Para anglómanos hispanófobos del foro: La leyenda de color española que ha difundido Hollywood

los latinoamericanos estadounidenses son lo más guarro y hispanofobo que existe. no sabes las cosas que hablan de nosotros y nuestro acento esos yankorros latinoamericanos que ni saben hablar bien español y no sé quién huevones se cree que ha inventado el idioma.
dicen auténticas barbaridades de españa, y la conquista. más que cualquier nigga o yankee.

Y eso lo dice el que ha dicho dos mensajes atras que España deberia ser colonia de Florida.

Queda claro quien es el hispanofobo aqui.
 
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Partiendo del hecho de que la verdad siempre triunfa, a pesar del desasosiego que este dicho causa a quien espera verlo con sus propios ojos, está claro que algunas cosas están cambiando. La mentira triunfa momentáneamente, aunque hay momentos que duran varias vidas y ahí está lo importante de permanecer fiel a un legado, patrimonio y visión de futuro, de patria, de cultura o razón de ser...

Entre hombres, la guerra es infinita y cuando pareciera que las naciones y los estados se ponen de acuerdo para evitar las guerras, ese frenesí guerrero que antes los enfrentó, dedica ahora todo su esfuerzo en combatir al hombre, a cada hombre y mujer que habiendo perdido ya su referencia en una sociedad, cultura y nación, ve cómo ese frenesí guerrero se complace en destruirlo poco a poco, al punto de que llegada la sangre o la peor desgracia, nadie le recordará ni siquiera para tomarlo como un ejemplo de resistencia y menos aún, como un ejemplo de cómo un superestado que sujeta en la "paz" a los estados, culturas y religiones, agota ese frenesí guerrero en cada individuo incapacitado para ayudar y recibir ayuda y que vive dentro de una sociedad incapacitada para ayudar y recibir ayuda salvo en calentones esporádicos que por desgracia se agotan pronto. Esa falta de perspectiva histórica que vuelca a su vez todo su potencial en lo que serán capaces de ver "mis ojos" -que lo demás me importa menos que nada-, incapacita de nuevo a luchar por algo de lo que uno no se beneficiará jamás. Y además, ya no se agasaja a los héroes ni se les rinde un recuerdo de agradecimiento puesto que la cosa política, ese desgarro fundamental que se ceba especialmente en países católicos de habla hispana y en especial en contra de España, ha sido capaz de valorar las acciones del hombre no por su valor intrínseco en cuanto que hombre -con todos sus errores a los que tampoco escapan en tanto que hombres- sino por su significación al respecto de éste o de aquel "relato", que es una especie de "verbo divino" que cada cual quiere creer según su propia fe. Quiere creerlo porque lo necesita. Y lo necesita porque en ese credo -sectario- ha depositado todas sus esperanzas, digamos existenciales, aunque no crea siquiera en la existencia como hecho tras*cendente o esté convencido de que existir es apenas vivir con algún tropiezo en cuestiones "fundamentales" -de fundamentalismos y tal- que ellos no deberían permitirse pero que se permiten como esos grandes pecadores, que no obstante sí creen en la tras*cendencia de la existencia humana.

Detrás de todas estas leyendas y al fin "relatos", están, además de sus elucubradores, nuestros modos de pensar. Nadie cultiva semillas imposibles en terrenos y climas imposibles. Eso solo es posible hacerlo en el virginal espíritu humano desvinculando de toda realidad y entregado a modo de fe salvificante, en idealismos que sueñan sus corazones extraviados. Antes que todo, fue menester labrar nuestras conciencias de manera que todo la ponzoña posterior tuviera el éxito formidable que vemos, y que en sinceridad, alguna vez vimos florecer en nuestro propio jardín.

Ahora es Elvira Roca y algunos otros de la Escuela de Oviedo. Antes que ellos hubo otros y no pocos, pero fuero apenas juncos en una tormenta tropical. Si no tomamos conciencia de que la Verdad es continua y no un simple acomodo pasajero a nuestros anhelos fluctuantes, esa labor tan necesaria quedará como dormida entre unos pocos que sienten que se quitan una espina clavada de su corazón y memoria. Es necesario predicar porque nos va la vida en ello; la vida de una cultura original esparcida por los confines del mundo por un pueblo cuya mayor originalidad fue "creer" firmemente que lo que hacía era importante y necesario. Si otros pueblos necesitan de nuestra humillación para encontrar sus propios méritos, no merecen ser los futuros relatores de la historia de la humanidad.

Ser un patriota español o hispano es de tal responsabilidad, que deja pequeños, casi ridículos, todos los peros con los que el momento de cada momento quiera estorbarlos, apartarlos, vituperarlos... con la vana ilusión de que al fin acaben siendo olvidados para siempre.
 
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