De toda la vida ha habido un ocio nocturno razonable, incluso en los años 50 había espectáculos y locales para ello. Pero no la sarama de la noche de los últimos 35 años, de cuya desaparición me congratulo.
Algunos se han forrado pero para los demás ha sido la demigrancia absoluta (clientes pagando precios abusivos por un ocio de cosa, intoxicaciones, gente demasiado joven accediendo a un submundo al que en ningún otro ámbito accedería, camellos, matones, relaciones públicas y pilinguillas, música de cosa, hábitos de sueño y tóxicos negativos para la salud)...
Y sí, al tal Matanzo le agradecemos que limpiara de cosa e inseguridad las calles, para eso estaba. Sobre los 80 hay demasiado romanticismo.