Subestimáis la bajeza jovenlandesal de los marxistas, siempre empeñados en descender otro peldaño más en la indecencia, para pillar unas monedas.
Desde su creación, los marxistas no han dudado en caer en los más abyecto crímenes, con tal de llenar el buche. Y los más perversoss arrastran a otros a ese fango, infectándoles de sucialismo, y haciéndoles cómplices en ese camino criminal. Pocos escapan; el miedo, la ambición, la codicia o el simple narcisismo, como el del orate felón mantiene al resto en esa olla podrida que es el socialismo.