PROBLANCO
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Tradicionalmente los reyes de España han sido reyes “por la gracia de Dios”. Juan Carlos I es Rey de España por “una gracia de Franco”.
Hagamos Historia y analicemos brevemente el Régimen del “padre frutativo” del corrupto Borbón.
El Generalísimo Franco es Historia de España. Y nada más. Hablemos pues de Historia. El Régimen de Franco fue un régimen autoritario pero nunca totalitario, que aplicó una economía de propiedad privada y libre mercado y con muchas características liberales, de ahí que fuera posible que en la prensa escribieran liberales o ejercieran la docencia universitaria marxistas. En materia económica, las mejores obras sociales y totalmente defendibles de su régimen la llevaron a cabo sus ministros más "azules", más "falangistas". Hablando de Historia cabe recordar que el Alzamiento Nacional se produjo al grito de “¡Viva la República!” (Bando de Las Palmas de Gran Canaria) y contra el Gobierno del Frente Popular (no contra la II República) y que la bandera de los alzados fue la tricolor de la Segunda República Española y su himno nacional el Himno de Riego. La primera vez que ondeó la bandera roja y gualda actual fue en el cuartel de la Falange de Sevilla, el 15 de agosto de 1936, cuando, curiosamente, la Falange de José Antonio nunca utilizó como suya la bandera roja y gualda borbónica, y el 27 de febrero de 1937, por decreto de Franco, se establecerá la ¡Marcha Real! como himno, que no lo es, de España. Bandera e himno que ya implicaba toda una declaración de intenciones del monárquico Jefe del Estado, cuando la lógica de la guerra y del momento histórico indicaba que la bandera debía ser la roja y de color con el yugo y las flechas de Falange Española y el himno nacional su indiscutible “Cara al sol”.
Lo bueno de Franco y su Régimen fue que derrotó militarmente y sin paliativos al Frente Popular y su revolución comunista, salvó a la Iglesia Católica de su destrucción, la cual había sufrido la mayor persecución religiosa de la Historia desde 1931 a 1939 (Iglesia Católica que hoy es una mera institución más al servicio de la globalización, el multiculturalismo y el mestizaje racial, y con sus organizaciones “sociales” tipo Cáritas, quinta columna a favor de la inmi gración en nuestra Patria), mantuvo a España neutral en la Segunda Guerra Mundial (germanófilo hasta bien entrado 1943 y aliadófilo después), acabó con el terrorismo del "maquis" y dejó un país reconciliado, moderno y próspero, potencia mundial en industria, agricultura, ganadería y pesca, con una clase media fuerte que, paradójicamente, haría posible la democracia y el fin de su Régimen. Sin parangón posible, el Régimen de Franco ha sido el único sistema político de la Historia con fecha de caducidad: todo el mundo sabía en su época, partidarios y detractores, que su Régimen desaparecería con la fin del Generalísimo, a pesar de estar total y sólidamente institucionalizado. Ni siquiera aportó un movimiento político o sindicato fuerte en la sociedad española, a diferencia, por ejemplo, del peronismo argentino. Se dirá que existía el mal llamado Movimiento Nacional y la elección (?) de Procuradores en Cortes, cuando realmente la mayoría de la población española vivía de espaldas y desconocía al Movimiento y a sus procuradores. La “revolución pendiente” falangista seguía pendiente en 1975. Decía bien Dionisio Ridruejo Jiménez, “camisa vieja” de la Falange y combatiente de nuestra gloriosa División Azul, poco tiempo después de haber regresado de combatir en la Unión Soviética contra el Comunismo en la 250 División de Infantería de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas Nacionalsocialistas) alemana, algo que define totalmente al Régimen de Franco y expresa muy bien lo que sucedería después, muestra del hastío y la frustración de la mejor juventud española ante el asfixiante conservadurismo clerical que ya se vivía en la sociedad española del momento, afirmando: “Debimos morir con Alemania”. Por cierto, Franco nunca fue a despedir ni a recibir en Madrid a ningún contingente de la División Azul, ni siquiera cuando la Wehrmacht era invencible en Europa.
Lo peor del Régimen de Franco fue que utilizó el espíritu revolucionario y social de la Falange y sus “camisas azules” como comparsa de su actuación política, que dió un excesivo y total protagonismo social a la Iglesia Católica (Nacional-Catolicismo), lo que hizo su Régimen bastante insoportable y antipático, que permitió el establecimiento de bases militares norteamericanas en territorio español y, sobre todo, su obsesivo capricho en dejar su sucesión a un rey, cuando la monarquía era una institución "gloriosamente fenecida" el 14 de abril de 1931. Rey que accedió a la Jefatura del Estado de España como único mérito simplemente porque ¡había jurado lo que no pensaba cumplir! Justo es reconocer que no fue el único. Las Cortes Españolas y sus Procuradores “franquistas” hicieron exactamente lo mismo una vez fallecido “su” Generalísimo, para hacer posible aquel monumento a la villanía y a la podredumbre humana llamado “la tras*ición”. La Guerra de España de 1936 a 1939, a la larga y al final, serviría para instaurar, que no restaurar, la Monarquía, vía Rey de Franco, vía Juan Carlos I, para volver al estado de cosas, empeorado, que la había motivado. Sólo que esta vez sin “camisas azules” de verdad y sin Ejército de África.
No debe olvidarse que Franco fue gentilhombre del rey Alfonso XIII (despachaba con el rey con un pliego de importancia para darle noticia de algún buen suceso militar), que como buen jerarca militar era políticamente conservador y monárquico (el “Estado Español” se definirá como Reino en 1947, una vez derrotado el Eje y con la Falange ya en retirada institucional y los “camisas azules” como mera comparsa “revolucionaria”), que la curería le hizo creerse y se lo creyó que era el hombre enviado por la Providencia para salvar a España y a la Iglesia Católica de su destrucción (lamentable y ridículamente seguiría yendo bajo palio cuando ya ni el propio Papa lo utilizaba, siendo patéticamente cierto que conservaba en “su dormitorio” el brazo derecho incorrupto (?) de la judía conversa Santa Teresa de Jesús), que consideró que España era su cuartel y que los españoles éramos menores de edad para poder saber lo que nos convenía y decidir nuestro futuro. De todas formas, visto en su contexto histórico, Franco no fue ni bueno ni malo, sencillamente fue necesario.
Y, ¿por qué explicar todo lo anterior? Sencillamente porque si hoy existe un rey Borbón en España, no es por derecho dinástico alguno, es llana y sencillamente porque al Caudillo le dio la “real” gana, por el militar “ordeno y mando” y la tropa de españolitos a obedecer, pues no debe olvidarse que el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936 no se hizo para volver a instaurar en España rey alguno, ya que, rey liberal o carlista, todos llevan el maldito apellido Borbón. Tampoco se produjo el Alzamiento Nacional para que ningún General, aprovechando la coyuntura de la guerra, se eternizase en el poder y considerara la “administración” de la Patria cosa suya. Es más, el 18 de julio de 1936, ni en el bando nacional ni en el bando rojo (como les gustaba autodenominarse, hoy “republicanos”), ni se combatió por la Democracia, en la que nadie creía, al igual que en la Europa de la época, ni por Monarquía ni República alguna. Ganase quien ganase, el futuro sería otro. Y así, cinematográficamente hablando, del Alzamiento Nacional de la muy militar y antijudía “A mi la Legión” (1942) pasamos al Movimiento Nacional de la flamenca y turística “Me has hecho perder el juicio” (1973) con el “patriótico” que “Viva España” de Manolo Escobar.
Pero al igual que José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia había entrado en la política para reivindicar la memoria de su padre, el Dictador D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, las fuerzas políticas “nacionales” entraron en política y llevan 39 años así para reivindicar la figura y el Régimen del Generalísimo, de ahí el fracaso y el colapso electoral permanente de tales fuerzas “nacionales”. Puestos a reivindicar, porqué no la Hispania de Octavio Augusto o la España de Felipe II, por ejemplo. Franco y su Régimen, sus banderas y su simbología, deben ser tema meramente para historiadores, no para utilizarlos políticamente en la actualidad (para ello ya existe la Fundación Francisco Franco), pues a diferencia del Fascismo italiano y del Nacionalsocialismo alemán, el mal llamado “Franquismo” nunca constituyó ideología política alguna, de ahí que los Aliados después de 1945 le permitieran subsistir, hasta la extinción natural del propio Franco, en agradecimiento por los “servicios prestados”, pues no en vano el propio ínclito y etílico prócer de la democracia Sir Winston Leonard Spencer Churchill manifestará: “La política del general Franco durante la guerra había sido de sangre fría y completamente egoísta. La gratitud a Hitler y Mussolini no entraron para nada en su cerebro a pesar de la ayuda que les debía… España tenía la llave de todas las empresas navales británicas en el Mediterráneo y ni en nuestras horas más sombrías había usado esa llave en contra nuestra… Podía haber permitido que las tropas de Hitler cruzaran la Península y que sitiaran y capturaran Gibraltar para España…” Decía Franco que Gibraltar caería como una fruta madura y lo único que cayó fue Sidi Ifni (Ifní o Santa Cruz de la Mar Pequeña), la Guinea Española (Guinea Ecuatorial o Territorios Españoles del Golfo de Guinea) y el Sahara (o Sáhara) español y, con su heredero Borbón, la propia España. Decididamente, la intuición no era su fuerte.
Y así llegamos al año 2014, con el campechano Borbón, Juan Carlos I abdicando en su prócer, tan campechano como él, Felipe VI y su “reina”, la no-casada (con su exmarido), hija de sindicalistas rojillos y nieta de taxista, más que de sangre azul de sangre “muy roja”. La “democratización” ha llegado a la Corona. Por cierto, Juan Carlos I, campechano sí, pero desagradecido más, pues que se sepa nunca ha ido a rezar una oración al molesto Valle de los Caídos ante la tumba del hombre que le hizo rey (otra ñoñería “eclesiástica” del Caudillo el querer enterrar gente de izquierdas allí cuando ni ellos ni sus familiares lo aprobaban, olvidando que el perdedor nunca desea reconciliación y es la esperanza en la revancha y en la venganza lo que lo mantiene vivo). Aunque al principio de su reinado no las tuvo todas consigo, Juan Carlos I gracias a la tríada mas nefasta de la historia de España, tan nefasta como él, formada por Adolfo Suárez González, Torcuato Fernández-Miranda Hevia y el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado (curiosa y malévolamente el único superviviente de la matanza frentepopulista el 20 de julio de 1936 durante el asedio y asalto del madrileño Cuartel de la Montaña) y gracias también a la eliminación del Ejército de España tras los “reales” sucesos del lunes 23 de febrero de 1981, convertido ahora en una mera institución militar de “funcionarios de uniforme”, consiguió hacerse con la áureola de “demócrata” que le ha permitido saquear España en beneficio suyo y de su familia y así poder constitucionalmente “vivir como un rey”. Y ahora, el “derecho de bragueta” nos deja como rey a Felipe VI, el niño de los primeros pagapensiones de España, italiano y griega respectivamente, del que se dice que está muy preparado, lo cual es para echarse a temblar, pues menudo “maestro” ha tenido en su real papaíto.
Y así llegaremos al 2015 y sus elecciones. Elecciones en las que los separatistas y la ultraizquierda, con Podemos a la cabeza, arrasarán en mayo en las próximas elecciones municipales y autonómicas y en las posteriores generales en noviembre, pues no hay ni habrá fuerza “nacional” que les pueda hacer frente. Los hechos son los que son y, además, los hechos son tozudos. Y el Borbón y sus servicios de inteligencia lo han visto venir y abdica para facilitar a Felipe VI una tras*ición tranquila a la Corona. Y Podemos arrasará porque hablan claro y de forma contundente y radical sobre los problemas que acucian a los españoles que viven en los barrios obreros. No votarán a Podemos los españoles que, más que sufrir la crisis económica, sufren la crisis financiera con “pérdidas” muy dolorosas en sus productos bancarios. Pobrecitos españoles que viven en el barrio de Salamanca de Madrid, en Pedralbes-Sarriá en Barcelona o en urbanizaciones de “gente bien”, muy monárquicos y constitucionalistas ellos, y que van a misa cada domingo, como buenos católicos, aunque en sus empresas y negocios no tengan escrúpulos a la hora de explotar a españoles en el paro o pagapensiones. Por cierto, algún día habrá que exigir responsabilidades a muchos abogados “patriotas” y antiinmigración que se han embolsado durante años dinero regularizando pagapensiones.
¿Y los “nacionales”? Frente al “si se puede” de Podemos seguirán con el eterno “no podemos conseguir la unidad”. ¿La unidad de qué? Como si la unión de cuatro acondroplásicos hiciera un hombre.
Los nuevos “nacionales”, ahora autodenominados identitarios, seguirán criticando a Manuel Canduela Serrano como culpable del no avance “nacional” y aspirando a concejalías en municipios de segunda o tercera categoría, siguiendo, según ellos, el “método Le Pen” (?) y así, a fines del siglo XXI, poder presentarse a unas elecciones generales en condiciones. Porque después de la pifia ocurrida en el Condado de Barcelona, la financiación a través de grupos similares europeos va a ser que no. Mientras tanto se repartirán algunas bolsas con comida para obtener el éxito, incluso imitando camisetas, del Amanecer Dorado griego. O con medidas económicas muy realistas y muy moderadas, siendo “brillante” la propuesta de parados en las mesas electorales, ¡unas horas cada cuatro años!, frente al radical y socialmente defendible “derecho a una renta básica para todos” o la dación en pago de viviendas impagables que propugna Podemos. Alucinante. Y da igual que la propuesta sea de difícil solución, y da igual que la haga Podemos o el Opus Dei, porque levanta a nuestros compatriotas y les devuelve la ilusión, en una España “Estado social y democrático de Derecho” (?) que garantiza la miseria de las clases populares españolas.
Identitarios, muy tras*versales ellos, que no tienen reparo alguno en hacer minutos de silencio por pagapensiones fallecidos en sus municipios, que han dado avales y recomendado el voto en las últimas elecciones al Parlamento Europeo 2014 a ¡Impulso Social!, que entre otras perlas recomendaba que “hay que tener compasión con los pagapensiones”. Identitarios que se fotografían, por su cuenta y riesgo, con la “jacobina” Marine Le Pen y, después de su pasado franquista-centralista, presumen de defender “las Españas”, entelequia “patriótica” ridícula semejante a la Euskal Herria (Vasconia) o a los Països Catalans (Países Catalanes) de los separatistas vascos y catalanes, respectivamente, y que para poner una bandera española primero deben poner la de la nación autonómica, por aquello de separatistas y separadores. Y encima se utilizan dominios informáticos separatistas. No cabe duda de que son el Frente Nacional francés en versión española.
Y el resto de “nacionales” seguirán con la retahíla de siempre: José Antonio dijo…, con Franco éramos más jóvenes…, Juan Pablo II te quiere todo el mundo…, ésta es la juventud del Papa…
Y mientras, en el mundo real de la sociedad española actual, Podemos y el nuevo Frente Popular seguirán avanzando porque al español que está en el paro o trabajando y viviendo en la pobreza le importa un comino que a Pablo Manuel Iglesias Turrión y su Podemos lo financie Venezuela, Cuba o el Estado Vaticano; porque al español abandonado a su suerte le importa un rábano que Pablo Iglesias hable en una herriko taberna (taberna del pueblo) o desde el púlpito de una iglesia; porque al español desahuciado él y su familia de su vivienda después de pagarla durante años le trae sin cuidado que Podemos esté a favor de la independencia de territorios españoles que de facto ya son independientes; porque las familias españolas con todos sus miembros en paro y sin percibir ayuda alguna vomitarían sobre artículos de exegetas “patriotas”, en periódicos digitales que la gente normal de la calle ni leen ni saben que existen, con el aplauso de los pelotillas del partido, sobre que mucho cuidado con Pablo Iglesias y su Podemos, que es el Comunismo reconvertido tras la caída del Muro de Berlín en 1989.
Y las llamadas fuerzas “nacionales” que ni tienen fuerza ni son necesariamente “nacionales”, pues para ser español parece ser que tienes que ser partidario del “toro de Osborne” y de las corridas de toros, asistir a coronaciones de Vírgenes y defender a Cáritas en su labor eclesial-invasora, gustarte el Rocío y la Legión con el Cristo de la Buena fin o de Mena, ponerte pulseritas con los colores patrios y animarte con “la Roja”, pues bien, seguirán en lo de siempre: que si la “unidad”, que si el aborto (debe preocuparnos que no aborten las españolas y, por extensión, las europeas; que peruanas, gambianas o chinas aborten no es de nuestra incumbencia), que si el uso de preservativos es pecado, que la culpa es de las televisiones que no nos llaman, que cuando Cataluña se separe de España (un poco más) llegará nuestra hora… La verdad que es muy aburrido dedicarles el más mínimo tiempo.
Y en mayo de 2015, volverán las banderas victoriosas y a reír la primavera… del Frente Popular y de la próxima y más que deseable III República Española. Al menos será un cambio en una España podrida y sin vitalidad nacional alguna, en la que Felipe VI muera anciano y tranquilo en la cama.
Eso sí, en las redes sociales, en “Facebook”, miles de “valientes” patriotas, todos con pseudónimos, estarán dispuestos a dar hasta la última gota de su sangre por España y, sobre todo, la de los demás, para que esto no suceda.
*Paulo POYATO CUESTA
Miembro fundador de Democracia Nacional, de su “curriculum” merece destacarse lo siguiente:
-Licenciado en Geografía e Historia.
-Diplomado en Arqueología Hispánica.
-Oficial del Ejército de Tierra RV.