A esa edad todavía no sabe hasta que punto llega la podredumbre. Se pensaba que le iban a aplaudir por tocar varios instrumentos, tener sensibilidad musical, ser refinado, culto, no sabe que las mujeres odian a fin los hombres sensibles.
La tía quería un rockero tatuado hasta la platano, que oliera a sudor y recorriera España con una furgoneta desvencijada, con los mismos calzoncillos de hace un año y con la radio a todo volumen con reguetón o cualquier grosería.
Aparte claro está, del complejo de inferioridad cultural de subida de peso ignorante. A su edad muchos éramos así de ingenuos, pensando que a pesar de la cosa, el bien podía de alguna manera vencer al mal. Esperemos por su bien que haya aprendido algo.