En efecto, la voz hace más que la presencia.
Cuando el bebé contacta con este mundo es a través de la voz de su progenitora (y el contacto físico) lo primero que percibe. Y después la voz del padre (autoridad).
Todos sabemos de tiarracos que les traiciona su voz; y al contrario, hombres normaluchos con una voz sonora que incita a escucharlos. Mirad a Sinatra, por ejemplo.