Se cumple la advertencia que más arriba nos hacía María de la Trinidad respecto de la poca credibilidad que ofrecía el mal al anunciar que desaparecería para siempre de este templo virtual consagrado a la destrucción (derroición), pues su propia inercia le impulsa a perseverar en aquello que es contrario al Bien y pretende silenciarlo y le impide perpetuar otra cosa que no sea lo inerme y lo desahuciado, templo donde los derroidos exponen impúdicamente su proceso de degradación y celebran jocosamente el de los demás, proceso de ida y vuelta en que se haya inmerso este manguta que no es sino uno más de la ya abultada reata de perros rabiosos que ladran irrefrenablemente sin ser conscientes del amo al que sirven y que es el verdadero responsable del tormento diario en el que malviven y suplican atención por los procedimientos más nefandos.
Y es así como el residuo fecal se nos propone ahora como una "filosofía", como un saber grave y circunspecto, como una intelección elevada de lo más bajo y abyecto, en definitiva: como un círculo cuadrado. "Saber" que como todo saber tiene la exigencia de tras*formar la realidad, mas en este caso la tras*formación sirve a los más neցros propósitos, ejercicio de poder explicitado de forma violenta y amenazante sobre los demás para invitarles poco gentilmente a que se asomen a las tinieblas del abismo y a que se precipiten despreocupadamente en él, discurso que se postula como hegemónico para persuadir a los orates mediante una retórica desquiciada a que se atrevan a tras*gredir todos los límites para situarse por encima del Bien y del mal; propuesta tan antigua como la que narra el Génesis donde tras la engañifa del pecado se esconde la promesa del conocimiento destinado a que los necios "sean como Dioses".
Dioses derrengados que se complacen en mostrarse a sí mismos y a las demás creaturas como seres poco apreciables, degradados y aborrecibles para que renieguen y abjuren de su Creador, dioses que necesariamente permanecen esclavizados a la materia, apegados a las servidumbres de la psique humana menos evolucionada y más primitiva que abraza el carácter traseril como afinidad por el hecho fecal, por las heces como producto eliminado del cuerpo que no las necesita para nada, atracción por todo cuanto no es útil y reniega de la vida, como suciedad, inmundicia y podredumbre, dioses cuyo "saber" es el del desecho residual, "filosofía" de la cosa: "filosofía" de la fin con cuya repetida autoinmolación el perro rabioso ofrece la expresión más consumada de la pulsión fatal que le inspira, así que es justo rendirle homenaje cuando hace lo que mejor saber hacer: retorcerse convulsivamente de dolor y salir huyendo (una vez más) ante cualquier expresión en el que la dicha, la esperanza y la Vida manfiestan su imperio sobre la fin.
Cada nueva justificación que del mal se nos ofrece nos permite conocer mejor los detalles de su estrategia, propósito y finalidad, así que bienvenidos sean los episodios esquizofrénicos y autolíticos del
ANTICRYSTO correturno a tiempo parcial y horario discontinuo destinados a crear caos que no confunde a nadie pues cada nuevo simulacro tras*itorio y efímero nos permite elegir nuevas y mejores herramientas para deconstruirlo ordenadamente como corresponde, incluso cuando como en este caso se avergüenza de sus fechorías y se ve obligado a ignorar deliberadamente a su aborrecida y temida Némesis para que Ésta no vea y no tenga constancia de sus múltiples vulnerabilidades, pero vestirse con la capa de invisibilidad de Harry Potter no sirve de nada pues el ojo de Dios lo ve todo y establece soberanamente cuándo han de manifestarse al mundo sus visiones privilegiadas y cómo ha de cumplirse ese atributo divino que tanto humilla al caído: el saber del Bien que se eleva por encima del mal y lo desmiente. Ésa es la única Filosofía llamada a triunfar. Escrito está !
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