Cavaradossi
Ah, si ben mio. Di quella pira!
Muere la actriz Daria Nicolodi, gran musa del cine de terror italiano y progenitora de Asia Argento
PHILIP ENGEL
Barcelona
Viernes, 27 noviembre 2020 - 13:09
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La actriz florentina, que falleció ayer en Roma a los 70 años, inspiró Suspiria, brilló como nunca en Rojo oscuro, y rompió con los estereotipos del rol de la mujer en el giallo.
Daria Nicolodi, en 'Rojo oscuro'
La actriz florentina Daria Nicolodi murió ayer en Roma a los 70 años. La intérprete inspiró Suspiria, brilló como nunca en Rojo oscuro y rompió con los estereotipos del rol de la mujer en el giallo.
El giallo es aquel estilizadísimo cine de terror italiano, que vivió su momento de mayor gloria en la década de los 70, y Daria Nicolodi ocupaba un lugar capital en el género. No sólo por haber sido la inolvidable protagonista de la magistral Rojo oscuro (1975), una de las mejores películas de la historia del cine a secas, dirigida por Dario Argento, que se convirtió en su pareja durante el proceso de casting, sino porque brindó las historias de brujería que quedarían inmortalizadas en las subsiguientes y no menos importantes Suspiria (1977) e Inferno (1980).
Apenas un año después de aquel caldeado casting, nació Asia Argento, que crecería como actriz icónica y abanderada del movimiento MeToo, además de una directora cuando menos interesante, como atestigua Scarlet Diva (2000), en la que progenitora e hija aparecían prácticamente interpretándose a sí mismas.
A juzgar por Incompresa (2014), otra película semiautobiográfica dirigida por Asia Argento, la relación entre Daria y Dario, que nunca se casaron, tuvo que ser turbulenta, como puede esperarse de una pareja de artistas a la italiana, que además sentían una común atracción por la oscuridad. Pero fue fructífera.
En Rojo oscuro, Daria no se limitaba a "acompañar" a David Hemmings en su investigación de un asesinato acontecido en la emblemática Piazza C.L.N., localización turinesa a la que el cineasta italiano saca el mejor de los partidos, sino que se erige como un personaje con personalidad propia: ella es la inolvidable Gianna Brezzi, intrépida periodista, conductora de un pequeño utilitario y resueltamente feminista, que aporta a esta joya, con sintética banda sonora del grupo Goblin, un matiz de deliciosa comedia.
Su carácter independiente rompía con los estereotipos de un género eminentemente misógino, en el que el rol de la mujer solía limitarse a aparecer desnuda antes de ser asesinada por un desconocido con gabardina armado de un largo cuchillo.
Suspiria, que fue recientemente objeto de un curioso y algo excesivo remake de Luca Guadagnino, era una historia con la que su abuela había aterrorizado su infancia, de cuando asistió a una academia de danza en la que las profesoras también practicaba magia de color. Y es de sobras conocido el resultado final: un apabullante delirio estético que ocupa un lugar central en la historia del cine de terror.
Luego vino Inferno, otra historia coescrita por la pareja. Aunque no figura acreditada como guionista, sólo ella tenía las claves secretas de aquellas inquietantes historias de brujería. En efecto, si la película arrancaba al estilo de Suspiria, como un malsano cuento de brujas, luego se convertía en un trip onírico que termina por no desvelar sus misterios, dejando insatisfechos a los amantes de las películas cerradas.
De una manera o de otra, como actriz, colaborando en el guion o ambas cosas, Daria Nicolodi formó parte del motor creativo de todas las películas de Dario Argento entre 1975 y 1987, una etapa espléndida para el director. Además de las ya mencionadas, estuvo en Tenebre (1982), Phenomena (1984) y Opera (1987).
La relación entre ambos se había roto definitivamente en 1985, aunque Nicolodi acabó participando en La progenitora del mal (2007), la película que completa la trilogía de Las Tres Madres emprendida con Suspiria e Inferno. Fue su última película, clausurando una carrera en la que también destaca su absoluto protagonismo en Shock (1977), el canto del cisne de Mario Bava, el padre fundacional del giallo.
Además de colaborar con otros directores de la órbita Argento, como Lamberto Lava o Luigi Cozzi, también tuvo grandes papeles con cineastas más alejados del género, como Ettore Scola en Macarroni (1975), una comedia en la que se codeó con Jack Lemmon y Marcello Mastroianni, o Elio Petri, que le brindó su primer gran papel en El amargo deseo de propiedad (1973), la película en el que quedó definitivamente establecido su sello personal: esa belleza atípica, pero increíblemente seductora, que recitaba sus textos con cierto desapego y distancia irónica, el paradigma mismo de la actriz moderna, independiente y profundamente contemporánea.
Muere la actriz Daria Nicolodi, gran musa del cine de terror italiano y progenitora de Asia Argento
PHILIP ENGEL
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Viernes, 27 noviembre 2020 - 13:09
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La actriz florentina, que falleció ayer en Roma a los 70 años, inspiró Suspiria, brilló como nunca en Rojo oscuro, y rompió con los estereotipos del rol de la mujer en el giallo.
Daria Nicolodi, en 'Rojo oscuro'
La actriz florentina Daria Nicolodi murió ayer en Roma a los 70 años. La intérprete inspiró Suspiria, brilló como nunca en Rojo oscuro y rompió con los estereotipos del rol de la mujer en el giallo.
El giallo es aquel estilizadísimo cine de terror italiano, que vivió su momento de mayor gloria en la década de los 70, y Daria Nicolodi ocupaba un lugar capital en el género. No sólo por haber sido la inolvidable protagonista de la magistral Rojo oscuro (1975), una de las mejores películas de la historia del cine a secas, dirigida por Dario Argento, que se convirtió en su pareja durante el proceso de casting, sino porque brindó las historias de brujería que quedarían inmortalizadas en las subsiguientes y no menos importantes Suspiria (1977) e Inferno (1980).
Apenas un año después de aquel caldeado casting, nació Asia Argento, que crecería como actriz icónica y abanderada del movimiento MeToo, además de una directora cuando menos interesante, como atestigua Scarlet Diva (2000), en la que progenitora e hija aparecían prácticamente interpretándose a sí mismas.
A juzgar por Incompresa (2014), otra película semiautobiográfica dirigida por Asia Argento, la relación entre Daria y Dario, que nunca se casaron, tuvo que ser turbulenta, como puede esperarse de una pareja de artistas a la italiana, que además sentían una común atracción por la oscuridad. Pero fue fructífera.
En Rojo oscuro, Daria no se limitaba a "acompañar" a David Hemmings en su investigación de un asesinato acontecido en la emblemática Piazza C.L.N., localización turinesa a la que el cineasta italiano saca el mejor de los partidos, sino que se erige como un personaje con personalidad propia: ella es la inolvidable Gianna Brezzi, intrépida periodista, conductora de un pequeño utilitario y resueltamente feminista, que aporta a esta joya, con sintética banda sonora del grupo Goblin, un matiz de deliciosa comedia.
Su carácter independiente rompía con los estereotipos de un género eminentemente misógino, en el que el rol de la mujer solía limitarse a aparecer desnuda antes de ser asesinada por un desconocido con gabardina armado de un largo cuchillo.
Suspiria, que fue recientemente objeto de un curioso y algo excesivo remake de Luca Guadagnino, era una historia con la que su abuela había aterrorizado su infancia, de cuando asistió a una academia de danza en la que las profesoras también practicaba magia de color. Y es de sobras conocido el resultado final: un apabullante delirio estético que ocupa un lugar central en la historia del cine de terror.
Luego vino Inferno, otra historia coescrita por la pareja. Aunque no figura acreditada como guionista, sólo ella tenía las claves secretas de aquellas inquietantes historias de brujería. En efecto, si la película arrancaba al estilo de Suspiria, como un malsano cuento de brujas, luego se convertía en un trip onírico que termina por no desvelar sus misterios, dejando insatisfechos a los amantes de las películas cerradas.
De una manera o de otra, como actriz, colaborando en el guion o ambas cosas, Daria Nicolodi formó parte del motor creativo de todas las películas de Dario Argento entre 1975 y 1987, una etapa espléndida para el director. Además de las ya mencionadas, estuvo en Tenebre (1982), Phenomena (1984) y Opera (1987).
La relación entre ambos se había roto definitivamente en 1985, aunque Nicolodi acabó participando en La progenitora del mal (2007), la película que completa la trilogía de Las Tres Madres emprendida con Suspiria e Inferno. Fue su última película, clausurando una carrera en la que también destaca su absoluto protagonismo en Shock (1977), el canto del cisne de Mario Bava, el padre fundacional del giallo.
Además de colaborar con otros directores de la órbita Argento, como Lamberto Lava o Luigi Cozzi, también tuvo grandes papeles con cineastas más alejados del género, como Ettore Scola en Macarroni (1975), una comedia en la que se codeó con Jack Lemmon y Marcello Mastroianni, o Elio Petri, que le brindó su primer gran papel en El amargo deseo de propiedad (1973), la película en el que quedó definitivamente establecido su sello personal: esa belleza atípica, pero increíblemente seductora, que recitaba sus textos con cierto desapego y distancia irónica, el paradigma mismo de la actriz moderna, independiente y profundamente contemporánea.
Muere la actriz Daria Nicolodi, gran musa del cine de terror italiano y progenitora de Asia Argento