevar el burkini de la discordia?
Mi día de playa como "la mujer burkini" | Cronica Home | EL MUNDO
Fue rápido y sin pensarlo, como dirían, sin dolor. Abrir la puerta y atravesar la cafetería de un conocido hotel en*Santander*enfundada en un*traje de baño que me cubría entera: sólo dejando a la vista mi rostro, mis manos y mis pies.*Me encaminé a la*playa de El Sardinero*con un*burkini*bicolor -rojo y neցro- dejando atrás un rastro de*turistas y viandantes boquiabiertos.*Preguntándose, quizás, si lo que acababan de ver era cierto o producto de su imaginación. Pero era real, estaba a punto de pasearme por las playas de la capital de*Cantabria*luciendo el polémico burkini.
Ya me había enfrentado a la sorpresa ajena en el baño del hotel. Mientras me ajustaba cuidadosamente la capucha para esconder mi cabello, entraron -una tras otra- cuatro mujeres que no pudieron dejar de mirarme de reojo a través del espejo.*Una mayor, que sobrepasaría los 80 años, lanzó sin decoro: "¿No pensarás salir así?", para después soltar una risilla de complicidad o nerviosismo.
Las fiel a la religión del amoras que acostumbran a usarlo no tienen otra opción.*Es eso o meterse al mar y tomar el sol con las ropas de diario. O simplemente no ir a playa o a la piscina.*Como las mujeres de Córcega que se bañaban en burkini*en la cala de Sisco el fin de semana pasado, y motivaron el debate en torno al uso de este traje de baño islámico. Sucedió que, supuestamente,*unos jóvenes del pueblo les tomaron unas fotografías con sus móviles y sus familiares reaccionaron con violencia, desatando un altercado que culminó en la prohibición de burkini en la localidad.
Como ya lo estaba*en otros tres municipios de Francia: Cannes, Villeneuve-Loubet y Le Touquet.*Y ya hay*al menos 10 mujeres que han sido multadas, con 38 euros, en las costas francesas por desobedecer esta prohibición.
¿Ha llegado a las playas españolas la polémica del burkini*que enciende Francia, con hasta el ministro Valls diciendo que no es compatible con los valores de la República? Aquí, donde no hay prohibiciones, qué piensa la gente. ¿Se sentiría incómoda o agresiva, al ver a alguien con burkini a su lado en la arena? Por esas preguntas estoy en la playa, no lejos de donde, allá por*1948, una francesa osó lucir el primer bikini que se vio en España (Ver Crónica nº1082 del 24 de julio). Pero aquello era un grito de libertad. De liberación. ¿Qué es el burkini? Con él me siento incómoda. Pero yo no soy fiel a la religión del amora ni mi entorno me invita a cubrir mi piel dejando sólo a la vista ojos, pies, manos y poco más. Soy periodista...y por un día la mujer del primer burkini que asomó por las playas de Santander. Esto que cuento a continuación fue lo que viví.*Nadie me insultó. Nadie me mentó a Alá. Eso sí, me miraron raro.*Y hasta hubo un señor que me siguió indisimuladamente mientras paseaba por el agua como queriendo orillarme.
Los más pequeños fueron los que menos se percataron de mi presencia.*A excepción de un niño con camiseta de superhéroe que detuvo su paso al cruzarse conmigo. Estático me observó con detenimiento haciendo caso omiso de las llamadas de sus padres. O dos niñas que al verme salir del mar dejaron de comer sus helados y fijaron su vista en el traje escarlata que me cubría entera. A imagen del resto de su familia que con seriedad me dedicaron una ojeada.
Durante las cuatro horas*-de 13:30 a 17:30 horas- que fui la mujer del burkini en el Cantábrico*nunca dejé de sentirme incómoda.No por la prenda en sí, que es confortable al contacto con el cuerpo.*Sino por la reacción que alguien vestida como yo podía generar en otras personas.*Tampoco dejé de sentir miedo: a ser fotografiada a diestra y siniestra. Pero sobre todo a ser insultada o increpada, relegada o rechazada... discriminada.
Poco antes de dos de la tarde bajé por la escalera del tradicional Miramar, con vistas al mar. El termómetro marcaba 27 grados y en el aire flotaba el aroma de las primeras sardinas o bonitos a la plancha que llegaban a las mesas. Me preocupaba que la capucha me quedaba pequeña y debía tener cuidado para no exhibir el cabello. Porque*eso es el burkini: no mostrar.
Me adentré en esa jungla de toallas y parasoles multicolores y sillas con el agua turquesa de fondo que es El Sardinero en pleno verano, con el corazón latiendo acelerado. Cuando encontré un espacio libre extendí mi toalla púrpura y me tumbé al sol. Pocos se percataron de mi presencia. Una adolescente que se bronceaba apenas se dio cuenta de que yo estaba a su lado.
Bicho raro
Allí en la arena, en medio de los bañistas,*me convertí en una intrusa.*Como quien va de vestido largo a una fiesta cuando todas las muchachas lo usan corto. Era la oveja parda en el rebaño blanco.*El bicho raro.*Aunque técnicamente estaba usando un dos piezas como muchas otras, sólo que con bastante más tela: un pantalón tipo pitillo pegado a mi piel, pero flojo a la vez para no marcar mi figura, y un blusón de manga larga con capucha que me llegaba por debajo de las rodillas. "Nuestro traje de baño", explicaba estos días la*creadora del burkini, Aheda Zanetti, a*Le Monde, "es más liviano que un burka y tiene dos piezas como un bikini. Por eso el nombre que inventé para mi producto".
Pero yo*no he vestido un burkini cualquiera. Me he enfundado uno hecho en España, de la marca*Haramlak, idea de dos mujeres -una argentina, otra jovenlandés- afincadas desde hace más de 18 años en la capital de Cantabria. Romina Cusulini (44 años) y Soumia Elouali Hanini (41) llevan ya casi tres años trabajando en el traje de baño islámico. Los suyos son los únicos burkinis que se producen aquí. Los confeccionan con telas italianas en una fábrica de Barcelona. Los comercializan en Europa, aunque su principal destino son los países árabes.
HECHOS EN BARCELONA
HARAMLAK.*Con esa marca, desde Santander, Romina y Soumia producen burkinis de alta gama en España. Los fabrican en Barcelona y venden en Bélgica, Holanda, Francia...y sobre todo en países árabes.
VARIEDADES.*Sus modelos van desde los 85 hasta los 120 euros. Los más costosos incluyen cristales Swarovski o serigrafías. Han distribuido los suficientes para considerarse "rentables".
Romina, diseñadora de modas, trabajaba en el mercado de ropa deportiva. Soumia, fiel a la religión del amora, era una de sus principales clientes.*Se aliaron para crear burkinis que se pueden usar para disfrutar de la playa o practicar deportes.*Similares al que vistió la*jugadora de vóley egipcia Doaa Elghbashyen estosJuegos Olímpicos de Río.*Tienen*varios modelos: con velo, capucha, cofia tipo cocinero o sin nada que les cubra la cabeza. Tienen*otra utilidad*los burkinis, según las diseñadoras: "Recurren a ellos*mujeres con cáncer de piel o con alergia a los rayos UV del sol".
El camino no ha sido fácil.*Romina y Soumia*tuvieron problemas con proveedores e incluso con una modelo que se negó a lucir las piezas*al enterarse que se trataban de burkinis. Esto las ha llevado a emprender una*cruzada a favor de los trajes de baño islámicos.*Pretenden acercar a las mujeres fiel a la religión del amoras a la cultura de occidente y viceversa. "El burkini es higiénico y práctico", espeta Soumia, y añade que es cuestión de "estar cómoda y a la vez tener estilo". Lo dice mientras muestra una imagen de una fiel a la religión del amora metida en el mar con ropa. Para las creadoras de Haramlak, su burkini es un intento de promover la feminidad de las árabes. "Prohibirlo no es avanzar", es su lema.
Pero, ¿qué piensan las activistas, feministas y quienes lo visten a menudo?*Laure Rodríguez Quiroga, miembro de la Red de fiel a la religión del amoras, ha declarado esta semana a EL MUNDO que lo que defienden es la*"libertad para poder decidir".*Mientras que Marisa Solero, directora de la Fundación Mujeres, prefiere que la prenda no se utilice:*"Ese juego que nos traemos de defender como símbolo de libertad en occidente que cada cual vista como desee es insolidario con las miles de mujeres de países fiel a la religión del amores que no pueden decidir". Dice más: "Las administraciones deberían prohibir aquellas prendas que pongan en riesgo físico o social, a las mujeres".
"Tú puedes ponerte lo que quieras donde quieras y disfrutar del sol", me había dicho una comprensiva señora de unos 70 años en la playa.*Era una de las tres únicas mujeres que me dirigieron la palabra ese día. Recuerdo, además, lo que comentaron Romina y Soumia poco antes de enfundarse en el dos piezas islámico. "No tiene nada que ver con quién eres como persona o cómo eres".*Pero yo sí me sentí diferente. Vestida con burkini era otra.*Un*álter ego*con fecha de caducidad.Me preocupaba más qué pensarían de mí las personas que me rodeaban, que disfrutar de la playa.*Mi pudor se esfumó. No pensé ni un instante en los kilos de más en la zona del abdomen, ni en las marcadas estrías de mis piernas. El burkini ocultaba las imperfecciones de mi cuerpo. Vestida así, al menos, no sentí vergüenza.*"Quien usa burkini lo hace porque quiere, porque forma parte de una filosofía de vida.", expone Rodríguez Quiroga. Y acota: "También tiene con ver con el pudor". Para Romina y Soumia lo sucedido con el burkini en Córcega es algo político.*La polémica es "absolutamente artificial", tercia la fundadora de Mujeres en Red, Montserrat Coix.*La feminista cuenta a*Crónica*que incluso el nombre de la prenda, creación de una libanesa con residencia en Australia, "es una frivolidad". Boix, que rechaza todo tipo de vestimenta que sea una imposición, aclara que las normas en cuanto al uso de determinadas prendas no abarca a todos los fiel a la religión del amores, sólo a las comunidades integristas.
Nunca esclava
Tampoco ha faltado la voz de las activistas de Femen, famosas por protestar con los pechos desnudos. La líder del grupo, Inna Shevechenko, llegó a decir en el International Businness Times:*"El burkini es sexista, pero prohibirles a las mujeres que lo usen no es mejor que lo que sucede en una dictadura".
El primer ministro francés,*Manuel Valls, y parte de la sociedad gala,*ve la prenda como "la traducción de un proyecto político de contrasociedad, fundadoprincipalmente*sobre la esclavitud de la mujer".
Por mi parte,*aunque la incomodidad era intensa, nunca me sentí esclava o desvalorizada.*Ni cuando decidí probar el burkini en las olas. Una mujer mayor, con un colorido bikini y un gorro de baño a juego, me alentaba: "Anda, anímate hija, métete entera que te entra el frío". Al salir tenía un*centenar de miradas curiosas e indiscretas*sobre mí. En una suerte de efecto*Vigilantes de la Playa.Como cuando la curvilínea C.J. Parker*[Pamela Anderson]*corría con gracia por la arena dejando a todos boquiabiertos. Sólo que no era el exceso de piel lo que llamaba la atención.
Días después de la experiencia, un anciano en el metro se para junto a un travesti corpulento con pestañas postizas y las piernas rasuradas. Lo observa muy serio. Reconozco esa mirada. La misma que me dedicaron muchos de los bañistas en la playa. Rememoro las*palabras de Hallar Abderrahaman,*activista fiel a la religión del amora, sobre el uso del bañador "algunos me ven y se asustan [...] por desconocimiento".Yo creo que no asusté a nadie. Si acaso los incomodé. ¿O era mi miedo por llevar el burkini de la discordia?
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