Sanctis
Madmaxista
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Es más, tengo la teoría, aunque evidentemente no tengo ninguna prueba al respecto, con lo cual es una cuñadez, de que el comportamiento beligerante de las mujeres en occidente no es más que una respuesta instintiva al vacío de poder. Es algo así como cuando un niño de corta edad empieza a "testar" cuánto puede sacar de quicio a sus padres para verificar los límites y la fortaleza de los progenitores. ¿Lo hace a propósito?, no tiene edad mental para ello, es algo que va de serie. Probablemente para fortalecer vínculos, comprobar lealtades y jerarquías en un grupo, etc.
Las mujeres también están reprimidas.
Para que se entienda, ellas sienten el "ayyyys que mono este cachorro de perrito labrador! Me lo comía, ains", de un modo sincero. Lo que no es sincero es que digan, que lo dicen, que les gusta un hombre también "ayys que moooono el perrito".
Y, no. Ellas sienten lo que sienten respecto a los animalitos, pero ellas no esperan de un hombre lo mismo, sino esto:
O como cuando su chico o marido entalla al ladrón que le está robando a ella o al listo que la está molestando, y le mete al ladrón o al listo que la está molestando un abrazo o unas palos que le pone rápido las pilas, y ella reacciona en plan "Javi noooo, noooo, ya está! Valeeeee!", y lo coge y lo para.
Es una reacción cortocircuitil. En el fondo ella está mojando las ropa interior con su Javi defensor, pero es incapaz de mostrar eso, sino lo contrario.
Si Javi se hace el orate porque tiene miedo a entrar, o se pira con ella por patas, o va de conciliador con el malo para que no le pegue, la tía siente el "ufff, aquí me falta el cazamamuts".
El gran error de bastantes hombres es no ver que para conquistar mujeres no hay que escuchar lo que ellas dicen sino ver lo que ellas hacen.
Hombres que escuchan lo que ellas dicen, quiero que me hagan reír, que estén por mi, que sean muy buenos bla bla.
Ellas no son como nosotros. Si nosotros queremos X y esperamos X y nos apetece X lo decimos. No tenemos todo ese entramado contradictorio interior que va golpeándose mutuamente entre el deseo del bueno y el malo, el poeta y el guerrero, el proveedor y el dominante, etc.