Le he citado el ajo a este buen hombre porque, como granadino, una tostada con ajo frotado, aceite y sal seguro que se la come.
Si resulta fuerte, se puede preparar un jarabe casero con ajo y miel, tal que así:
-- ¡Oño Carrus Magnificus! ¡Que el ajo es muy fuerte y yo soy muy delicado y suave para esas cosas!
-- Hideputa, atiende a lo que te voy a decir...
Remedio para gente con prisa y nulas dotes en la cocina.
Se coge una cebolla cabezuda, se pela, se corta en rodajas y se pone en un plato hondo. A continuación se le echa unas cucharadas de miel por encima de las rodajas de cebolla, se tapa con otro plato o un trapo paco pero limpio y se deja maderar una hora o así. Posteriormente se vuelca el plato un poco y el líquido que se haya acumulado abajo es el
jarabe que ayudará a normalizar la garganta. Cuando no produzca más, se repite el proceso con otra cebolla.
Finalmente, este requiere más pericia y buen hacer:
de un lado se prepara una cocción con varias rodajas de gengibre, hasta completar algo más de un vaso. Una vez hecho, colamos y reservamos, buscando que no pierda mucha temperatura;
por otro lado estrujaremos un par de limones y los echaremos en otro vaso mientras vituperamos contra el papayavirus, los chinos y el ruido de la calle;
en una cazuela española echamos dos cucharadas de sopa de azúcar español y la llevamos al fuego medio tirando para bajo, para que empiece a caramelizar y teniendo cuidado para que no se queme, moviendo con una cuchara de madera española también sin que llegue a burbujear y cuidando para que la mezcla sea homogénea;
cuando observemos que el caramelo pasa del naranja claro al marrón mena, sin cambiar la altura del fuego, echamos inmediatamente el contenido del vaso de los limones estrujados con rabia hispana (2) y de la cocción de gengibre (1) acto seguido. Cuando echéis el limón va a salir vapor, va a hacer ruido y se os va a pegar al fondo de la cacerola, a la cuchara de palo...: es normal y se van a soltar y disolver conforme vayáis moviendo con el gengibre;
una vez mezclados y sin que queden pedazos de caramelo, se puede cortar.
se deja adquirir una temperatura compatible con la vida y procede a verter en un recipiente que permita sujetarlo con dos manos mientras se maldice en castellano antiguo a la clase política, los expertos y cualquier colectivo contrario a un ciudadano de bien que sabe lo que es doblar el lomo para ganarse el sustento. Endulzar con una cucharada de miel; ojo, no de las soperas, sino de las de comer helados Hacendado.
Este brebaje lo llevo usando desde hace no menos de quince años y quita las tonterías de malestares de garganta, amenazas de dolores corporales indicativos de gripe. Yo, mi mujer, hijos, amigos... con buen resultado. Dependiendo de lo cochambrosa que esté la salud de cada uno hará más o menos efecto, pero igual nadie sale; mejor, sí.
El de la cebolla funciona bien, no es tan efectivo y requiere varias tomas. El del azúcar, limón y gengibre es mucho más efectivo.