No es lo mismo crear imperio de tierra, con sus provincias y virreinatos que crear imperio de mar con colonias cuya única razón de ser es su explotación en pos de mantener el estatu quo de la metrópolis.
Más de 50 patrimonios de la humanidad dejó España en Iberoamérica, y unos niveles de infraestructura brutales, en las que núcleos poblacionales en el ojo ciego del mundo tenían su juzgado, ayuntamiento, casa de correos y su iglesia o catedral.
La suma de los patrimonios de la humanidad en los imperios británico y francés combinados suman 0. Sólo hay que ver cómo los franceses, a día de hoy, tienen la Guayana francesa, que es una fruta vergüenza. Es Francia para lo que les apetece y para todo lo demás que se los coma la cosa.