El Lonchafinista
Madmaxista
¡Buenas foreros! Hoy he vivido una experiencia digna de compartir en el amado y eficiente sistema de salud pública. Decidí darme el gustazo de visitar el ambulatorio después de años sin disfrutar de sus encantos.
Llegué con la puntualidad que me caracteriza, aunque parece que la fiesta ya había empezado sin mí. Unas 150-200 personas esperando pacientemente durante 1-2 horas para el emocionante evento de un análisis de sangre. ¡Qué emoción estar rodeado de charos sanitarias y sus coches de alta gama en la entrada del garaje!
Al ingresar al recinto, me encontré con un escenario que podría competir con el mejor de los estudios de cine. Mesas oxidadas y una sala de 20m2 que podría pasar por un club exclusivo por la cantidad de personal que había. Había más trabajadores en ese pequeño espacio que pacientes atendidos. ¡Increíble!
Me armé de paciencia y cogí mi numerito, iluso de mí pensando que eso significaba algo. Pero oh sorpresa, aparece un langosto con más derechos que la Constitución. ¿Prioridad? Sí, para el crustáceo.
De pie, como los grandes, compartí la experiencia con varias personas a mi derecha, que por desgracia no salen en la imagen.
El lugar tiene su encanto, y es que la entrada del garaje es el nuevo epicentro de la alta sociedad médica. Techito por si llueve, ¡todo un lujo! Aunque en Canarias las charos sanitarias ni se inmutan, porque claro, ¿Quién se preocupa por la lluvia cuando vives en el paraíso canario?
LA CHARO GESTION DEL DINERO PUBLICO ESTA CALANDO MUY PROFUNDO.
Llegué con la puntualidad que me caracteriza, aunque parece que la fiesta ya había empezado sin mí. Unas 150-200 personas esperando pacientemente durante 1-2 horas para el emocionante evento de un análisis de sangre. ¡Qué emoción estar rodeado de charos sanitarias y sus coches de alta gama en la entrada del garaje!
Al ingresar al recinto, me encontré con un escenario que podría competir con el mejor de los estudios de cine. Mesas oxidadas y una sala de 20m2 que podría pasar por un club exclusivo por la cantidad de personal que había. Había más trabajadores en ese pequeño espacio que pacientes atendidos. ¡Increíble!
Me armé de paciencia y cogí mi numerito, iluso de mí pensando que eso significaba algo. Pero oh sorpresa, aparece un langosto con más derechos que la Constitución. ¿Prioridad? Sí, para el crustáceo.
De pie, como los grandes, compartí la experiencia con varias personas a mi derecha, que por desgracia no salen en la imagen.
El lugar tiene su encanto, y es que la entrada del garaje es el nuevo epicentro de la alta sociedad médica. Techito por si llueve, ¡todo un lujo! Aunque en Canarias las charos sanitarias ni se inmutan, porque claro, ¿Quién se preocupa por la lluvia cuando vives en el paraíso canario?
LA CHARO GESTION DEL DINERO PUBLICO ESTA CALANDO MUY PROFUNDO.